![Refugios para los amantes de las letras](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/04/otono-noelia-noticia-kGgF-RT7oxF8eHl1oKykb3aG1QSO-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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En Valencia, hay decenas de clubes de lectura. Casi en cada librería o biblioteca, se organizan este tipo de encuentros para amantes de la literatura. Son los refugios de estos apasionados de las letras, que cada vez son más. Lugares de encuentro, de conversación, sobre una historia concreta. Algo que, en estos tiempos, se asemeja casi revolucionario. ¿Cómo se logra reunir a decenas de personas en torno a un libro? ¿Qué buscan los lectores? ¿De qué hablan? ¿Qué les despierta? ¿Por qué buscan ese oasis literario? Como decíamos, en la ciudad existen diversos y muy variados clubes de lectura.
En muchos casos, obligan a llevar el libro casi al día, para comentarlo en la fecha y la hora indicada. Pero otros son más flexibles, en el que los propios miembros eligen cuándo estar varias horas hablando de determinada novela. Otros tantos se dejan atrapar por el género negro. Otros, repasan los clásicos. Otros tantos, se dejan seducir por las novedades literarias. E, incluso, apuestan por la temática literaria. Son pequeñas reuniones a los que no acuden más de 30 o 40 personas –eso si hay suerte– pero que, no obstante, tienen tirón entre los valencianos, que buscan no sólo engrandecer su afición por los libros, sino también tejer amistades, merendar, compartir nuevos descubrimientos literarios o, simplemente, conversar durante algunas horas.
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Es indiscutible que hay para todos los gustos, edades y condiciones. Aunque muchos de los organizadores de estas citas coinciden en que el público es muy variopinto. Así al menos lo asegura Míriam Bisbal, de la librería La Madriguera. Allí tutela un club de lectura especializado en literatura romántica y fantástica. Dos géneros que, a priori, pueden hacer pensar que quien acude a ellos pertenece a un público más joven. Y es así, pero eso no quita, según la librera, que «los asistentes tengan edades desde los catorce a los 50 años». «Hasta vienen una madre y una hija», relata Bisbal. El funcionamiento es sencillo. Gracias a la aplicación Telegram acuerdan qué libro comentar y ponen la fecha para reunirse una vez al mes. Todo muy democrático. Alternan ambos géneros y, cuenta, se establece una reunión en la que se ayuda a romper barreras. «Como se recomiendan libros, se habla de similitudes, surge la curiosidad y gente que no leía nada de novela fantástica se anima a hacerlo y lo disfruta», añade.
Otro de los clubes de lectura más exitosos de la ciudad es el del Festival Valencia Negra. Coordinado por uno de los responsables del festival, Santiago Álvarez, no engaña a nadie: Allí se va a leer y a comentar novela negra. Desde 2017, se reúnen los penúltimos lunes de cada mes en la librería Gaia, a las 20 horas. También, en el mes que se sucede esta cita literaria, algunos de los escritores que recalan en la capital del Turia se dejan caer por el club de lectura. «Hemos comentado ya más de 70 libros», cuenta el propio Álvarez, quien se encarga de tutelar una reunión en la que hace unos días debatió sobre 'El tiempo de las moscas', de la escritora Claudia Piñeiro, y que próximamente hablará sobre 'Los árboles', de Percival Everett.
En este sentido, para los amantes de los clásicos, en todas sus variantes y en todos sus géneros, existe otro oasis literario en un lugar que, inevitablemente, invita precisamente a ello, a embarcarse en la Historia de la literatura universal. Es la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu, donde desde 2015, Miguel C. Muñoz Feliu coordina el club de lectura de clásicos universales que funciona los jueves a las 18.30 horas. La reunión es, más o menos, cada mes y medio, dependiendo también del ejemplar que toca en cada sesión. Este pasado jueves, fue el turno de 'El Gatopardo', de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, «un clásico donde los haya», cuenta el propio Muñoz Feliu. Pero ya tienen programados los próximos volúmenes que van a ser analizados por estos amantes de la literatura. El siguiente será 'Drácula', de Bram Stocker (la cita del club será el 28 de noviembre) mientras que lectura que le sucederá será 'Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski, ya en enero. En la agenda títulos también como 'Sentido y sensibilidad', 'Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas' o la 'Historia de una escalera' de Buero Vallejo. ¿Quién se desplaza a este encuentro en pleno Monasterio de San Miguel de los Reyes? «El público es muy variado y participativo. Nos ponemos en círculo y hablamos. Vienen desde gente joven a personas ya jubiladas. Los clásicos nunca pasan de moda», asegura el coordinador de este club.
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Noelia Camacho
Algo más distendido y que, después, invita a tomar algo después de la charla, otro club a considerar es el que está situado en el Ubik Café, esa mezcla de bar y espacio cultural situado en el barrio de Ruzafa. Lo organiza Gabriella Soldati y se reúne los primeros martes de cada mes. Eso sí, no son muy madrugadores y la cita es a las 20.30 horas. Hablan de todo tipo de libros, pero la novela es la reina de este club de lectura. Es más, en la sesión de este mismo martes tocaba escrutar la literatura del mismísimo Paul Auster gracias a 'Baumgartner'. «Una vez llegamos a ser 60 personas, pero desde el local nos dijeron que habíamos superado el aforo, así que normalmente somos unos 30», narra Soldati. Insiste en que la novela es el género más demandado por los participantes. «Tenemos un grupo de Telegram de unas 350 personas y ahí decidimos cada trimestre qué libros vamos a leer», señala la coordinadora, quien añade que «a veces, lo importante es hablar, compartir». «Vienen desde estudiantes a jubilados y muchos se quedan después a tomar algo», asevera.
Y un clásico entre los clásicos donde los haya es el club de lectura que el editor valenciano Manuel Borrás celebra en la librería Ramon Llull. Allí, en este oasis literario en mitad de la calle Corona, en pleno barrio del Carmen, un sábado al mes, a las 12 horas, Borrás desgrana los secretos de algunos de los clásicos de su editorial, Pre-Textos. «Elegimos los libros entre nosotros, los libreros y el propio editor. Nadie conoce mejor sus libros que el que los edita. Llevamos unos seis años y el espectro de asistentes es muy amplio», cuenta Almudena Amador, librera de este espacio.
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