![Sergio del Molino: «La democracia es algo raro, frágil y no deberíamos darla por supuesta»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202210/11/media/cortadas/delmolino-RdPtekGtvxB9zugbjvC17WM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Sergio del Molino (Madrid, 1979) acaba de publicar 'Un tal González' (Alfaguara), una novela en la que se detiene en la figura de Felipe ... González para reflexionar sobre la Transición española desde la mirada de quien era un niño en la etapa del felipismo. El autor habla con LAS PROVINCIAS de este libro que defiende como una «aproximación literaria» a un personaje clave en la reciente historia de España.
–¿Con la novela defiende la Transición o a Felipe González?
–Ninguna de las dos cosas. Lo que intento es comprender y dibujar el pasado reciente de España en la medida que afecta al presente para entender el país de hoy. Y entender hasta qué punto el legado de esa generación, encabezada por Felipe González fundamentalmente, ha dibujado las líneas maestras de la España de hoy, que no se entendería sin lo que hicieron esos gobiernos y esa generación política. No es una cuestión apologética. Es una aproximación literaria, y hace lo que hace la literatura, que es intentar acercarse a los sitios problemáticos, los que están en discusión y a los paisajes que son objeto de polémica para lanzar una mirada personal.
–¿Por qué una novela?
–Es bastante normal este tipo de aproximaciones literarias sobre personajes vivos en la tradición francesa y anglosajona. Y una novela porque un ensayo no podría tener esta carga de subjetividad que tiene y no quiero hacer una biografía porque no quiero signar la verdad sobre el personaje, sino una mirada generacional.
–¿Por qué el título 'Un tal González'?
–Tiene que ver con el anonimato que puede tener el apellido González y su condición periférica. Hay una cita en el epígrafe de 'Ricardo III' que dice que «desde que los donnadies se han vuelto caballeros, más de un caballero se ha vuelto un donnadie». Y Felipe González era un donnadie dentro del poder español. Nunca antes una persona tan alejada del poder, tan marginal y representativa del común de los españoles había acaparado tanto poder.
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–Hay en la novela reivindicación de lo que supuso la Transición de quien entonces era muy joven. ¿Es necesario ahora reivindicar ese momento?
–Lo veo necesario porque hay serias amenazas a la democracia, que se ha revelado muy frágil. Hemos vivido unos años de enorme frivolidad en los que hemos dado por dada buena parte de la democracia que se construyó entonces. Una forma de no dar por sentadas las libertades y el régimen en el que vivimos es entender cómo nació y cómo surgió. Hay una parte de la reflexión que nos puede ayudar a valorar lo que podemos perder. La literatura siempre es algo que aspira a ir más allá de cuando se escribe y es una reflexión válida para cualquier momento. La democracia es algo raro, muy frágil y no deberíamos nunca darla por supuesta.
–¿Alguien tosía a Felipe González?
–Muy poca gente. Ejerció el poder de forma muy vehemente y desde muy temprano. Es proverbial la crueldad que desempeñó siempre incluso en los años en los que estaba tomando el partido. Lo que ahora se llama el liderazgo lo ejerció de forma muy vehemente y de una forma que se puede considerar autoritaria y algo paradójica para alguien que es un demócrata convencido. Ejercía el poder de forma tremenda, y esa es una de las críticas más grandes que se le han hecho desde la oposición. De lo que se le acusa es de soberbia y de cesarismo. Tiene una convicción del poder muy fuerte. Hay una frase que se repite a lo largo del libro, que la aprende de Omar Torrijos que es 'si te afliges te aflojas'. Él considera que ejercer el poder implica una posición de fuerza y no te tienen que toser; si estás dispuesto a que te tosan es que no tienes el poder.
–¿Cree que a medida que se vaya leyendo su libro puede haber 'bofetadas' por señalar quién fue el protagonista de la Transición?
–Espero que sea un debate civilizado digno del país libre en el que vivimos. Cada cual tiene una interpretación subjetiva y por eso va firmada por mí. Lo que comparto es una mirada trabajada, muy argumentada, que me ha costado 400 páginas y que aspiro a que sea difícil de rebatir, pero perfectamente rebatible. Yo encantado de que salgan libros potentes también que me lleven la contraria. Eso es síntoma de que tenemos un debate intelectual potente.
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–En el libro se adivina admiración a la figura de González, ¿qué puntos de su periodo de gobierno considera más criticables?
–La admiración, sobre todo es al personaje literario. También al legado que nos ha dejado. Hay una deuda de gratitud que no le hemos rendido convenientemente. La parte más oscura es cómo ejerció el poder en sus últimos gobiernos, en las legislaturas fue víctima de sí mismo en el sentido de que no supo reaccionar y se enrocó en un sentimiento de persecución que le paralizó. Fueron años duros que pesan mucho en su legado esos años oscuros de su última legislatura.
–¿Sus herederos políticos, los dos presidentes del Gobierno del PSOE han respetado el legado de su predecesor?
–Zapatero es continuista, es el que resuelve la enorme crisis que queda cuando González dimite. Continúa el legado socialdemócrata al menos en su primera legislatura. En la segunda le pilló la crisis y la llevó muy mal. Pedro Sánchez se define por su oposición al legado de González y en un momento dado decide romper por lo sano con la tradición felipista y ha convertido el PSOE en otra cosa, al menos en la parte del partido que tiene el poder. Hay muchas corrientes, pero domina la antifelipista. Hay otras felipistas al acecho trabajando para que el PSOE pierda las elecciones.
–¿'Un tal González' llegará a los jóvenes?
–Ojalá. Tradicionalmente tengo lectores más jóvenes de la media. Por lo menos a los de mi generación espero llegar. Para los cuarentones creo que es una mirada generacional que les puede interesar porque compartimos los mismos recuerdos. Los más jóvenes no sé cómo lo van a recibir porque para ellos Felipe González es historia antigua, dependerá del interés que tengan por la historia de España. El interés de mi generación es una mirada en la que se mezcla la nostalgia y la propia biografía. Comparar su mirada con la mía y esa es una lectura muy interesante.
–Y ya que estamos en Valencia, la novela contiene un guiño a Tavernes de la Valldigna.
–Sí, sí, el pueblo donde pasé mi infancia y donde viví de muy niño el referéndum de la OTAN, donde empecé a ver cómo se filtraban los conflictos sociales por eso aparece el colegio Alfandech. Ahí se ve que la política se filtra en la vida de los niños y me interesaba mucho ponerlo porque hoy no sucede. Hoy la política es un espacio adulto que no pasa a los niños. Entonces Felipe González estaba por todas partes, los debates políticos llegaban al recreo de los niños. Es también el abismo generacional que hay en los años que han pasado.
–¿Felipe González ha leído el libro?
–Lo tiene, pero no sé si lo ha leído. Él presume de no leer los libros que le dedican. No sé si es un gesto de coquetería o es verdad. Lo tiene, se lo mandé con una dedicatoria, y ha acusado recibo. Mucha gente de su alrededor, sus hijos y su pareja lo han leído o lo están leyendo.
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