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JJuan Gómez-Jurado se sienta en la silla y parece que está cansado. Seguramente lo esté, son días de promoción extenuantes. Pero cuando empieza a hablar y el cerebro coge carrerilla, le cambia hasta la cara. Su última novela, 'Todo arde', es ya un éxito de ventas.
–El mantra de la novela es «no estoy loca, estoy hasta el coño». ¿Estamos todos un poco así?
–Por lo que me traslada la gente en la calle, creo que mucha gente se pondría una camiseta con este lema.
–Lleva 12 años con este universo, que también incluye 'El paciente', 'Cicatriz' y la trilogía de 'Reina Roja'. ¿Qué tiene que le atrapa tanto?
-Ahora ya serán 14, eso lo escribí en 2020. El gran hándicap del thriller creado en español, durante muchos años, es que tenía un gigantesco peso de la novela negra, que escribían historias muy pegadas a la realidad como manera de reflejar sus inquietudes sociales. En el lado contrario teníamos a las personalidades tan fuertes y tan propias de la literatura anglosajona, que no parecían casar muy bien con el carácter español. Hay algo nativo a este universo 'Reina Roja' que desmonta esas convecciones. Ahora mismo en España se está escribiendo la mejor novela negra de Europa: César Pérez Gellida, Dolores Redondo, Eva García Sáenz de Urturi...
–¿Mejor que la nórdica?
–Sí (rotundo). Con diferencia. Porque además la novela nórdica no ha evolucionado. 'Reina Roja' asume lo que hemos sido, determinadas convenciones de la narrativa de la que procedemos, y asume muchas de las convenciones del thriller anglosajón, que están más cerca de lo que la gente quiere leer.
–¿Por qué todos sus personajes son tan listos?
–Porque es mucho más divertido. Yo le hablo a gente inteligente. Pero Jon y Antonia no juegan al mismo deporte que Aura, Mari Paz y Sere.
–Hay mucha crítica a la 'baja cultura', pero no sé si usted sería el mismo escritor sin, por ejemplo, Marvel.
–Para nada. Pero es que yo crecí leyendo tebeos de superhéroes y a Walter Scott y Julio Verne, que eran considerados bajísima cultura. Como Dickens o Dumas. Me da igual. No sé si trascenderé, pero mi apuesta es que no lo sé y que me da igual. Yo escribo historias para divertir.
–También se dice mucho eso de que si vendes mucho, no escribes bien.
–Me da igual. Yo cuento historias haciéndolo lo mejor que puedo. No soy Almudena Grandes, pero hago lo que hago. Soy un pastelero cojonudo. No hago bogavante, no cocino un carpaccio de atún laminado con precisión absoluta. Yo hago pasteles, pero hago los mejores que hay. Es muy importante que existan libros que enganchen a la gente y animen. No todos los días puedes leer 'Una habitación propia' de Virginia Woolf. Hay días que se te ha muerto el perro y sólo quieres divertirte, y yo escribo novelas tremendamente divertidas.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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