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Mario Vargas Llosa fue un hombre de alta cultura y de conocimientos infinitos. Un escritor ducho en la literatura valenciana. Para muestra un botón: ... el 24 de marzo de 1994 fue elegido académico de la Real Academia Española (RAE) y tomó posesión el 15 de enero de 1996, pronunciando su discurso de ingreso titulado 'Las discretas ficciones de Azorín'. El novelista peruano fue una gran conocedor de la obra del escritor de Monóvar. «Lo leí por primera vez cuando estaba en el último año del Colegio, en la cálida tierra de Piura, y de la mano de su prosa menuda y morosa viajé con él, en los albores del siglo, por los grandes descampados de cielo inmóvil y las aldeas intemporales de Castilla», dijo entonces el autor de 'La fiesta del Chivo'.
Para Vargas Llosa, Azorín es «uno de los más elegantes artesanos de nuestra lengua y el creador de un género en el que se alian la fantasía y la observación, la crónica de viaje y la crítica literaria, el diario íntimo y el reportaje periodístico, para producir, condensada como la luz en una piedra preciosa, una obra de consumada orfebrería artística». Ensalzó de Azorín que hubiera consagrado «buena parte de sus noventa y cuatro años a enriquecer la vida limitada de las gentes comunes con la vida fulgurante de las grandes creaciones literarias del pasado».
Azorín cultivó el teatro, el cuento, el ensayo, la novela y dejó más de cien libros, pero cuatro quintas partes de esa dilatada producción fueron artículos de periódicos. Vargas Llosa también se defendió de forma excelente tanto en la literatura como en el periodismo. Hay puntos en común entre el de Monóvar y el de Lima.
La valencianía de Mario Vargas Llosa tiene diversos tentáculos. Uno de ellos pasa por Alicante, donde fue investido doctor honoris causa en 2008 y fue nombrado presidente de honor de la Fudnación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en 2015. Más tarde, en junio de 2022, el autor de 'Travesuras de la niña mala', fue nombrado Académico de Honor de la Real Academia de Cultura Valenciana. Esta institución ha comunicado sus condolencias públicas tras el fallecimiento del premio Nobel.
Un referente de Vargas Llosa fue Joanot Martorell. El autor peruano participó en los actos del 600 aniversario del nacimiento del escritor medieval valenciano. 'Tirant lo Blanch' fue un libro de cabecera para él y una valiosa influencia para su propia obra literaria.
En junio de 2010, ofreció una conferencia en la biblioteca San Miguel de los Reyes en la que declamó su amor por la novela de caballerías, obra que calificó de «desmedida e inconmensurable». Según reveló, 'Tirant lo Blanch' le ayudó a descubrir «el escritor que quería ser».
En aquel momento apadrinó el portal virtual sobre Martorell y recordó que accedió por primera vez al Tirant en los años cincuenta, cuando era un estudiante universitario en Lima y espoleado por un profesor que despachó en unas pocas frases el temario dedicado a la novela de caballerías por considerarla «vulgar e, incluso, obscena».
El escritor fue a la biblioteca a buscar un libro de ese género y se topó con «el mejor», la edición que Martín de Riquer hizo de la inmortal obra valenciana. Con la lectura del Tirant aprendió que «en el corazón de toda gran novela hay una ambición desmesurada, que es la de competir de igual a igual con el creador de todo lo que existe al reconstruir mediante la palabra y la imaginación un mundo equivalente al real». Otra de las enseñanzas fue que «un escritor vuelca en lo que escribe todo lo que es él, con lo mejor y lo peor, con sus ideas y convicciones pero también con sus fobias y pasiones más íntimas».
'Tirant lo Blanch' se puede considerar una novela «épica, social, erótica y psicológica, con personajes en tres dimensiones» y su autor, un «matón interesado en la sangre» (como podrían hacer pensar los continuos duelos que inició) o un «enamorado del ritual y la ceremonia».
'Tirant lo Blanch', dijo entonces Vargas Llosa, es «un orgullo para Valencia, España, la literatura occidental y la literatura a secas», que destaca la relevancia de poseer «un espíritu ancho y una visión de largo alcance». «Eso es la gran literatura, que nos muestra los denominadores comunes que nos unen en nuestra diversidad por encima de fronteras», concluyó en su discurso en 2010.
En el mundo literario y periodístico son habituales los rifirrafes entre intelecutales. Vargas Llosa no fue la excepción. El autor de 'La Fiesta del Chivo' escribió un artículo que no sentó bien a Manuel Vicent, quien criticó a quienes apoyaban el bombrdeo de la OTAN en Yugoslavia. El primero trató al segundo de «espíritu bestia». El escritor de 'Tranvía a la Malvarrosa' no se quedó callado. En un artículo en 'La Tercera de la Hora', periódico de Santiago de Chile, el novelista valenciano arremetió contra el premio Noble: «Vargas Llosa es el dueño de todas las certezas: cuando estaba en la izquierda era el dueño de la certeza y ahora que está en la derecha neoliberal es el dueño de las certezas. Vargas Llosa siemp`e hace guardia en la mejor garita, siempre protegido por lo que se lleva. Siempre se pone del lado bueno en una polémica. Es el que lleva el portaestandarte del pensamiento».
En el artículo del rotativo chileno se puede leer: «Vicent asocia el autor de 'La Ciudad y los Perros' con »aquellos escritores que hacen novelas y un día a la semana se ponen serios y hacen opinión en diarios serios y hacen opinión en diarios serios, pero se equivocan siempre. Un escritor tiene que ver la vida a través de las metáforas y las imágenes, no dar opiniones como si fuera maestro«». En la citada información, Vicent daba por sellada la polémica.
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