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Sábado, 13 de febrero 2021, 23:53
valencia. Los efectos del lobo ha llegado a las puertas de Madrid y las ganaderías de la sierra de Guadarrama están sufriendo los rigores de su voracidad. Sus titulares advierten que el que está en peligro de extinción no es el lobo sino el ganadero. Zacarías Moreno denunciaba a este periódico que han detectado en su finca de Guadalix varios becerros mordidos y Victoriano del Río tiene numerosas bajas y los mismo ocurre en las fincas linderas.
La ganadería de Alcurrucén, propiedad de los hermanos Lozano, también ha salido a la palestra en las redes sociales para dejar patente un problema que afecta a toda la ganadería en régimen extensivo. «La extensión del veto a la caza del lobo amenaza al mundo rural. El ecosistema es un continuo equilibrio donde existe una cadena alimenticia que cumple un ciclo ordenado, empezando por los productores y terminando por los depredadores y los descomponedores», aseguran en su cuenta de Instagram.
«El lobo es depredador y necesita de otro para regular su especie y no amenazar y terminar con otras. En este caso la biodiversidad de la dehesa brava y española es un ecosistema que está alcanzando una situación de desequilibrio y esto puede ocasionar consecuencias fatales para la flora y la fauna de nuestro hábitat. La labor de los cazadores es fundamental para perpetuar las especies del ecosistema español, para mantener un equilibrio entre los depredadores como en este caso el lobo y para que nuestro trabajo como ganaderos se mantenga constante y sin más ataques. El toro bravo es guardián de la dehesa española, no lo olvidemos». Y hay que defenderle.
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