Una pintura que acaricia como la brisa

Hay pocas obras tan características como este 'Paseo a la orilla del mar', del valenciano Joaquín Sorolla. Diríamos que es icónica y una muestra muy reconocible del estilo del pintor valenciano, que le hizo convertirse en el indiscutible maestro de la luz.

Por ello, no es de extrañar que la responsable de la Galería Shiras, Sara Joudi, lo haya elegido como una pieza indispensable y, para ella, que tiene un amplio conocimiento artístico –su local se dedica, sobre todo, a presentar las propuestas de creadores contemporáneos, muchos de ellos valencianos–, 'Paseo a la orilla del mar' es su pieza seleccionada. «El artista pudo captar con sus pinceladas el instante en el que su mujer Clotilde y su hija María paseaban a orillas de la playa de la Malvarrosa. Poder contemplar esta obra en el Museo Sorolla de Madrid es toda una experiencia ya que, acostumbrados a ver sus fotografías, impresiona ver la obra al natural con su medida de gran formato, por la capacidad de captar los reflejos de la playa en los vestidos y rostros de ambas mujeres», señala la galerista.

Para ella, uno de los puntos claves del cuadro, que como ha mencionado se conserva en la pinacoteca del artista valenciano en la capital de España, «Sorolla decide eliminar el horizonte del agua para dar un mayor protagonismo a los personajes y crear así en el espectador una sensación de poder disfrutar de la brisa del mar».

«Se puede apreciar de cerca las largas pinceladas utilizadas por Sorolla que, casi abstractas expresan una escena marítima y veraniega con la luz del sol levantino», argumenta Sara Joudi.

En los motivos por los que le han llevado a señalar este cuadro como su favorito, este es el principal: «el movimiento de las dos damas junto con su elegancia y su forma de caminar, te llevan como espectador a vivir ese instante que el artista supo captar al realizar la obra».

Según consta en el inventario del Museo Sorolla de Madrid, 'Paseo a la orilla del mar', una de las piezas más reconocibles de Joaquín Sorolla, el pintor de quien este año se celebra el centenario de su fallecimiento, fue «pintado durante el verano de 1909 después de haber cosechado grandes triunfos en Estados Unidos». «'Paseo a la orilla del mar' es sin duda una de las obras más representativas del pintor y de su museo», reivindican en la pinacoteca.

En la descripción de este singular cuadro, el escogido por la galerista de Shiras, se recoge que «el agua y la arena de la orilla, resueltos en largas pinceladas azules, malvas y turquesa, se convierten en un abstracto telón de fondo para las refinadas figuras de su esposa y su hija María», aseveran desde la institución. Resaltan «la sugestión de la brisa en el ondular de los vestidos intensifica la impresión de fugacidad momentánea en la toma, a lo que contribuye también el uso de encuadre eminentemente fotográfico que corta la pamela de Clotilde y deja una franja vacía de arena en la parte inferior».

Este óleo sobre lienzo de más de dos metros es tan singular que, «aunque el escenario es el mismo, el tono es muy diferente al de las otras escenas de playa valencianas, lo que aquí vemos responde plenamente al género iconográfico conocido como el 'paseo elegante', protagonizado por personas acomodadas y bien vestidas que se acercan a la orilla del mar», describen los expertos.

Como defiende Sara Joudi, «esta obra me encanta». «Por la captación de la luz y el movimiento de las dos damas y su elegancia. Todo esto hace que la obra sea muy especial. Invita el espectador a vivir ese instante que pudo captar el artista con sus pinceladas», concluye.

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