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La directora de casting, este miércoles, explicando a los asistentes que no podía hacerle la prueba a todos los aspirantes. IVÁN ARLANDIS

Macrocasting para 700 extras en Valencia: Así me quedé a las puertas de la fama

En primera persona ·

Crónica de cómo no he sido uno de los elegidos para participar en la prueba que busca figurantes en la ciudad para una superproducción futurista y de ciencia ficción que se rodará entre marzo y abril

Noelia Camacho

Valencia

Miércoles, 1 de febrero 2023

Aviso de espoiler: esta es la historia de un fracaso. No seré uno de los 700 extras que una productora busca desde este miércoles en Valencia para una superproducción norteamericana. Muchos, en la grandísima cola de la prueba que esta mañana asustaba a propios ... y extraños por su envergadura, especulaban sobre cuál era el proyecto que quiere a 700 valencianos como figurantes. Los responsables del casting sólo dieron unas pistas: «una serie de ciencia ficción que recrea épocas futuristas» por lo que «necesitaremos una amplia variedad de perfiles de diferentes etnias, edades, looks, tamaños...».

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Pero poco o nada se ha sabido del rodaje que entre marzo y abril colonizará la capital del Turia durante tres semanas. Así que para intentar saber algo más y, sobre todo, buscar una nueva oportunidad laboral -también por la curiosidad de conocer cómo y qué se hace en un macrocasting de estas características- allí que me he plantado yo, la que firma estas líneas, para ver si podía cambiar el periodismo por el 'star system' de Hollywood.

Pero nada más lejos de la realidad. Porque lo mismo que esta humilde redactora han pensado miles de valencianos que, mucho antes de que a las diez de la mañana comenzara el casting, ya se resignaban a una larga espera que, en mi caso, se ha alargado hasta las tres horas. Y todo para que al final no sólo no me cogieran, sino que no me han dado ni la oportunidad de hacerme la prueba.

Vayamos por partes. Cuando la semana pasada se conoció que una productora buscaba entre 500 y 700 extras en Valencia hice lo que muchos de los que esta mañana me han acompañado soportando el frío que hacía en las inmediaciones del Hotel Oceanic: rellenar un formulario en el que, además de mi estatura, mi color de pelo y mis datos profesionales, también aporté dos fotografías en las que se me viera la cara. Pensé que podría encajar en eso que andaban buscando en el anuncio: «Nos interesa encontrar gente joven con peinados modernos, gente atlética para hacer de soldados, personas afroamericanas, latinoamericanas u orientales y contar con diversidad de etnias, así como otros perfiles gente con aspecto rural, personas de mediana edad y ancianos... Es decir, un abanico de perfiles muy variado entre los 18 y los 90 o más años». Después, además de un 'muchas gracias', recibí un número, de cuatro dígitos, que avalaba mi registro en el proceso.

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La gran afluencia de gente ha desbordado las previsiones de los organizadores y la gran mayoría, como yo, se han vuelto a sus casas. IVÁN ARLANDIS

No muy madrugadora, he de reconocerlo, a las 10.07 minutos aparcaba el coche dispuesta a iniciar mi nueva andadura en la pequeña pantalla. La imagen me ha impactado: centenares de personas antes que yo ya guardaban su sitio para acceder a las pruebas. Ahí me he enterado de que se entraba de diez en diez, así que mis cálculos me hacían pensar que en una hora u hora y algo ya habría pasado ante la directora de casting y el equipo. Mientras, se iban sumando más y más personas. Algunas pedían guardar el turno para ir a por un café, otras contaban los 160 euros que recibieron por hace de extras durante tres días en la grabación de la serie 'La Ruta'. Yo estaba atenta para saber, viendo la experiencia de mis compañeros, qué hacer y, sobre todo, cuánto me iban a pagar. La gente seguía llegando y los minutos pasaban. Eran las doce del mediodía cuando ya nos hemos dado cuenta de que, quizás, no entrábamos. Los rumores, entonces, se han disparado.

La directora de casting, Yaël Moreno, como ella mismo se ha presentado, estaba seleccionando a pocos individuos y, al resto, les pedía que se marcharan a casa, que no les quería hacer perder el tiempo. Las habladurías han sido verdad y, cuando ha llegado al sitio en el que ya llevaba casi una hora sin que aquello avanzara, mis temores se han hecho realidad: no he sido elegida. Ni siquiera he tenido la oportunidad de pasar para que me hicieran unas fotos -con lo dispuesta que yo iba a dar lo mejor de mí para arrancar mi carrera en el celuloide-. Yael se ha disculpado, ha señalado a unos cuantas personas -a las que aún les quedaban, al menos, dos horas de cola más para acceder a las pruebas- y nos (me) ha despedido asegurando que, como estábamos inscritos, ya nos llamaría para otro casting e, incluso, para este.

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Aunque lo cierto es que, como bien ha dicho una señora que también llevaba muchas horas aguardando su oportunidad, «están cogiendo a gente alta, de perfiles étnicos...» y yo no entro en esos cánones con mi poco más de metro y medio de estatura. Así que, con la resignación de no haber tenido ni mi minuto de gloria y tras casi tres horas a la intemperie y viendo lo bien preparados que van los ya habituales de este tipo de pruebas -con botellas de agua, víveres y bien abrigados-, me he dado media vuelta y he regresado a la redacción del periódico para escribir esta pequeña crónica y avisar a todos aquellos que mañana jueves o el viernes quieran probar suerte en esta superproducción (sigo sin saber qué se va a grabar y, sobre todo, cuánto me hubieran pagado) que, seguramente, les pase lo mismo que a mí, que se queden a las puertas de la fama.

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