
MANUEL VICENT I ESCRITOR
Manuel Vicent: «Para visitar una exposición de Sorolla hay que llevar bañador y toalla»Secciones
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MANUEL VICENT I ESCRITOR
Manuel Vicent: «Para visitar una exposición de Sorolla hay que llevar bañador y toalla»El novelista valenciano Manuel Vicent se ha sentado ante la obra de su paisano Joaquín Sorolla para contarla, para llenarla de literatura. Él, a quien ... llaman el 'sorolla' de las letras, es el comisario de la muestra 'En el mar de Sorolla con Manuel Vicent' que el martes 18 de abril se inaugura en la Casa Museo del pintor en Madrid. A pocos días de que la propuesta se ponga en manos del público, el autor de 'Contra paraíso' habla con LAS PROVINCIAS de esa apuesta que enmarcada en el año dedicado al universal pintor acercará al espectador medio centenar de lienzos. Los óleos estarán acompañados de textos en los que Vicent vierte las emociones que le sugieren la pintura de la «España clara», que a su juicio conduce a que cualquiera que contemple una obra del valenciano sienta «una felicidad casi inasequible» e incluso imagine «el placer inconmensurable de poderse bañar dentro de uno de sus cuadros». Pintura, mar, literatura, emociones a flor de piel, poesía... Todo en torno al Mediterráneo de Joaquín Sorolla y de Manuel Vicent, el mismo mar.
-¿Es su primera exposición como comisario?
-Sí, es la primera. Realmente es un comisariado un poco raro. Se me ha pedido que escribiera un texto literario que fuera paralelo a la obra de Sorolla, no un texto analítico.
-¿Y qué aporta, qué nos cuenta en ese texto?
-Todas mis experiencias casi paralelas al mundo de Sorolla, tanto en El Cabanyal como en el mar de Jávea. He llegado al conocimiento de la pintura de Sorolla a través de una experiencia vital. Esa sensación del niño que se baña en la playa, el niño desnudo en la orilla del mar, el niño que juega con el balandro, la ofuscación de la arena, el sonido del mar. Todo son vivencias muy personales, como el trasfondo de los cuadros de Sorolla. Es como si dijera que he hecho literatura en el envés del lienzo de Sorolla. Por una parte están los marineros con los bueyes, los niños bañándose, las personas burguesas tomando el sol bajo las sombrillas, todo son experiencias personales y he hecho literatura de esa vivencia, y en paralelo a esa literatura está el cuadro de Sorolla.
-¿Manuel Vicent tiene cuadro favorito del universal pintor?
-Bueno, depende desde que punto de vista. El más emotivo para mí es el de los niños bañándose en las playas de Jávea, los niños jugando en la arena. Ese sol que penetra en la piel mojada en la que se interpone una luz maravillosa, ese niño que hemos sido todos los que hemos sido felices desnudos en la playa. Eso son para mí los cuadros de Sorolla.
-¿En esos retratos de la infancia que nos ofrece el artista, todos podemos vernos reflejados?
-Sorolla todo lo que pinta es gente trabajando, sufriendo. Los marineros sacando las barcas, las pescadoras esperando a los marineros. Dentro de la luz ofuscante del Mediterráneo hay una lucha por la vida. Sólo se permite el lujo del placer con los niños, y también con algunos burgueses en el Cabanyal, donde convivían con los pescadores y se entreveraban esos dos mundos que Blasco Ibáñez describe en 'Flor de mayo'. El Sorolla puro, el del placer y el de la dicha del Mediterráneo son esos niños.
-¿Hay paisaje y también paisanaje en este Mediterráneo que vamos a ver?
-Se ha hecho la selección dentro de los cuadros que posee el propio museo, no los hay que han llegado de otras colecciones. Se han escogido unos cincuenta cuadros.
-¿En su obra qué es lo que más le acerca al pintor?
-Representa la España clara. Unamuno siempre decía que a los valencianos nos pierde la estética. Nos tomaban como gente frívola, casi pagana, como si el placer fuera un baldón y el hecho de disfrutar y agarrarse al asa de la luz que te transporta a la belleza una frivolidad. En ese momento había dos españas, la de Zuloaga: la España negra, triste, de los caballeros puntiagudos, de las manolas, y la de una paleta clara que había dado otra forma de ver España.
-¿Y lo que más le distancia?
-Hubo un momento en el que no se supo interpretar la facilidad prodigiosa que tenía en la mano, se le consideró un pintor muy superficial. Pero por fin se ha reconocido que la luz de Sorolla es matérica. Lo más profundo del ser humano es la piel, la superficie. Entonces valorar esa prodigiosa mano de Sorolla y esa lucha que tiene contra la luz blanca, que en el fondo lleva una tragedia.
-¿Qué ha supuesto para usted esta invitación a comisariar?
-Ha sido una sorpresa para mí maravillosa porque me ha permitido hacer un texto literario libre. Como me dijo el director del museo, Enrique Varela, para analistas del artista ya tengo muchos catedráticos. Me pidió que hiciera un texto literario a mi manera para que fuera una vía paralela al conocimiento del pintor a través de una experiencia personal, que no sólo lo es en mi caso. Cualquiera que vea, analice, o esté ante un cuadro de Sorolla tiene las mismas sensaciones, las de una felicidad casi inasequible.
-¿Qué significa esta muestra en el marco del Año Sorolla?
-Para ir a una exposición de Sorolla y el mar, hay que llevar bañador y toalla. También una cesta con viandas. Al acudir a una muestra de este artista, uno se imagina como placer inconmensurable poderse bañar dentro de uno de sus cuadros.
-¿Con este comisariado ya se confirma que Manuel Vicent es el 'sorolla' de las letras?
-Bueno, ojalá, ojalá.
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