Novela
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Como los mejores futbolistas, María Oruña (Vigo, 1976) ha cambiado de 'club' editorial. Quien fuera firma estelar de Destino (Planeta) lo es ahora de Penguin Random House, grupo con el que publica 'El albatros negro' (Plaza & Janés). Mezcla de 'thriller', misterio, historia, aventura y crímenes, es una intriga de cazatesoros, corsarios y piratas a caballo entre dos siglos, XVIII y XXI.
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Con el marchamo Oruña, sumerge al lector en busca de un enigmático y codiciado tesoro perdido en gélidas aguas atlánticas. El expolio del «olvidado» patrimonio histórico, el papel de la mujer en la ciencia desde la Ilustración o los orígenes de la entomología son los temas de una ficción que homenajea la literatura de aventuras de Defoe, Stevenson o al Verne que llevó el Nautilus a la ría viguesa en 'Veinte mil leguas de viaje submarino'.
«Necesito nuevos retos; de hacer siempre lo mismo se notaría que me aburro», dice risueña en la popa del moderno catamarán con el que Oruña surca la Ría de Vigo, entre las islas Cíes y Rande, con un grupo de periodistas. Es uno de los escenario para su historia de batallas, naufragios y la búsqueda de un formidable tesoro que, para su propia sorpresa, ha ambientado en el entorno de su ciudad natal.
«No quería tocar Vigo, mi guarida. Pero necesitaba un tesoro real, un 'leitmotiv' vinculado a lo náutico y a la flota de Indias. Lo busqué por todo el planeta, buceé en archivos –Simancas, de Indias, Tui,...– sin saber que Vigo me lo ofrecería», dice bajo el imponente puente de Rande y ante la isla de San Simón. Son aguas repletas de pecios de galeones de la batalla naval que en 1702 enfrentó a las coaliciones angloneerlandesas y francoespañola en la Guerra de Sucesión que entronizó a Felipe V, el primer Borbón.
El asesinato en una cabaña de la playa de A Calzoa de Lucía Pascual, una anciana historiadora naval dueña de secretos de un tesoro legendario, se conecta con la peripecia de Miranda de Quiroga, una joven entomóloga que vivió en la misma zona en el siglo XVIII. La muerte de la historiadora dispara una intriga con criminales de hoy y de ayer, con piratas, corsarios y cazatesoros al límite de la legalidad.
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«Los piratas de hoy están en las costa africanas, filipinas o yemeníes; matan y saben que sin cuerpos no hay pistas», señala Oruña. «Los cazatesoros son soñadores que buscan el botín y rescatan parte de la historia, lo que no quiere decir que justifique sus métodos», añade.
¿Y su codicia? «Estamos hechos de codicia y ambición, y quien diga lo contrario miente. Pero se amalgaman con nobles sentimientos en esa mezcla de lo bueno y lo malo que nos define», apunta Oruña. «Si cambio codicia por ambición, aparece la connotación positiva» agrega la autora que, tirando de tópico, dice haber escrito su novela «más ambiciosa». «Los soñadores debían ser quienes mueven el mundo, pero lo hacen el del dinero y el poder. El dinero que coloca en el poder a la gente que no debería mover los hilos del mundo. Sólo hay que ver la situación política actual», lamenta.
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En diez años de carrera Oruña ha pasado de la nada al todo, de ser una desconocida a una apreciada dama del crimen y el misterio y sumar más de un millón de lectores. «Ellos son mi verdadero tesoro. Soy hija del boca-oreja», dice agradecida «a la marea que me cambió la vida».
«No he cambiado de editorial por dinero; ha sido por proyecto, para abrir nuevos cauces en mi carrera», dice Oruña sobre su cambio de un gigante editorial a otro «que apuesta por otro tipo de publicación y facilita el acceso a Latinoamérica». «Se suele olvidar que los autores no tenemos exclusividad, que podemos llevar nuestra carrera por donde queramos y publicar en varios sellos sin problema», señala. «Está bien cambiar, probar y seguir pedaleando. Hay que pensar en grande para conseguir cosas grandes. Ser consecuente y saber que cuanto más fuerte apuestes mayor puede ser el batacazo» agrega.
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«Me hace gracia que se diga que un 'bestseller' es malo por definición, que todos son basura. Eso es llamar tontos y negar el criterio a millones los lectores. Hay falsos intelectuales que creen saber qué es lo adecuado y lo correcto, lo que hay que leer, y que lo demás es morralla. Casi siempre el que más habla es quien menos sabe, quien menos ha leído y el menos culto», asegura Oruña.
«Da igual lo que te rodee; si el libro no se sostiene por sí mismo, en dos meses estás fuera de todas las librerías. El verdadero éxito es perdurar, que se reimpriman tus libros anteriores», dice. «Olvidémonos de los fuegos artificiales. No quiero ser populista, pero la generosidad de la gente me alucina. Que alguien se gastara quince o veinte euros en comprar una historia escrita por mí, que empecé de la nada,y siga ahora es fascinante» se ufana.
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Sus entregados lectores deben despedirse «quizá para siempre» de la teniente Valentina Redondo, la guardia civil protagonista de sus novelas de 'Puerto Escondido' ambientadas en Cantabria. «Hacer siempre lo mismo da sensación de estancamiento por muy bien que lo hagas. Seis títulos de Valentina bastan. Podría escribir otro pero no lo contemplo. No creo que pueda ser una serie infinita».
Ahora da la alternativa a Pietro Rivas, un subinspector recién llegado a Vigo y que deberá investigar una sucesión de asesinatos junto con Nagore Freire, una extravagante inspectora de Patrimonio. Descubrirán que las clave para resolver los crímenes reside en la historia del Albatros negro. En cómo en el año 1700, en la antigua villa amurallada de Vigo, una joven entomóloga, junto a un extraño hidalgo y a un corsario fraile cambiaron el curso de la historia.
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Exabogada de un bufete internacional, Oruña no tiene ninguna nostalgia de la abogacía. «Ahora soy mucho más feliz. Era buena en mi trabajo, pero lo que hacía era prescindible. No me parecía que mejorarse el mundo», afirma. Dejó la abogacía, tuvo un hijo, y con él en el regazo escribió sus primeras novelas. «Un libro tampoco cambiar la vida de nadie pero puede acompañarle, entretenerle y hacerle soñar. Parece cursi, pero es alucinante» dice. «Nunca soñé con ser escritora; me parecía cosa de gente mucho más inteligente y más grande que yo. Peo hoy sé que sí vale la pena lo que hago. Acompañarnos unos a otros me sirve de catarsis», admite.
Oruña vendió a Eneo los derechos de la saga de 'Puerto Escondido' pero está por ver si habrá serie o película «Muchas veces estos proyectos terminan en nada. Me gustaría que se hiciera, pero no me quita el sueño», concluye.
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Atractivo y llamativo yes el personaje de Miranda de Quiroga, un trasunto de Maria Sibylla Merian, una de las primeras entomólogas de la historia. «No quería hacer un personaje anacrónico y ridículo, porque si haces una Lara Croft estás haciendo el tonto», precisa su creadora. La verdadera Miranda era alemana. Llegó en 1699 a Surinam para investigar bichos e insectos «vivos, y no muertos, como era entonces costumbre, lo que le permitió ver la metamorfosis, que era algo que en aquella época se negaba. Su determinación era increíble. Los insectos eran entonces seres de averno. Ahorró dando clases y logró imprimir sus libros con una calidad excepcional».
No es el único personaje inspirado en seres reales. Con nombres ficticios Oruña también ha revivido al capitán general de la Flota de Indias Pedro Menéndez Avilés y a Pedro Fernández de Bobadilla, «un monje corsario que fue hijo de Beatriz de Bobadilla, la principal asistente de Isabel la Católica».
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