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Contesta al otro lado del teléfono asegurando que tiene todo el tiempo del mundo. Y así es, porque en cada frase de Roberto Enríquez, ... el escritor, guionista y colaborador de programas como 'Late Motiv' que se esconde tras el nombre de Bob Pop, suelta un titular. Saboreando aún las buenas críticas que ha recibido su serie 'Maricón perdido', el autor recala hoy en Valencia para presentar la reedición de su novela 'Mansos', publicada en 2010 y en la que ya se avistaban ideas que aparecen en su reciente proyecto audiovisual. Será en la librería Bangarang a las 18.30 horas junto a la periodista Mariola Cubells. Pero hasta que llegue su encuentro con los lectores, Bob Pop opina de todo y sin tapujos.
-No se me ocurre un momento mejor para reflexionar con Bob Pop después de lo que ha ocurrido estos días por el asesinato del joven Samuel... ¿Cómo lo ha vivido?
-Es un horror. Lo he vivido con una mezcla de desazón y una tristeza enorme. Pero a la vez he pensado que es una paradoja. Con 'Maricón perdido' pensé que estaba haciendo una serie histórica, al estilo de 'Isabel'. Pero es triste ver que es muy actual. Nos están agrediendo y matando por quienes somos y por lo que ellos creen que somos. Eso es lo que manda en su odio, sus prejuicios sobre nosotros.
-¿Es 'Maricón perdido' una serie necesaria?
-Ojalá no lo fuera. Eso significaría que estaríamos viviendo en otra realidad y que se entendería como una distopía. Pero te das cuenta de cuánta falta hace. Hay que predicar para los convencidos, porque no sé si estos mensajes llegan a los agresores. Pero al menos que lleguen a quienes recibimos las agresiones para estar unidos, para que no nos hagan invisibles otra vez y nos devuelvan a los armarios.
-La reedición de 'Mansos', una novela también con tintes autobiográficos, ¿le ha permitido reconciliarse consigo mismo?
-Ha sido muy bonito reencontrarme después de estos diez años. Me sigo reconociendo en sus páginas. Veo la rabia que hay en ellas pero también cómo es una reflexión de cómo nos pensamos, cómo nos contamos nuestras historias. Cuando suceden agresiones o crímenes, me doy cuenta de que tenemos una voz propia que nos permite contar lo que nos pasa. Porque cuando nos agreden y nos matan, como decía un lema de la manifestación del lunes, sí importa lo que nos llaman.
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-Es indiscutible que Bob Pop tiene su propia voz...
-Eso es muy importante. El libro habla de un personaje que ha tardado mucho tiempo en tenerla por miedo a que se le notara la pluma, pero ha tenido que fingir mucho hasta tener una voz propia. En mi caso, es algo que me genera una posición de privilegio porque me gustaría usarla para que otras, otros y otres sepan que su voz es igual de válida igual que lo son sus vivencias. Y la ficción me ha permitido abrir esa posibilidad. No somos voces únicas. Somos diversos.
-¿Siente pudor al desnudarse literariamente?
-No, mi único pudor es hacer mala literatura. Eso sí que me daría mucha vergüenza. El pudor tiene que desaparecer, es un obstáculo. Yo soy muy impúdico en todas mis manifestaciones, me divierte y, además, pone en evidencia al que tiene prejuicios.
-¿Defiende que lo personal es político?
-Por supuesto. Yo pongo el cuerpo, el cuerpo desnudo para recibir los golpes. Para defenderme estoy ahí. Tenemos la obligación de mostrarnos. El miedo es legítimo, pero no podemos darles la victoria si nos ven amedrentados.
-En su obra hay una clara búsqueda de la identidad. ¿Ha encontrado la suya?
-Sí. Está compuesta por mucha de la gente que me rodea, por todo el amor y atención que recibo. Una escucha que nunca había soñado. Lo que sí tengo claro es que no estamos solos. Y es algo muy importante porque esa identidad tiene que ver con el mundo que construimos entre todos. Ojalá volviéramos a la utopía. Huyamos de planteamientos conformista.
-¿Piensa que 'Maricón perdido' debería verse en los institutos?
-Me encantaría pero tal y como están las cosas, también me horrorizaría. Es una serie llena de amor que no quisiera que se empañara con ponzoña. No me apetece que la vean si me van a acusa de adoctrinar.
-¿Qué piensa cuando se rodea de personas como Almodóvar, Buenafuente, Berto Romero...?
-Si soy sincero, no sé muy bien cómo ha pasado. Esa escena en la que estoy con Pedro, con Andreu... es la única de la serie que no es ficción. Me parecía un juego de espejos, una realidad fantasiosa.
-También ha sido muy claro en mostrar su enfermedad (Bob Pop padece esclerosis múltiple). ¿Le limita a la hora de enfrentarse a otros proyectos? ¿En qué trabaja ahora?
-Me limita pero yo me resisto. Escribo con la mano izquierda una nueva novela. También otro proyecto audiovisual, no sé si habrá segunda temporada de 'Maricón perdido'... Yo sigo haciendo cosas en la ficción. He descubierto que es un espacio muy libre y divertido, menos solitario. En el ámbito audiovisual te rodea mucha gente, hay más filtros.
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