Hablar de Rafael Solaz, escritor, bibliófilo, coleccionista y, en suma, una persona ávida de descubrir, no tiene límites pero la Universitat de València inaugura mañana ( ... 19 horas, Centre Cultural La Nau) dos más que interesantes exposiciones basadas en piezas que ha atesorado durante décadas. Una muestra se titula 'Dins i fora. Paraules preses a la València de postguerra' sobre presos y cárceles valencianas, que cuenta con el comisariado de Mélanie Ibáñez y Toni Morant, junto con el documentalista Albert Pitarch y la artista Mar Juan. La otra, la que motiva la primera conversación de LAS PROVINCIAS con el autor, tiene el nombre de 'La cultura sicalíptica durante l'Edat de Plata valenciana', una deliciosa selección de todo tipo de objetos de la colección erótica de Solaz. Libros, revistas, folletos, incluso algún autómata que estuvieron en circulación desde principios del siglo XX hasta la Guerra Civil.
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El coleccionista publicó en 2004 'La Valencia prohibida', un libro que habla de estas piezas y donde tuvo buena parte de la «culpa» el cineasta valenciano Luis García Berlanga, fallecido en 2010. «Me hizo ver la importancia que tenían las obras eróticas, que todas estas publicaciones estaban maltratadas. Incrementé mi colección a partir de entonces. Él me decía que en Valencia había habido mucho tomate y era necesario contarlo».
El libro tuvo mucho éxito y se agotó enseguida. Años después, recuerda, un profesor de la Universitat de València, Javier Martínez Fernández, le pidió permiso para hacer una tesis doctoral sobre esta colección, donde consiguió la máxima nota e incluía la exposición que se inaugura mañana. De los 15.000 libros que componen la biblioteca de Solaz, el apartado de la colección erótica lo denomina «l'infern», en clara referencia socarrona a como denominan el resto de bibliófilos y algunas bibliotecas públicas, sobre todo las francesas, a las estanterías donde duermen los libros eróticos prohibidos.
De las 800 piezas, el público podrá ver una selección de un par de cientos, estima Solaz. Valencia, junto con Madrid y Barcelona, eran las ciudades donde más material de este tipo circulaba y los nombres que sobresalían sin duda en la capital del Turia eran los de Vicente Carceller y Rodrigo Pertegás, nombres que repite continuamente. «Soy un enamorado de Carceller, hubo una época en la que 'La traca' fue totalmente erótica y me precio de ser uno de sus mayores coleccionistas», asegura.
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Así, señala dos piezas importantes aparte de las publicaciones, como es un autómata, quizás único en Europa de una «situación de una pareja en la cama», datado en 1930. También un cuadro original de Pertegás, con una barraca al fondo y una mujer semidesnuda en primer término. Las publicaciones eran de libre circulación pero también se vendían en la calle, de manera disimulada». ¿Cuáles son las piezas más preciadas? Las que tenían la marca de la censura, sin duda porque son rarezas, aunque la que más le gusta a Solaz es 'El virgo de Visanteta' de Bernat y Baldoví. Un clásico.
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