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RAFA MARÍ
Viernes, 24 de marzo 2023, 00:37
Tal vez algún lector pueda objetar: 'Apenas quedan videoclubs en esta tercera década del siglo XXI; ser el mejor del mundo entre una nómina tan menguada no tiene excesivo mérito'. Este cronista replicaría ante esa imaginaria objeción: 'Stromboli es el mejor, el más culto y apasionado videoclub del mundo no solo ahora, sino desde que se fundó el 16 de agosto de 2004, en la calle Los Centelles de Valencia, muy cerca del Mercado de Ruzafa'. Daniel Gascó, crítico de cine, organizador de excelentes ciclos y director y propietario de Stromboli, rememora aquella mañana: «Sonaba el álbum 'One Bedroom, de Sea and Cake, cuando entraron los primeros clientes en el videoclub: Juan y su embarazadísima pareja, Ester». Han transcurridos 18 años y Ana, la hija de Juan y Ester «y el fruto más hermoso de aquel día, es ahora una joven más alta que yo, con la que suelo cruzarme por Ruzafa».
Los objetivos de Stromboli fueron exigentes desde el principio. «Tanto yo como Muma, mi hermana, quisimos salir del círculo de la hostelería y compartir la pasión que tenemos por el cine», afirma Daniel, 'Dani' para sus amigos. «Mi capacidad de transmitir entusiasmo combinó durante muchos años con la habilidad burocrática y organizativa de Muma. Logramos sentirnos muy vivos y en un papel que nos identificaba plenamente», añade. Los objetivos se han cumplido. «En mi caso, sí. He logrado dedicarme a lo que más amo. Continuamente me contratan para pensar, escribir y programar cine. Sólo falta concebirlo; ése es el paso siguiente que debería dar».
Le pido a Dani que me sugiera una buena propuesta cinéfila para el próximo fin de semana de 'mi butaca'. Necesito uno de esos descubrimientos que se agradecen toda la vida. He aquí el programa que me sugiere: «Dos propuestas muy íntimas: 'Antares' (2004) de Götz Spielmann, película que retrata con detalle una noche en vela sostenida por una pasión, y 'La sal de las lágrimas' (2020) de Philippe Garrel, que esculpe en un bellísimo blanco y negro oficios artesanos que desaparecen».
¿Y si le pidiese películas del buen cine italiano de los años 40 (pienso en directores como Zampa, Soldati, Rossellini, Vittorio de Sica...), podría atender Dani mi petición? «Podría colmarla», me responde. «Es más, añadiría títulos anteriores y posteriores al neorrealismo, cineastas como Mauro Bolognini, Luciano Emmer o Vittorio de Seta». También tiene comedias absurdas de Totò «y obras maestras ocultas, como 'La senda de la esperanza' (1953) de Dino Risi o 'Il delitto de Giovanni Episcopo', (1947) de Alberto Lattuada».
¿Cuántas películas del gran director alemán Douglas Sirk (1897-1987) hay en Stromboli? «Entre melodramas, westerns, comedias y cine negro, reúno exactamente 19. Todas las de su etapa americana». La revista mensual 'Dirigido por...' publica en sus dos últimos números un dossier en el que se analiza la carrera de Sirk, culminada con uno de los más arrebatados melodramas de la historia del cine ('Imitación a la vida', 1959).
En Stromboli hay también títulos del buen cine francés anterior a la 'nouvelle vague': «La película que más veces he visto -unas 50 veces- es francesa y anterior a la 'nueva ola': 'A propos de Nice' (1929) de Jean Vigo, probablemente el primer director cinéfilo de la historia. Habría que sumar las primeras obras de Renoir, Gremillon, Carné, Clair, Cocteau y una preciosa muestra de ese cine de calidad -¡no lo olvidemos!- que criticó duramente Truffaut: 'Occupe-toi d'Amelie!' (1949) de Claude Autant-Lara».
En Stromboli hay verdaderos tesoros para las amplias minorías culturales que no se conforman con chucherías protagonizadas por superhéroes del momento.
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