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El valenciano Miguel Falomir, director del Museo del Prado, visitó ayer la capital del Turia, donde pronunció una conferencia en el Museo de Bellas Artes ... San Pío V. Su intervención versó sobre cómo se está cambiando la colección permanente de la pinacoteca nacional. Falomir habló con LAS PROVINCIAS de otras cuestiones, de algunas que afectan al San Pío V, donde echa en falta más personal como conservadores y restauradores. Se refirió a la pinacoteca como la que «probablemente no sólo sea el museo del arte valenciano, también el de historia de Valencia».
–¿El Museo de Bellas Artes necesita ya ese nuevo diseño museográfico que llevamos tanto tiempo esperando?
–Bueno, he estado recorriendo las salas con el director y viendo las novedades que está haciendo y las que quiere hacer. El director es plenamente consciente de ello.
–¿Por parte de la dirección general de Patrimonio de la Generalitat, tendría que prestarse más atención a este museo?
–No me gusta meterme en situaciones que no son las mías. Pero siempre me ha parecido que es un museo que debería estar mejor dotado. Me han hablado de la escasez de personal en plantilla. Habida cuenta de la calidad y envergadura de la colección, no hay una correlación en cuanto a los medios humanos. Un museo que no tenga restauradores y conservadores en plantilla con una colección como esta, con fondos extraordinarios.
–¿Qué aporta el San Pío V a Valencia?
–Durante mucho tiempo ha sido el museo. Ahora hay otros. De alguna manera es el que mejor cuenta lo que ha sido Valencia, una de las grandes potencias pictóricas dentro de España. Esa coherencia en muchos sentidos de la pintura valenciana y la continuidad. que no se encuentra en ningún otro sitio el lugar para verlo es el Museo de Bellas Artes. En la medida en que esa pintura refleja los avatares de la sociedad, probablemente no sólo sea el museo del arte valenciano, también el de historia de Valencia. Ningún otro museo lo suple.
–¿Entre las líneas de actuación de la dirección general y en colaboración con el Ministerio debería ser acercar el museo a las nuevas generaciones?
–Es una obligación que tienen todos los museos del mundo. El que no lo haga estará condenado a la irrelevancia. Es importante, por desgracia la enseñanza del arte y las disciplinas artísticas cada vez ocupan menos espacio en el currículum académico de los estudiantes de secundaria y los museos tienen que paliar esto con departamentos de educación más potentes. Hay indicios que permiten ser optimistas. El Prado desde que comenzó la pandemia, por primera vez, el segmento de público mayoritario es de 18 a 24 años. Al principio era lógico, la gente de más edad se quedaba en casa, pero cuando han retornado sigue siendo el segmento de 18 a 24 años el mayoritario.
–Volviendo al Bellas Artes, tampoco hay librería, ni cafetería. Tal vez sea secundario en un museo, pero suma, ¿no?
–Cada vez más, el visitante pide unas comodidades cuando accede a un museo. Si tienes una librería y una cafetería tanto mejor, aparte de que suelen ser modestas fuentes de ingresos.
–¿A museos como El Prado y el Bellas Artes, qué futuro les aguarda ante una cultura cada vez más alejada de las humanidades?
–Los museos han vivido su momento álgido. Algunos museos se han transformado, se han convertido en las nuevas catedrales. Los edificios más fastuosos han sido las ampliaciones de museos, han multiplicado sus usuarios, se ha disparado el número de museos. La gente visita museos por distintas razones. Hay algunos que se han convertido en irrenunciables en el pasaporte vital y entre los que se han beneficiado está el del Prado. Entre la gente que viene uno tiene sus legítimas dudas de que disfruten. Pero todos son bienvenidos. El futuro dependerá mucho de que lo que ofrezcan los espacios. Cada vez importará más la curiosidad y la capacidad de contar historias,
–¿Hay que descentralizar los museos como propone el ministro de Cultura?
–España es un país descentralizado. El prado tiene más de dos mil obras en depósito permanente fuera de Madrid. Es cierto que no lo hemos hecho bien. Son depósitos que empezaron en 1860 y los ciudadanos no saben que en sus ciudades hay piezas del Prado. Ya hace más de un siglo que El Prado prefería reforzar los museos que existían. Es una fórmula más igualitaria, no puede haber 'miniprados' en todas las provincias, ni en cada autonomía. Pero se pueden reforzar los museos de todas las provincias de España.
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