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Miguel Noguera LP

Miguel Noguera: «Creo que si tuviera dinero no haría nada de lo que hago»

Hablamos con él sobre su 'Ultrashow', su proceso creativo y el mundo actual

Jueves, 9 de enero 2025, 23:32

Miguel Noguera es un tipo muy difícil de clasificar. Es serio y a la vez gracioso, es irónico y a la vez sincero. Tiene un ... discurso coherente pero de repente te suelta una chorrada. Quizás ahí radica la gracia de lo que hace. Y bueno, lo que hace tampoco es fácil de clasificar. Es humorista, ilustrador, performer, ¿actor?, escritor, locutor de radio y cantante. O quizás no es ninguna de esas cosas y tan solo se dedica, con acierto, a tomar notas en bares. Porque así trabaja Miguel Noguera. Estará en La Rambleta este viernes a las 20:30 horas con su 'Ultrashow', un espectáculo que, por descontado, también es muy difícil de clasificar.

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–Le imagino en su proceso creativo dando bandazos de un lado a otro, sin concentrarse del todo en algo concreto pero a la vez muy consciente de todo. ¿Es así?

–Sí, es un poco así. Intento trabajar en una cafetería porque no me gusta estar en casa. Mi rutina de trabajo consiste en anotar. Hay días en los que anotó varias cosas y otros en los que no anoto nada. Luego selecciono lo que me puede servir para el show o para una viñeta. Pero no te creas que soy un apasionado. Ni mucho menos. Lo único que me sale un poco más automático es dibujar. Pero todo esto de los shows, anotar ideas, el podcast… Es mi ocupación y sé que es lo mejor que puedo hacer, pero en general hay cierta pereza, procrastinación, lentitud y dispersión en todo lo que hago.

«Hay cierta pereza, procrastinación, lentitud y dispersión en todo lo que hago»

–Pensaba que sería todo un apasionado de su trabajo.

–No soy apasionado de nada. Soy una persona bastante sedentaria. Hay quien piensa que hago una viñeta diaria porque no puedo parar de producir, pero es diaria porque así me veo forzado a trabajar. De otra forma no la haría nunca. Prueba de ello es que ya no la hago, porque estaba harto (ríe). El podcast que hago no me gusta. Ni grabarlo, ni el antes ni el después. Pero en tanto que puedo hacer las cosas, las hago. Lo único que disfruto más son los dibujos de hombres heridos y deformes, porque es muy abierto y libre. Es lo único que haría, quizás, desinteresadamente. Creo que si tuviera dinero no haría nada de lo que hago. Pero bueno, que haga las cosas renuentemente tampoco quiere decir que sufra haciéndolas. Con todo, me siento afortunado, ¿eh? Pero no siento ese impulso irrefrenable que algunos tienen. Siempre lo he envidiado y quizás lo viví en cierta manera cuando dibujaba siendo muy joven. Pero de eso hace mucho tiempo.

–Esa idea de la pasión irrefrenable que se nos ha inculcado también es un poco engañosa, ¿no? Muy pocos la tienen.

–Existir existe. Hay quien se pierde en el flujo de lo que está haciendo y se concentra en su tarea y solo en su tarea. Pero a mí me pasa muy poco, te diría que cada vez menos. Sin embargo, no considero que sea malo ni bueno, simplemente sucede así. Supongo que la edad también va haciendo que uno tenga menos energía. Yo qué sé.

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–¿Cómo ve el mundo actual?

–Como la mayoría de gente de izquierdas. Hay grandes castizos globales, hombres muy poderosos con ideas muy conservadoras y hay que tener cuidado de no volver a una especie de feudalismo encubierto. Yo he votado siempre a Podemos, Sumar… Voté a Ada Colau… Tengo esa visión del mundo, es la que he leído, mi sesgo. Dime cualquier tema y probablemente me adscribiré a la visión que tiene la izquierda.

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–¿Incluso a nivel político? ¿No cree que la izquierda se está quedando sin buenos referentes?

–Que quede claro que hablo desde la completa ignorancia. No lo creo, pero tampoco conozco tanto de ellos. Los políticos de izquierdas me parecen interesantes. Los ataques hacia ellos siempre tienen que ver con la esfera de su vida privada. Se cuestiona cómo gestionan su vida personal, pero no tanto el fondo de lo que defienden. Se cuestiona su integridad, pero sus ideas son buenas. El caso de Errejón, por ejemplo, es interesante: el tipo ha resultado ser un psicópata, pero las ideas que defendía con su discurso están ahí, no cambian aunque él ya no sea un referente. Son las mismas. Me sorprende lo extremo de las conductas. Debe haber alguna relación entre esa forma de sobresalir y esa ambición con la agresividad que se ha descubierto. Me parece muy llamativo.

«Dime cualquier tema y probablemente me adscribiré a la visión que tiene la izquierda»

–El síndrome del impostor es muy común en profesiones creativas y precarias como la suya. ¿Lo sufre?

–La verdad es que no, porque me he ocupado de mantenerme al margen de gremios y academias. Siempre he intentado evitar postularme como un referente de cualquier arte o destreza. Y como nadie me ha acusado nunca de ocupar un lugar que no me corresponde, pues no me pasa.

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–Pero muchas veces no hace falta que nadie te acuse para sentirse un impostor.

–Ya, pero es que yo no tengo una autoestima construida alrededor del éxito. Soy bastante autodespreciativo, es mi manera de ser. Me sale automático, y creo que impide que me pueda sentir un impostor. No podría soportar esa tensión.

–¿Qué opina de la polémica entre Pablo Motos y David Broncano?

–Esa idea de que Broncano está haciendo propaganda política en su programa es una idea falsa de la derecha. No hay más que ver un programa para comprobarlo. Hace un programa excelente y está muy bien que esté en la uno. Desde luego, si gobernara el PP no habrían metido a Broncano en TVE. Quizás lo óptimo en España sería un modelo como el de la BBC. Que sean profesionales acreditados quienes decidan el programa que se emite, que haya más separación entre comunicación y poder político. Pero el programa es excelente y lo ve muchísima gente.

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