El pintor José Soler Vidal (Albaida, 1932), de nombre artístico Monjalés, sigue pintando. Con una trayectoria de éxito, ahora trabaja en una reflexión sobre la destrucción de la naturaleza: 'Adveraciones talesianas'. El artista, que integró el grupo Parpalló, estuvo comprometido en la lucha por la libertad. Con LASPROVINCIAS habla de la necesidad del compromiso social en el arte, algo que hoy existe «pero está escondido». Para su nuevo proyecto no descarta alguna pieza sobre el Covid-19.
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–¿Monjalés sigue pintando?
–Nunca he parado. Hasta en los peores momentos, cuando estaba trabajando en otras cuestiones, siempre he tenido un rato para pintar. Ahora estoy trabajando en las 'Adveraciones talesianas', una reflexión en torno a la destrucción de la naturaleza.
–¿Cómo era el ambiente artístico cuando usted inició su trayectoria?
–Era muy difícil y muy oscuro. Yo ingresé en la Escuela de Bellas Artes en 1948, nueve años después de que terminara la Guerra Civil. A esa edad yo no era consciente de la gente con la que me encontraba. Y el nivel intelectual en la Escuela, salvo pocas excepciones, era escaso.
–¿Y cómo ve la situación en la actualidad?
–Hoy las cosas se han invertido en el buen sentido. De todas maneras, con las líneas que se han trazado en el mundo del arte con las nuevas tecnologías hay gente interesante que quiere estar a la última, pero también hay que estar a la anterior. Hay que estar en todo. Pero lo importante es que hoy están al día en todo, no sólo en lo que les enseñan, además viajan. Como tienen más información, tienen más posibilidades. Hoy en Valencia hay jóvenes muy interesantes y artistas de categoría sensacional. Nosotros estábamos en un túnel.
–¿Qué le parece la aplicación de las nuevas tecnologías en el territorio dela creatividad artística?
–Nuevas tecnologías, instalaciones. La idea es muy interesante, pero todo se enmarca en pintura y artes plásticas. Es interesante, pero hay una mezcla que te lleva a que cuando visitas una exposición tienes que ìr aislando. Creo que no se ha sabido encontrar una denominación a todo esto nuevo.
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–Fue usted uno de los primeros en la ruptura con la pintura figurativa. ¿Cómo sucedió?
–En 1957 empecé a hacer no figurativo, pero hay que decir que la primera vez que se expone arte no figurativo es en 1958 con Tàpies; yo en 1960, y al año siguiente entro en una figuración expresionista más combatiente .
–Habla de su camino hacia una pintura «más combatiente», ¿el arte es compromiso social?
–El arte siempre lo ha sido, desde las cuevas de Altamira; todo es social, en todas las civilizaciones, tanto desde el punto de vista del poder como del contrapoder. Para el arte resulta vital que tenga un componente de compromiso social. Ahora ese compromiso no se ve mucho. Lo hay, pero está escondido.
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–¿Qué le diría a los artistas jóvenes?
–Que el artista es una persona que se debe a su tiempo y a su sociedad. Ahora, de repente, ya empiezan a pintar coronavirus. Les diría que se deben a la sociedad en la que creen: si son de derechas o de izquierdas, en lo que crean. Y si son cristianos, conforme a la religión. Hay que estar con la realidad de la sociedad en la que uno vive. Y, entonces, donde uno se adscriba que haga apología de ello.
–¿Qué obra le sugiere el confinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19?
–Siempre he estado a la expectativa de lo que ocurre. Ahora, estoy preocupado por la gente. Cuando veo noticias que hablan de que habrá parados. ¿Qué va a pasar? No sé si a partir de ahí introduciré algo en las 'Adveraciones talesianas'.
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