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Jueves, 3 de octubre 2019, 21:02
Moulin Rouge, el famoso cabaret francés caracterizado por sus bailarinas con cancán y trajes de plumas de avestruz, cumple esta semana 130 años desde que abrió sus puertas al público.
Reuters/ Philippe WojazerDos actuaciones cada noche con 60 artistas procedentes de todo el mundo que giran y bailan en 'Feerie', la última versión del musical.
Reuters/ Philippe WojazerPero detrás del escenario, invisible para los 60.000 espectadores que asisten al show cada año, todo cambia y se vive un realidad totalmente diferente, con una maquinaria sofisticada para los cambios de vestuario y escenarios necesarios para hacer que Moulin Rouge suceda.
Reuters/ Philippe Wojazer"Todo el equipo, incluidos bailarines, ayudantes y técnicos, necesitan estar muy organizados", confiesa Claudine Van Den Bergh, bailarina irlandesa de 27 años que ha estado bailando en el Moulin Rouge durante siete años y ha sido directora durante tres años.
Reuters/ Philippe Wojazer"Un pequeño error o un pequeño retraso y puedes perderte tu entrada. Realmente necesitas estar en el momento correcto en el lugar correcto", asegura Claudine Van Den Bergh.
Reuters/ Philippe WojazerCada espectáculo requiere 1.000 atuendos, todos elaborados en los talleres que han estado suministrando el Moulin Rouge durante décadas. Cada bailarín tiene que hacer entre 10 y 15 cambios de vestuario por espectáculo, con aproximadamente 90 segundos para completar cada uno antes de que tengan que volver al escenario.
Reuters/ Philippe WojazerCada vez que un número termina, se repite la misma escena: los bailarines se apresuran detrás del escenario. Allí, los trajes multicolores, muchos con incrustaciones de pedrería, han sido ordenados por un ejército de asistentes. Filas de plumas de color rosa cuelgan de los rieles.
Reuters/ Philippe WojazerBotas de cuero rosas y negras hasta el muslo, con decoración de lentejuelas, cuelgan de los estantes. Las elaboradas construcciones que cubren los hombros de las bailarinas crean la imagen de alas de mariposa y plumas de avestruz que brotan de sus espaldas.
Reuters/ Philippe WojazerCada bailarín se dirige al disfraz que tiene asignado. Mientras cambian, los técnicos cambian el escenario a tiempo para el próximo número.
Reuters/ Philippe WojazerLos artistas se cambian en un instante y salen corriendo al escenario sigueindo las luces de pie. Sin pausa, los asistentes de vestuario detrás del escenario guardan el atuendo que los bailarines se quitan y colocan un nuevo conjunto para que estén listos para el próximo cambio de vestuario y el siguiente número.
Reuters/ Philippe Wojazer"En el momento en el que me apresuro al backstage, sé exactamente a dónde ir, qué hacer y dónde está mi próximo disfraz para la siguiente parte", dice Claudine Van Den Bergh, una de las directoras y bailarinas.
Reuters/ Philippe WojazerLas actuaciones del Moulin Rouge siguen siendo fieles a la historia de este cabaret (fundado el 6 de octubre de 1988), cuya historia se basaba en las mujeres que se ganaban la vida lavando ropa de día y se transformaban en bailarinas por la noche.
Reuters/ Philippe WojazerUna de ellas, La Goulue (glotona), rodeada por su compañero Valentin-le-desosse (Valentín deshuesado), se encontraba entre las bailarinas pintadas por Henri de Toulouse-Lautrec en carteles publicitarios de Moulin Rouge a fines del siglo XIX.
Reuters/ Philippe WojazerAsí, en sus orígenes, los bailarines tenían con nombres artísticos como NiniPattes en l’air (Nini piernas en el aire), Rayon d’or (rayo dorado) y La Sauterelle (saltamontes). Hoy en día, en el escenario se escuchan nombres como Olga, Jasmine, Claudine o Esmeralda.
Reuters/ Philippe WojazerAlgunos críticos dicen que ciertos aspectos del show, como el hecho de que muchas de las bailarinas salgan en 'topless', están fuera de sintonía con los tiempos modernos.
Reuters/ Philippe WojazerPara conmemorar el 125 aniversario del Moulin Rouge, en 2014, dos activistas del grupo feminista Femen se subieron al techo del teatro y gritaron que los cuerpos de las mujeres no deberían estar a la venta.
Reuters/ Philippe WojazerPara Olga Khokhlova, una bailarina de Kazajstán que realiza un solo de cancán y ha estado en el Moulin Rouge durante 12 años, el espíritu del cabaret es atemporal.
Reuters/ Philippe Wojazer"Me encanta la adrenalina del escenario. El Moulin es un lugar mágico donde vivo mi pasión", afirma Olga. "Cuando estoy en el escenario, sé que soy la heredera de bailarines famosos que durante 130 años han hecho el Moulin Rouge", concluye.
Reuters/ Philippe WojazerPublicidad
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