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Fueron años gloriosos para la creatividad en una época de cambios, de ebullición. Diseñadores, cantantes, modistos, ilustradores, pintores, músicos -muchos músicos- y representantes de cualquier otra rama artística alumbraron la prodigiosa década de los ochenta. Se inspiraron en lo que casi fue una revolución, un tiempo de agitación en todos los ámbitos de la vida social, política y económica. El movimiento que trajeron se ganó un nombre: Movida, un fenómeno cultural ante el que Valencia tuvo mucho que decir, además de cuanto afecta a la Ruta del Bakalao, y del que no poca culpa del éxito estuvo en manos de las mujeres.
Del papel que jugaron ellas, las valencianas, habló recientemente Rafa Cervera en el acto de presentación del programa de La Rambleta para la próxima temporada. La propuesta de la sala incluye una cita llamativa. Llegará en octubre para conmemorar el cuarenta aniversario de la Movida valenciana con una agenda de actividades acogidas bajo el título 'Trastornados por la Luna. ¡Oh Valencia!'.
En ese contexto, la iniciativa de Cervera para el espacio cultural, se detendrá sobre la aportación femenina que con el paso del tiempo se ha comprobado que en gran parte sufrió las consecuencias de la invisibilidad.
Entre aquella amalgama de creatividad íntimamente ligada al ocio del momento, en Valencia sonaron los nombres de varios grupos de música entre los que estaban Betty Troupe, Comité Cisne, Los Inhumanos, Manía, Orfeón Brutal y también Presuntos Implicados, formación ésta en la que cantaba una mujer que todavía sigue en los escenarios: Sole Giménez.
Les suenan, ¿verdad? Quizás les resulten menos conocidas formaciones femeninas como Primer Aviso, de Amparo Durban; Las Terribles con la voz de Isa Terrible; Bongos Atómicos que tenía a Begoña Kanekalon en sus filas o Mamá ya lo sabe, el quinteto que formaron Cristina Tárrega, Puchi, Katia, Sara y Mila. Lo difícil no era encontrar a una mujer con el micrófono en mano junto a una banda de músicos varones. Lo complicado era que los grupos que lanzaban ellas en solitario o junto a otras compañeras de aventuras se abrieran camino.
Y en Valencia los hubo. LAS PROVINCIAS ha hablado con Amparo Durban, pionera en este territorio. «En 1981 quise montar un grupo de chicas porque no había. Me costó mucho encontrarlas, pero lo conseguí. Nació Primer Aviso, propuesta inaugural de grupos de chicas en Valencia». Aquello sólo fue el comienzo. Amparo Durban, con la batería, puso a tocar a nuevas formaciones. Ella, que recuerda con orgullo que con su grupo fue «telonera del exitoso Medina Azahara», sigue en la brecha. Con su voz ha grabado recientemente 'Atmosférica' y recuerda que en aquellos años había «muchos locales donde se podía tocar, eran sitios que estaban dispuestos a apoyar proyectos».
De este relato que ofrece Amparo sobre aquel episodio cultural íntimamente ligado al ocio, se desprende que era el concepto de equipo el que guiaba la 'movida'. Muchos se sentían uno, hacían piña en torno los templos del momento. Habla la artista de locales como «Gasolina, Continental o Planta Baja». Hubo más.
Llega Reme Maldonado para corroborar la trascendencia de aquellos espacios, un universo en el que esta mujer también fue pionera. De su deseo creativo emprendedor nació Kaos, «un local que estaba en Aldaia». La iniciativa fue de las primeras que Reme, junto a otra mujer y tres socios varones, se lanzó al universo de ofrecer nuevos bares. Lo hizo de la mano de Kaos, que se instaló en «un antiguo cine». Funcionó durante un tiempo mostrando una nueva manera de atender al público. Pero llegó un día que tuvo que bajar la persiana.
«Entonces me puse a trabajar en otros sitios», relata Reme Maldonado. Y se fue, ni más ni menos que a aquel representativo lugar de una época que fue La Marcha. Era camarera, una de las actividades que resultaron esenciales para la 'Movida valenciana'.
Servir las copas y atender al público también era un arte que en muchas ocasiones recaía en manos de las mujeres. Por la barra de La Marcha, como por la de otros bares, recuerda Reme, pasaban personajes que tuvieron papeles esenciales en los ochenta. Cita a Carmen Alborch, aquella mujer profesora de Derecho Mercantil que lució pelo rojo, dirigió el IVAM –el museo que nació para abrir la puerta del arte contemporáneo en España–, llegó a ser ministra. Fue destacada política, feminista y escritora referente para una época. Reme habla también de modistos, diseñadores y artistas, tanto hombres como mujeres, que se dejaban ver en aquellos espacios de música y conversación que en ocasiones sirvieron como incubadoras de propuestas. Saltan a la lista de mujeres del momento los nombres de Marisa Gallén y Sandra Figuerola, dos integrantes del grupo La Nave, formación que abrió las puertas del diseño en Valencia.
Todas ellas, seguro, sólo son la parte visible de aquel iceberg de la Movida cultural en el que se va a detener La Rambleta con parada en la visibilización de las mujeres que la hicieron posible. La propuesta, que incluye, conciertos, mesas redondas y exposiciones, como se desprende de las palabras de Rocío Huet, directora del espacio, persigue reconocer que la personalidad de los ochenta tuvo acento femenino.
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