De María Guerrero a Elena Sorolla, pasando por Raquel Meller, Lucrecia Arana, las pescadoras valencianas o la propia mujer de Sorolla, Clotilde, la «responsable de la visión tan positiva que el artista tuvo siempre de la mujer». 'Femenino plural', la exposición que reúne en Valencia medio centenar de obras del genial pintar ya luce desde hoy en Fundación Bancaja.
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Es la nueva propuesta expositiva con la que el centro cultural inicia 2021, siempre con la incertidumbre de la crisis sanitaria aunque a la espera de que el público siga refrendando su pasión por Sorolla. Un deseo, el de volver a congregar a miles de valencianos, que la bisnieta del autor y responsable de la Fundación Sorolla, Blanca Pons-Sorolla, ha manifestado esta mañana durante la intervención que ha realizado en la presentación de una exhibición que ya se había visto en el Museo Sorolla de Madrid.
Pero 'Femenino plural', comisariada por Consuelo Luca de Tena y Lorena Delgado, llega a la capital del Turia ampliada, con medio centenar de piezas de gran y pequeño formato, –algunas de ellas inéditas al pertenecer a colecciones privadas– y con una intención clara: «mostrar una nueva faceta del pintor valenciano».
Para las comisarias, Sorolla es inagotable. Pero esta exposición actúa «de espejo para devolver la visión que Sorolla tenía de las mujeres». A modo de realismo social, la exhibición –que se podrá ver hasta el mes de mayo– hace un recorrido desde los primeros y «sensuales» desnudos pintados por el artista a la representación que hizo de su vida personal, plasmada en su propia mujer, Clotilde, y sus hijas Elena y María.
Las responsables de la muestra han insistido en que Sorolla no era feminista. Una «palabra que ni él mismo hubiera pronunciad», alega Luca de Tena. No obstante, en esta exhibición se recoge «el orgullo y lo bien que el pintor veía a las mujeres». «A diferencia de su amigo y coetáneo Vicente Blasco Ibáñez, en Sorolla las mujeres siempre salen bien paradas», han contado.
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Así, el recorrido por la muestra se articula en cinco apartados. En el primero, 'Historia, mitología y otros pretextos' se recogen esos primeros desnudos femeninos de Sorolla, «muy sensuales y eróticos» que luego desembocan en otros más académicas y que han «perdido ese fuego» con el paso de los años. En este primer bloque de obras, aparecen creaciones como 'mesalina en brazos de un gladiador', donde el artista aprovecha, como hicieron otros autores, esas referencias históricas o mitológicas del mundo antiguo para crear imágenes casi oníricas, llenas de odaliscas y harenes.
En el segundo apartado, la visión de Sorolla se vuelve más social más mostrar a las 'Mujeres del pueblo'. Como relata Luca de Tena, la aparición de «las campesinas fue un punto de inflexión en su obra». Ocurrió cuando se retiró a la ciudad italiana de Asís, donde comenzó a buscar un estilo propio. En ese momento, retrató a «mujeres que reunían esas virtudes imperantes en la época como era el hecho de ser trabajadoras, limpias, buenas madres... Es ahí donde Sorolla nos presenta un pintura sencilla, sin pretensiones históricas ni religiosas», relató la experta. Tanto es así que en ese momento Sorolla comienza a inmortalizar a esas madres «en cuadros de pequeño formato dirigidos a una clientela burguesa». Pero es también en ese apartado donde ese realismo social que el valenciano plasmó en pocas obras donde nace y le hace pintar 'Trata de blancas', ese lienzo que recoge a la mujer caída, que ha perdido la virtud, y en el que se habla de prostitución.
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'Trabajadoras y madres' es la sección «más auténtica», según las comisarias. En ella se retrata a esas «féminas valientes y fuertes, cargadas en muchos casos con los niños a cuestas» que denotan la dignidad con la que Sorolla miró a las clases más humildes. Además, y gracias al hecho de retratar a las pescadoras valencianas, «en ellas encontró los mejores hallazgos en el estudio de la luz y del color». El apartado dedicado a 'Elegantes y modernas' muestra a esas mujeres «independientes y libres» con profesiones como las de actrices y cantantes. También, a mujeres de prestigio de la alta sociedad. Finalmente, la última sección corresponde a 'Escenas familiares', donde se recogen «las dos grandes pasiones de Sorolla: la pintura y la familia».
Entre los prestadores que han cedido las obras se encuentran instituciones como el Museo Sorolla, la Fundación Museo Sorolla, el Museo del Prado, quien ha cedido piezas que en la actualidad estaban en exhibición en la pinacoteca, la Diputación de Valencia, el Museo de Bellas Artes de Valencia (estas obras no se vieron en Madrid), la Colección Abelló, la Colección BBVA, la Colección Pedrera Martínez, San Sebastián Galería Kur, la Colección Álvarez de Miranda y la Universidad Complutense de Madrid, entre otras colecciones públicas y privadas.
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