

Secciones
Servicios
Destacamos
joan molano
Sábado, 23 de junio 2018
Lleva gafas, conserva cara de adolescente que no ha roto un plato y se expresa con propiedad. Años atrás, en el instituto, algún imbécil se metió con él por dedicarse a lo que más le gusta. Es agua pasada. Nunca permitió que machacaran su autoestima. Su pasión por la música puede con todo y además ayuda a romper con el estereotipo creado injustamente por la industria musical y del espectáculo. A pesar de haber nacido muy lejos de la zona sur del Bronx o de Harlem, por sus venas corre el 'flow' que sólo se cultiva en esos barrios de la Gran Manzana. Es más ágil que otros compañeros con tableta de chocolate en el vientre y músculos de acero. Siente el ritmo como pocos y lo sabe transmitir. La clave está en «conocer y controlar tu cuerpo». Posee un don innato que ha limado hasta el punto de convertirse en un referente precoz. En el líder del grupo de valencianos que representarán a España en el 'Hip Hop International Championship 2018', el torneo de danza urbana más prestigioso del planeta que se disputará este verano en Estados Unidos.
Carlos Díaz Gandía ha cumplido 23 años. En cuanto aprendió a andar ya sintió que tenía «muchísima conexión con la música». Poco después sus padres le apuntaron a clases de piano, una disciplina que le hacía disfrutar aunque por otra parte le impedía dedicarse a otras actividades físicas por el riesgo que corría de lesionarse los brazos o las manos. Eso le quemaba. Así que con 14 primaveras tuvo que escoger entre continuar perfeccionando su técnica con el teclado -le quedaban dos cursos para obtener el grado medio- o dedicarse de pleno a la danza urbana, con la que había tenido contacto un tiempo antes de manera esporádica.
No hubo dilema, como tampoco existe legislación que permita conciliar el curso escolar con el conservatorio profesional. Escogió bailar: «Te tiras 12 horas diarias en clase. Es demasiado duro y ya había tenido suficiente. Además, el vínculo con la música que me daba la danza era muchísimo más fuerte que el que sentía con el piano». Michael Jackson, Missy Elliot o Destiny's Child, iconos del pop, rap y r&b, respectivamente, fueron sus grandes influencias: «Siempre han hecho uso de bailarines callejeros. Representaron una fuente de inspiración muy grande para querer dedicarme profesionalmente a esto».
«Mi primera profesora fue Odile Iturraspe. Con ella me enamoré del estilo, de la rutina de las clases y del movimiento». Progresaba a pasos agigantados y, poco a poco, ganó protagonismo en el sector de la danza urbana mientras enseñaba a niños en las dos únicas academias de hip hop que había en la capital del Turia -EDAE, de Sergio Alcover, y Dance Center, de Verónica Mejía-. Se dedicaba a la docencia para ganar algo de dinero con el que poder pagar la matrícula de cursos formativos y alguna 'master class'. «Vivía con mis padres y podía permitírmelo. Empecé muy a saco y en cuanto pasé a formar parte de un grupo de competición se volvió aún más adictivo».
«Comienzas a bailar y conoces gente que comparte tu misma pasión. Es un ambiente sano en el que se respira tolerancia, gran aceptación de lo diverso. No se distingue entre raza, físico, género o condición sexual. Somos muy abiertos de mente». Hace tres años montó, con la ayuda de su madre, su propia escuela en la ciudad de Valencia, Home Dance Studio: «Era un bebé, fue una locura». Diez mil metros cuadrados en los que sólo se respira baile. Clásico por las mañanas y urbano por las tardes. Cinco días a la semana, de lunes a viernes.
En ese bajo se fabrican algunos de los mejores bailarines callejeros de España. Los trofeos expuestos en el pasillo central de la escuela lo refrendan. El éxito es fruto de su trabajo y el de otros ocho jóvenes profesores -el mayor supera por poco los 30- que le acompañan en esta aventura. «Esto fue una piña desde el principio. La escuela la hemos creado entre un grupo de amigos y seguimos haciéndolo en un constante ejercicio de retroalimentación. Somos ambiciosos. Siempre queremos mejorar».
Las cosas en el centro funcionan. ¿El secreto? Los docentes son lo primero para Carlos. Se rodea de los más destacados. Su prioridad es que se sientan valorados y trabajen cómodos: «Al final me convierto solo en el intermediario entre el alumno y el talento. Ofrezco la instalación y los servicios. Los profesores tienen libertad para crear, sus ideas se llevan a cabo y por eso se sienten una pieza importante de este rompecabezas».
Al recinto de la calle Alcalde Albors llegan clientes de varios puntos de la región y del país, en total son unos 400, niños incluidos: «Buscan a un profesional en lugar de un sitio. El mérito no es la proximidad o la comodidad, es quien enseña».
La meta del joven director, confiesa, siempre será su vocación, la enseñanza, que también ejerce por diferentes países de Europa, aunque evita ponerse límites. Como coreógrafo tiene mucho que dar a conocer al mundo, confiesa, y le gustaría poder hacerlo «a nivel industrial», en teatros, videoclips o en televisión. Brotan de su cabeza infinidad de proyectos, evoluciona al mismo tiempo que lo hace el arte que practica: «La danza urbana está en continuo movimiento e intento empaparme de los nuevos estilos. Creo que puedo sacar ideas muy buenas que pueden romper con lo que hay».
Contar con un padrino para hacerse un hueco en el 'show business' le facilitaría el camino. A falta de él están las redes sociales. Un escaparate sin fondo para dar a conocer sus trabajos: «En una exposición de arte tienes un aforo determinado, pero seguidores en YouTube o Instagram puedes tener millones. A través de lo que quiero mostrar al mundo puedo cambiar ciertas cosas. Si alguien decidiera darme la oportunidad vería un resultado superior a lo que se suele ver». Quien interprete soberbia en sus palabras se equivoca, es confianza ciega en su potencial.
Los bailarines que aparecen en el vídeo que hay sobre estas líneas pertenecen a la Mega Crew de Home Dance Studio, coreografiada por Carlos e integrada por nacidos o residentes en la Comunitat Valenciana. Se trata de uno de los equipos de competición de la academia, los Homies, formado por entre 20 y 40 personas. El conjunto acabó primero en las clasificatorias nacionales para poder acudir en representación de España al Hip Hop International Championship 2018, el mundial de danza urbana más importante que existe en este momento y que se disputará del 5 al 11 de agosto en Phoenix, Estados Unidos.
En el torneo, que organiza la misma empresa que creó el exitoso concurso televisivo America's Best Dance Crew, concurrirán unos 50 países y la escuela valenciana contará además con otro conjunto en el certamen, Free Up Family, que se batirá el cobre en la categoría de adultos -entre cinco y nueve bailarines- tras ser también los mejores del país.
Será la segunda experiencia de los valencianos en Norteamérica. Los integrantes de Home Dance Studio ya cruzaron el charco en 2016 para competir en el mundial: «Es una fuente de inspiración a lo bestia. El nivel es una pasada. Fue mi primer contacto con la realidad. Se nota la diferencia que existe entre países que cuentan con ayudas económicas públicas o privadas y los que no, como es nuestro caso». Viajarán sin patrocinios, cada bailarín tiene que pagarse los 2.000 euros que cuesta el viaje y la estancia en Arizona. «Nos da mucha rabia. Debe haber estudios reglados de danza urbana porque posiblemente haya más demanda y salida en esta disciplina que en contemporánea y clásica. El hip hop mueve a 3.000 ó 4.000 bailarines en campeonatos por toda España y congrega a 9.000 personas de público. Intentan -las instituciones- considerarlo como una federación deportiva y no somos un deporte, representamos un arte». La cuenta atrás para el torneo de torneos ha comenzado. Mientras llega la fecha de partir, Carlos pule la 'performance' que presentará y echa el resto para conseguir un mecenas de última hora.
Publicidad
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.