![Tino, hijo del primer escultor de Nancy y extrabajador de Famosa.](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/09/03/nancy-1-kreC-U210693636842tG-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Pablo Alcaraz y Paula Hernández
Lunes, 4 de septiembre 2023, 01:22
El rosa ha teñido todos los rincones de Valencia este verano. El dominio de este color de moda ha sido incontestable gracias al estallido de un fenómeno fan que ha pulverizado las taquillas de los cines valencianos. Hacía mucho tiempo que no se veía nada parecido con motivo del estreno de una película. Las hordas de espectadores que han acudido en masa a ver Barbie parecían tener que cumplir a rajatabla con un único requisito: lucir alguna prenda de ropa con el colorido de la muñeca creada por Mattel a finales de los años 50. Muchos se han tomado esta consigna como un ritual. El humor y la crítica social son las principales características de la obra dirigida por Greta Gerwig que, con su filme, ha logrado rescatar todo un emblema infantil. Sin embargo, la directora estadounidense olvida la figura de Nancy, la muñeca valenciana que llevó la lucha contra Barbie más allá del mercado y terminó por convertir el duelo en toda una batalla cultural.
El secreto de esta muñeca propiedad de Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil Sociedad Anónima, más conocida bajo el acrónimo de Famosa, es «la dulzura que desprende y el cuidado en cada detalle», afirma Tino, el hijo del escultor que en 1968 alumbró el diseño de la primera Nancy y modelista recién jubilado de la empresa juguetera. Sus ojos ligeramente achinados, su apariencia regordeta y su cara redonda lograron representar la realidad social que Barbie trataba de evadir.
La historia de Tino Juan, el 'padre' de Nancy, bien merece una película. El capricho del destino quiso que fuese él quien finalizase el proyecto iniciado por sus dos antecesores en el cargo de diseñadores. Tino Juan nació en Asturias y, cansado de vagar por el país junto a su padre ganándose la vida como alfarero y helador, se afincó en Onil poco antes del nacimiento de Famosa, compañía a la que entró con el rango de encargado. La suerte hizo que los dos escultores que tenía Famosa en plantilla abandonaran la empresa y dejaran vía libre para que Tino Juan sacase su pasión: ser dibujante autodidacta. Y así lo hizo; remató la faena y creó una muñeca revolucionaria para la época que muchos tratan de emular incluso hoy.
«Nancy domina el mercado nacional, pero a nivel internacional no se puede luchar contra el poderío de Barbie», apunta Tino. Conscientes de esta gran desventaja con la que partían frente a la todopoderosa Barbie, consolidada en el mercado nueve años antes, la estrategia empresarial valenciana tuvo que fiar toda su apuesta a la televisión con un anuncio que marcó a las generaciones hijas del 'baby boom'. La letra y la sintonía tenían que ser pegadizas, fáciles de recordar y había que esperar el momento adecuado para lanzar la campaña. Así nació la mítica melodía de las muñecas de Famosa que se dirigían al portal que puso a la industria del Valle del Juguete en el mapa. La fama de Nancy crecía de manera exponencial, pero se sentía sola. Era el momento de acompañarla con la llegada de su amigo Lucas y de su hermana Lesly. «Se pudo llegar al millón de muñecas fabricadas en un año», cuenta el hijo del escultor.
Emilia Onrubia es una valenciana de la quinta de 1969, justo un año después del nacimiento de la muñeca. Ella creció rodeada de Nancys que aparecían por sorpresa en su casa cada noche de Reyes. Emilia se sentía reflejada con la muñeca: «Con Nancy me sentía más identificada porque era sencilla y cercana a la realidad. En cambio Barbie me parecía inalcanzable, pija y prototípica». Cuando a María Peláez, nacida en 2003, le regalaron la edición especial de 'Aventuras por el mundo' exclamó que era el mejor día de su vida. Mientras que para Eva Balaguer la Nancy era una más de la familia.
El viento soplaba de cola en la factoría de Famosa y, fruto de la temporada de vacas gordas, llegaron Nenuco, Barriguitas y los Pin y Pon. Asimismo, el éxito y la buena reputación de la compañía llegaron hasta Alemania para seducir a la juguetera bávara Playmóbil (conocida como Famóbil en España y Portugal). La época de bonanza terminó a mediados de los 90, justo en 1996.
Las luchas entre los accionistas empezaron a descapitalizar a este transatlántico juguetero convertido en un gigante con los pies de barro que fue pasando a manos de diferentes sociedades de capital riesgo. La ejecutiva resultante del conflicto accionarial decidió dar un volantazo al negocio que empezó por renovar el departamento encargado de la innovación. La fabricación de Nancys se frenó en seco durante cuatro años para relanzar la marca con modelos centrados en el nuevo milenio. A pesar de los distintos retoques, Tino, con la autoridad de haber sido modelista de la compañía, explica que el antiguo modelo de Nancy tiene mucha demanda incluso ahora, más de cincuenta años después de su salida al mercado.
Sin embargo, aquellos barros del ayer trajeron los lodos del hoy. Onil y sus gentes tuvieron que ver cómo se deslocalizaba la producción de su joya patrimonial por excelencia a la otra punta del mundo, concretamente a China. La nave de la población ha quedado relegada a un segundo plano para la confección de ediciones y colecciones especiales de poca tirada. El Museo de la Muñeca de Onil es el otro reducto de la empresa que queda en el municipio tras el traslado de sus oficinas a la ciudad de Alicante. Con motivo del 50 aniversario de Nancy se montó un acto de homenaje en la segunda planta del museo. Actualmente, este espacio está dedicado casi de manera íntegra a la muñeca.
Onil ostenta el papel de capital del Valle del Juguete por méritos propios. Además de ser la cuna de Nancy, muchas empresas jugueteras están afincadas allí atraídas por el aura que envuelve este clúster empresarial. Muñecas Llorens es uno de estos negocios que lleva casi tres décadas abierto y tiene orientados sus productos al mercado de exportación. Miguel Llorens es su responsable y desmiente el tópico instalado en el imaginario colectivo de que el negocio del juguete sea estacional: «Es cierto que la producción sube en Navidad, pero en los mercados internacionales, como el europeo o el americano, la demanda se mantiene constante durante todo el año». Además, Llorens defiende que el hecho de mantener la cadena de producción en el pueblo contribuye a mantener una mayor calidad de los productos.
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