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Una de las salas de la segunda planta del Museo de Bellas Artes. Irene Marsilla

El Museo de Bellas Artes de Valencia contrata a una restauradora sin la titulación necesaria

A la plantilla se han sumado también dos conservadores y los tres puestos se han cubierto a través de una bolsa de trabajo de gestión cultural

Héctor Esteban

Valencia

Martes, 6 de noviembre 2018, 14:05

El Museo de Bellas Artes de Valencia es el referente cultural más importante de la Comunitat Valenciana. Una de las pinacotecas más importantes de España cuyas carencias de personal en ocasiones se solventan con decisiones muy alejadas de la ortodoxia. En esta ocasión, a través de una bolsa de trabajo de técnico de administración cultural se han cubierto una plaza de restaurador y dos de conservador. Una licenciatura en Geografía e Historia en la especialidad de Historia del Arte ha sido suficiente para cubrir los huecos de una plantilla en precario.

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Un restaurador tiene por oficio restaurar pinturas y otros objetos artísticos y valiosos. Una tarea exigente y con un alto grado de especialización. La conselleria de Cultura ha optado por una vía rápida para cubrir la vacante. El dato que confirma que la persona elegida no puede ponerse hoy mismo delante de un lienzo para restaurarlo es que ha sido asignada directamente al departamento de registro del museo.

Una licenciatura en Bellas Artes es el mínimo exigido para el puesto de restaurador

Actualmente, en la plantilla del Museo de Bellas Artes de Valencia hay dos restauradoras, Pilar Ineba y Asunción Tena Arregui, que son funcionarias. El otro restaurador que había, Manuel Marzal, dejó el Museo de Bellas Artes tras su jubilación. El puesto ha sido cubierto por una técnico de administración cultural cuando el procedimiento más acertado hubiera sido convocar una oposición para que pudieran optar los licenciados en Bellas Artes dentro de la especialidad de restauración, la titulación básica exigida para optar a un puesto de tanta relevancia en un museo como el valenciano.

La Asociación de Conservadores y Restauradores de España (ACRE) defiende que el grado mínimo para entrar en la profesión debe ser el de nivel master. Un período de estudio a tiempo completo en conservación y restauración de al menos cinco años en una universidad con prácticas externas bien estructuradas. Unos estudios que deberían continuarse con un doctorado. La técnico cultural elegida de la bolsa de trabajo no reúne la titulación mínima exigida por los profesionales de la restauración.

Argumentos del Consell

La dirección general de Cultura y Patrimonio justificó la elección y argumentó que las tareas de restauración se cubren con la colaboración del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVACOR). Además, el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) también restaura piezas del Museo de Bellas Artes.

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Junto a la restauradora, la institución también ha sumado a la plantilla a dos nuevos conservadores a través de la misma bolsa de trabajo de gestores culturales. Los funcionarios se han incorporado a la plantilla en la que hasta ahora el único conservador era David Gimilio, que en realidad es técnico en Arte Valenciano. Los dos nuevos conservadores no tienen una trayectoria destacada en tareas como el estudio de colecciones, valoración y organización de exposiciones. La anterior conservadora ya jubilada, Adela Espinós, tenía plaza por oposición del Ministerio y José Gómez Frechina, que era interino, aceptó una oferta de la privada.

«A lo que no vamos a renunciar es a tres nuevos trabajadores», señala Amoraga

La polémica sobre los tres nuevos empleados del Museo de Bellas Artes de Valencia sobrevolaba la institución desde hacía días. La medida tomada por la dirección general de Cultura y Patrimonio generó un fuerte malestar en distintos círculos porque el procedimiento no había sido el adecuado y el perfil de los seleccionados no se adecuaba a la exigencia de un puesto de esas características.

«Lo que no vamos a hacer es renunciar a tres nuevos trabajadores para el Museo de Bellas Artes», defendió la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, para justificar el proceso. El problema enquistado en el museo tiene mar de fondo y una de las causas que subyacen en todo este proceso es la falta de personal en uno de los espacios culturales más importantes de la Comunitat Valenciana.

«Nosotros somos los primeros interesados en que sean personas con la adecuada cualificación las que trabajen restaurando obras de arte y por eso estamos explorando otras vías para conseguir restauradores», continúo Amoraga. De sus palabras se desprende que con este proceso de selección no se ha incorporado a los profesionales más preparados y que en un futuro se va a intentar subsanar el tema con la convocatoria de una oposición o con la llegada de restauradores por la vía de la comisión de servicios.

Desde la dirección general de Patrimonio aseguraron que la convocatoria para cubrir las plazas estaba abierta a cualquier persona que reuniera los requisitos, que los candidatos debían superar una prueba sobre conocimientos legislativos y que al final se valoraban los méritos presentados. «Las plazas se han cubierto de forma objetiva y rigurosa por una bolsa de trabajo que es la vía reglamentaria que permite la normativa autonómica», apuntó la directora general de Cultura y Patrimonio.

Amoraga defendió con rotundidad la medida adoptada y lamentó los reproches a una actuación que lo que pretende es dotar de más personal al Museo de Bellas Artes. «Las críticas parten del desconocimiento de la situación real del museo y del trabajo que estamos realizando con Función Pública para solventar los problemas de falta de personal en el Museo de Bellas Artes», terminó la responsable de Patrimonio de la Generalitat.

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