«La tradición musical se hace con el paso de los años, no con dinero»

El director de orquesta valenciano Martínez Alpuente es un entusiasta de su profesión. Ha recorrido medio mundo llevando la música española, sobre todo, al otro lado del charco. Ahora, va a debutar en México con la Orquesta Sinfónica Nacional. Confiesa que espera la llamada del Palau de les Arts, aunque cree que debe consolidarse como director. Mientras, mantiene su compromiso con la recuperación de compositores en el olvido y pelea por llevar la música española a los auditorios más importantes del planeta.

¿Qué supone su debut en México?

Debutar en la formación más importante del país. Y el teatro de Bellas Artes es uno de los mejores de Latinoamérica. Para mí es un privilegio. Es como debutar en 'Champions'. Es una oportunidad por el prestigio de la formación pero también es una responsabilidad.

¿Cuándo tomará la batuta de la formación mexicana?

Voy en octubre. Del 17 al 23. Son dos conciertos y hacemos un homenaje a Cervantes y a Granados. Hacemos una primera parte con la última ópera que escribió Granados, que fue 'Goyescas', en versión concierto. En México no se había tocado esta obra. Y la segunda será 'Dulcinea', de Lorenzo Palomo, un compositor español afincado hace muchos años en Berlín.

¿Cómo llega un director valenciano a cruzar el charco para debutar en México? Además, también se ha convertido en el director artístico y musical del Festival de Música Española Ciudad de México, organizado por la Filarmónica de la Radio Mexicana.

Allí, en Latinoamérica, es donde más he dirigido. Trabajo con una empresa de representación. Hago mucho hincapié en la música española. Siempre intento que, además, no sea especialmente conocida. Y hay una fuerte vinculación musical entre España y México porque muchos compositores de la generación del 27 se exiliaron allí. Esta orquesta sabe de mi trabajo en ese repertorio y han decidido que en julio quieren hacer sonar la música española.

Martínez Alpuente no es sólo un mero director de formaciones sino que es casi una obsesión en su carrera la recuperación e investigación musical.

Todo viene por el respeto a los compositores y porque el mundo de la dirección de orquesta es muy complicado. No es fácil hacerse camino. Debes especializarte en alguna faceta para que puedas llamar la atención de los programadores. Cuando vas a hacer un concierto, eres la leche. Pero cuando se ha acabado, el ya no eres nada. Tienes que empezar a construir. Hay rachas. Pero no sólo para los directores emergentes, a los grandes profesionales también les pasa.

-Ha dirigido a la Orquesta de Valencia en el Palau. ¿Para cuándo su debut en Les Arts?

-Que te den la oportunidad de trabajar en tu tierra es un privilegio. Ahora, sé que dirigir en Les Arts es muy complicado. Lo sé por Ramón Tebar. Él se tuvo que ir diez años para regresar. Aunque las oportunidades llegan de muchas formas. Yo he intentado reunirme con Davide Livermore pero de momento no ha podido ser. Lo bonito de esta carrera es que hasta que la salud te da para poder dirigir, nadie se retira.

¿Cómo ve los caminos emprendidos por ambos auditorios?

La gestión del Palau de la Música y de la Orquesta de Valencia es ejemplar. No he visto ningún problema. Les Arts tuvo un error: querer hacer un teatro de ópera a golpe de talonario. La tradición musical se hace con el paso de los años, no con el dinero.