La música encuentra su espacio en Las Naves de Valencia

El panorama musical de Valencia es un complejo puzzle en el que Las Naves quiere ser una pieza más. El espacio municipal, que tiene una marca distinguida en las artes escénicas, aspira a sonar en materia musical. El complejo de la calle Juan Verdeguer tiene previsto en los próximos meses la celebración de Pops Marítims (20 de mayo), Truenorayo Fest (29 y 30 de septiembre) y un festival de electrónica aún por confirmar. Son tres citas musicales que recalarán en las Naves, que todavía tiene pendiente la reparación del Espai Mutant. También se esperaba a finales de abril al Tagomago Fest, aunque el cierre del teatro a causa de la filtración de agua registrada el pasado diciembre obligó a la organización a trasladarse a la sala La3.

Rafa Monterde, director de Las Naves, sentencia que el proyecto es que, en la medida en la que los recursos lo permitan, aumentar la actividad musical es una de las apuestas más claras del centro. «Queremos que en un año la gente que quiera ir a un concierto se pregunte qué hacen en Las Naves», comenta.

«La disposición y las instalaciones son únicas». Esto lo dice Ada Díez, una de las organizadoras de Truenorayo Fest que ha celebrado sus tres ediciones anteriores en el Casal Jove de Sagunto y que se trasladan ahora al espacio de Valencia. La filosofía del festival es combinar a grupos del underground local y nacional con la autoedición y la ilustración, todo con un destacable peso de artistas femeninas. «Las Naves es lo que se espera de una iniciativa municipal: no estar pensando en quién viene y quién no, sino valorar lo que aportan al espacio y al público».

Otra de las citas que se darán en Las Naves es Pops Marítims, con un cartel compuesto por músicos del arco mediterráneo que se han ganado el respaldo de la crítica.

Pero la apuesta del centro va mucho más allá. Monterde asegura que se está trabajando en diferentes proyectos para construir un modelo propio e impulsar la creación paralelamente a la exhibición. En este sentido, se están buscando colaboraciones con la Berklee College de Valencia y con el Palau de la Música para trasladar el talento a espacios y propuestas más pop: «Queremos que salgan a la calle sin estar en la calle».

También aspiran a abrir el espectro de estilos que se oyen en los espacios públicos, acogiendo a propuestas de rap, hip hop e incluso música infantil, o aprovechar las sinergías con otras disciplinas, como el cine o los videojuegos.

Las condiciones que puede ofrecer el espacio difícilmente pueden verse superadas por espacios privados de la ciudad, apuntan desde la Las Naves, pero el objetivo del centro es tener una programación más coherente con la marca Las Naves que rentable. «Podemos llegar, por ejemplo, a un acuerdo con el promotor de un festival para cederles la sala de forma gratuita porque por otra parte les exigimos que tengan un objetivo social, como la defensa de los derechos LGTBi», explica Monterde, que asegura que esta forma de trabajar acaba siendo más rentable que las subvenciones directas.

Los promotores como Ada Díez lo agradecen: «Las salas privadas te piden unos alquileres que son muy difíciles de acceder. En Las Naves tenemos la oportunidad de arriesgar más, sin endogamias ni amiguismos».

La competencia

Si Las Naves apuesta por la música, cabe preguntarse cuál será la repercusión que tendrá en otros espacios como las salas de música en directo privadas. Desde el espacio municipal señalan que su objetivo no es absorber el público de un mercado, sino crear uno propio, sacar a relucir la coletilla Centro de Innovación que ya tiene el espacio.

Una pieza más en el puzzle con la que la Agencia Valencia de Turismo quiere que Valencia se incluya en la marca internacional Music Cities.