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alquimia sonora / amalia yusta
Viernes, 21 de abril 2017, 11:54
Llevaban 10 años separados hasta que decidieron probar a ver qué pasaba si grababan un nuevo trabajo. Viajaron con él, desentumecieron los músculos occipitales de los directos y volvieron a crear como Elefantes. Ahora Shuarma (voz), Julio Cascán (bajo), Jordi Ramiro (batería) y Hugo Toscano (guitarra) están viviendo los últimos meses de una gira que ha pasado por salas, festivales (hace solo unos días por el San San de Benicàssim), acústicos y que ahora llevan a teatros. El próximo viernes 12 de mayo instalarán su maquinaria de emociones en La Rambleta de Valencia de mano de Tranquilo Música. Será a partir de las 21.30h y las entradas podéis adquirirlas de forma anticipada a través de Ticketea a 20 ¤.
El dramatismo lírico de 9 canciones de amor y una de esperanza nos deja uno de los mejores trabajos de Elefantes. No hay más que pasearse por los parajes hirientes y esperanzadores que se extienden a través de este decálogo amoroso. Volvían en 2014 a subirse en los escenarios con El Rinoceronte, demostrando que Shuarma es el showman total: desgarrador, entrañable, sincero, teatral El reflejo de la pasión interiorizada en cada una de sus canciones. Hace un años publicaban un nuevo trabajo y golpeaba a todos aquellos que no acabábamos de encontrarle el hueco a El Rinoceronte. Un trabajo de transición, de aclimatamiento, de vuelta a los escenarios, hasta que ha llegado este último disco, hasta que el trabajo en equipo ha dado frutos bien madurados y dispuestos a defenderse con razones consistentes.
Su último y exquisito trabajo nos deja lo mejor de los discos clásicos de Elefantes pero también una extraña y positiva visión sobre todo lo que nos rodea. Y para que nos quedara claro desde el inicio, Que todo el mundo sepa que te quiero. Un tema que es más que una declaración de intenciones: son los propios jirones de carne de Shuarma sin condimentar. Sin tiritas, sin recursos estilísticos más allá de la propia verdad de un compositor tan desgarrador como éste y tan conocedor de las emociones y de cómo evocarlas a través de la música.
Positivismo con Lo más pequeño, Volvió la luz o Creo en ti que se entremezclan con las lágrimas ensangrentadas de Duele (donde volvió a compartir, como en aquel Azul de antaño, dueto con Bunbury), es escozor melancólico de Te echo de menos o esos abrazos respetuosos que son Te quiero y No me amenaces, las dos versiones que incluyen en el trabajo. Te quiero de Perales, no sonará en La Rambleta junto a Love of Lesbian y Sidonie, y la ranchera No me amenaces de José Alfredo Jiménez pasado por el colador flamenco de Shuarma. Un colador por el que se filtra también Hoy, uno de los temas a destacar del trabajo. Quizás por la base musical tan del rock psicodélico de los 70, quizás por esos dejes aflamencados a lo Triana (vi a la Luna llorar por el Sol, vi al Sol llorar por amor), o por la evocación sonora en la que consigue apaciguar nuestro presente y congelarlo durante 7 minutos de hipnotismo compositivo.
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