Dos obras capitales configuraban este programa: la sinfonía 41 de Mozart y el 'Concierto para orquesta' de Bartók. Ambas, son dos de las últimas obras de sus autores, pero además son obras novedosas que permiten imaginar los prometedores horizontes creativos que se hubiesen abierto si ... la vida les hubiese concedido más tiempo. Ambas están repletas de genialidades y hallazgos. A dicha genialidad, se le unió la fantasía de Andrés Orozco-Estrada.
El director colombiano es una de las batutas más importantes y deseadas del panorama internacional y, sin duda, es un privilegio que la Orquesta de la Comunitat pueda contar con él en selecto grupo de directores invitados que componen el ciclo sinfónico de Les Arts. Su versión de la sinfonía 'Jupíter' partió de un concepto clásico sin un acercamiento historicista, pero sin excesos románticos, sino con flexibilidad y ligereza transmitiendo una natural frescura. Por su parte, la versión del 'Concierto para orquesta' fue sencillamente memorable. Desde la versión de Solti en los noventa no se había escuchado una versión tan buena en nuestra ciudad.
En primer lugar, contaba el maestro con una agrupación de primer nivel a sus órdenes, en ese sentido, destacan tanto las individualidades como la precisión, claridad y flexibilidad de la orquesta y en particular la cuerda. Orozco-Estrada no dejo pasar el mínimo detalle dinámico, se recreó en la singular rítmica siendo preciso y, a la vez, dejando margen a cierto rubato.
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