Hambre de orquestas internacionales

El programa era muy clásico y comenzó con una contundente versión de la obertura de 'Egmont'. A continuación, se interpretó el concierto para chelo de Schumann con Pablo Ferrández como solista. El chelista español convenció por la calidad tímbrica de su interpretación y el lirismo que desplegó. En la segunda parte se interpretó la primera sinfonía de Brahms. Andrés Orozco Estrada, quien ya había conseguido unas grandes versiones en la primera parte, ofreció una versión que destacó especialmente en los dos primeros tiempos por su fino pulso y nervio. Sin embargo, fue una interpretación que evolucionó de más a menos: así, por ejemplo, a la coda final le faltó cierta intensidad. Por su parte, la orquesta destacó por la calidad de la cuerda, si bien los vientos, en particular los metales y en concreto las trompas, no ofrecen ni el mismo nivel, ni la sonoridad de conjunto deseable. Como bis se ofreció 'Amorosa' de las 'Diez melodías vascas'; de Guridi y es que hay que recordar que Orozco Estrada fue director titular de la Orquesta de Euskadi.