La leyenda continúa

El concierto de ayer era muy especial, pues volvía Joaquín Achúcarro a la sala Iturbi. Es, sin duda, admirable que un pianista de más de noventa años pueda defender un programa tan complejo como el que configuran el concierto nº24 de Mozart y las 'Variaciones sinfónicas' de Franck. Ya no hay pianistas que hagan eso. La mayoría de estrellas actuales, a las que Achúcarro dobla o triplica la edad, se limitan a una obra en sus conciertos con orquesta. En el primer movimiento de Mozart, Achúcarro fascinó por la calidad del sonido y el magistral fraseo, pese a que la cadencia no quedó tan lucida. Mantuvo el nivel en el segundo, pero en el tercero (de tempo soporífero) se sucedieron los problemas, incluyendo dos entradas falsas. En el Franck logró salvar la parte e incluso ofrecer alguna frase magistral. Tampoco la orquesta anduvo fina en el Mozart, si bien en la primera de Shostakóvich que ocupó la segunda parte del concierto el nivel mejoró con un Álvaro Albiach más convincente.