Vuelta al hogar

Por lo que respecta al concierto, estuvo lastrado por el diseño de un programa que se movió entre lo tópico y lo absurdo. Siempre he defendido que el concierto del 9 de octubre ha de ser una oportunidad para recuperar y dignificar el repertorio valenciano. En este caso, se cumplía el 150 aniversario del nacimiento del maestro Serrano, era una buena oportunidad para recuperar alguna obra olvidada: hubiese bastado con las partes musicales de alguna obra de su inmensa (y en parte desconocida) producción escénica, en lugar de eso se optó por una selección de sus más conocidas romanzas. Lo único realmente interesante fue la «Fantasía sobre motivos de Serrano» de Ricardo Lamote de Grignon quien con oficio utiliza la música del compositor, así como la recuperación de «La Valenciana» obra que Serrano dedicó a Chapí en su juventud. Lo absurdo llegó en la segunda parte: una selección de conocidos números de «Carmen» de Bizet y la «Danzas de Galanta» de Kodály y es que todo el mundo sabe que no hay mejor manera de culminar un programa del 9 de octubre que con ritmos húngaros. Tal vez fue un guiño a Berlanga por lo del Imperio Austro-húngaro. Hubiese sido mejor ahondar en la música de algún otro compositor valenciano o encargar el estreno de una obra: la ocasión lo merecía.

La soprano Maite Alberola brilló especialmente en las romanzas de zarzuela en un buen estilo, mientras que la mezzo Sandra Ferrández ofreció unas racializadas interpretaciones. La orquesta brilló especialmente en el Kodály donde hay que destacar la interpretación del veterano José Vicente Herrera al clarinete. Por su parte, Álvaro Albiach volvió a demonstrar su calidad y versatilidad.