La dimisión del director agudiza la crisis de la banda municipal de Valencia

Históricamente la Banda Municipal de Valencia no ha sido una entidad cultural especialmente problemática. Más allá de los conciertos y la actividad musical, la banda o su funcionamiento interno no ha suscitado interés mediático. Así fue hasta 2018. La destitución del director de la banda Fernando Bonete, que contaba con el apoyo mayoritario de los músicos, se produjo tras la llegada del Compromís, PSPV y València en Comú al Ayuntamiento de Valencia. El sustituto de Bonete fue Rafael Sanz-Espert, que ha dimitido tras cuatro años en el cargo. Tras más de un año de protestas, el ambiente era insostenible. La fractura del director con los integrantes de la entidad era absoluta.

La marcha de Sanz-Espert remata la mayor crisis de la banda municipal de Valencia. La etapa más problemática se origina hace aproximadamente un año y medio. Fue en primavera de 2021 cuando la concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales, en manos de Glòria Tello, anunció la propuesta de que la banda municipal se integrara en la estructura del Palau de la Música. Los músicos rechazaron la medida porque entendieron que el auditorio 'absorbería' la banda y ésta perdería tanto autonomía de funcionamiento como entidad propia. Además, la fusión estaba prevista en horas bajas del Palau de la Música tras el cierre del auditorio y con la Orquesta de Valencia deambulando por diversos teatros de la capital del Turia.

Los músicos de la banda municipal dejaron ver su malestar. Primero, en la primavera de 2021, recurrieron a paros de 15 minutos antes de los conciertos. Luego fueron protestas, que se desarrollaron delante del edificio consistorial en la plaza del Ayuntamiento. Más de un año de protestas y una huelga (la primera en la centenaria historia de la banda municipal) sirvieron para quebrar la confianza entre Sanz-Espert y los músicos. Ante el inmovilismo del Ayuntamiento, los integrantes de la formación bandística, como informó LAS PROVINCIAS, solicitaron en una asamblea la dimisión del director de la formación. Ni Tello ni Ribó hicieron suya la petición de los músicos.

Las protestas no cesaron. El alcalde de Valencia trató de recuperar la paz y rectificó los planes de Tello para la banda municipal. Ribó paralizó en marzo de 2022 la fusión de la formación en el Palau. Congelar la absorción no solucionó el malestar entre los músicos y el director. Ese mismo mes, en marzo de 2022, los integrantes de la banda volvieron a pedir la cabeza de Sanz-Espert. «Los profesores de la Banda Municipal de Valencia, reunidos en asamblea, solicitan un cambio en la dirección artística de la agrupación. Los músicos consideran que el responsable artístico de la centenaria banda, Rafael Sanz‐Espert, no sabe trabajar en equipo, no mantiene una correcta comunicación con los integrantes de la misma y no mantiene un proyecto musical y de gestión a la altura de las necesidades del colectivo y de una ciudad como Valencia», expresaron en un comunicado.

En marzo la fractura era total. Tello no tomó riendas en el asunto. Los músicos apelaron a la mediación de Ribó. El alcalde tampoco no actuó. La banda estalló y acusó al primer munícipe de «matar» la banda. En un comunidado apuntaron a «la desidia y la descoordinación del Ayuntamiento» en la gestión de la banda municipal.

15 días después del duro comunicado Sanz-Espert renuncia a su cargo. Según la concejalía de Recursos Culturales, el director de la banda municipal «ha decidido dejar el cargo por razones personales». Tras la renuncia de Sanz-Espert, el Ayuntamiento buscará un sustituto «mediante la convocatoria de un concurso público». «Para que la agrupación no quede sin dirección, se abrirá de forma inminente» una comisión de servicio para cubrir esta plaza. La comisión de servicio estará vigente hasta que el concurso para cubrir la plaza se resuelva», según las mismas fuentes.

Con la marcha de Sanz-Espert no están resueltos los problemas de la banda. El futuro de la formación continúa siendo incierto.

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