Generación Z a la batuta

Entre el público más informado cundía el interés por ver al nuevo prodigio de la batuta: Tarmo Peltokoski, quien con 22 años ya ocupa puestos de responsabilidad en Rotterdam y Toulouse. Digo por el más informado, porque la sala se presentó a medio llenar, así ... que las expectativas no eran generales. Cuando se trata de un prodigio del violín, piano o cualquier otro instrumento, hay unas condiciones técnica obvias que permiten ver con cierta objetividad el fundamento de un talento musical. En la dirección orquestal es más difícil. Está el gesto, pero no es suficiente. También el trabajo en los ensayos, pero la dirección musical necesita un grado de madurez que con 22 años solo se puede adivinar como posibilidad. En ese sentido, sin duda Peltokoski tiene la ventaja de un gesto claro y personal, impetuoso en ocasiones y muy intuitivo musicalmente. Sin duda, la Orquesta de Valencia ofreció un magnífico concierto a sus órdenes, tanto en el concierto para chelo nº1 de Shostakóvich, como en la quinta sinfonía de Vaughan Williams, equilibrada y expresiva.