MAR GUADALAJARA
Domingo, 3 de julio 2022, 00:21
A los promotores del FIB les dejaron hace poco sin una estructura que necesitaban para el montaje de los escenarios. La empresa se vio con el agua al cuello. «No hay ni material ni personal», dice tajante Javier Montava, el gerente de la mayor empresa de producciones y montajes de eventos del país, Babalú Group. Son ellos los que al final se van a encargar de hacerles el servicio al FIB. «Son nuestro cliente principal y no voy a dejarles tirados», se compromete Montava, que ya ha tenido que renunciar a varios clientes por la escasez en el sector. El verano musical acaba de arrancar y los festivales están rozando el 'sold out', pero el 'boom' de eventos tras la pandemia hace que salten las alarmas ante la falta de personal y material para satisfacer la elevada demanda.
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Nadie en el sector está dispuesto a reconocerlo abiertamente pero tampoco lo desmiente: la música en directo está en jaque este verano y la apertura de algunos festivales podría peligrar. Javier Montava habla hasta con sus silencios: «Hay cosas que prefiero no decir en voz alta porque vivo de esto». Ahora mismo su empresa, con sede en Muro d'Alcoi, acaba de terminar de montar el festival MadCool en Madrid y hace una radiografía clara del panorama en el sector.
«Se quieren hacer los conciertos que no se han podido hacer en tres años, pero en uno, y no hay suficiente material ni personal. La pandemia ha afectado mucho a nuestras empresas. Fue lo primero que se cortó y ha sido lo último en volver. Mucha gente que estaba especializada, muchos técnicos de montaje, de sonido, de producción se lo han dejado, eran profesionales que en estos tres años se han salido del sector, se han buscado otro trabajo y ya no van a volver».
Con la escasez de mano de obra cualificada empiezan los problemas. Después está lo del material; hay tantos espectáculos programados este verano que empresas como la de Montava se ven abocadas a renunciar a algunos trabajos por la imposibilidad de llegar a todo.
«Te ves de repente con que no llegas. Nosotros en concreto si hay un contrato de por medio lo hacemos, pero hemos tenido que dejar de servir a empresas con las que nos habíamos comprometido de palabra porque a priori les dices que sí, pero después te das cuenta de que no llegas, que no te cuadra la agenda y te toca renunciar a un trabajo por eso», comenta.
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La situación es tan mala ahora mismo que el miedo se ha disparado entre los productores de festivales y de las propias empresas de montaje. Esta escasez de recursos y de personal podría traer accidentes o la cancelación de algún evento. Hace semanas que el Big Sound Festival está 'sold out'. El festival que se celebra el próximo fin de semana en la Ciudad de las Artes y las Ciencias está «a salvo». Pero el director de producción reconoce que el temor es a que surja cualquier contratiempo. «Hay problemas graves este año. Entre los proveedores hay mucha saturación, hay muchos festivales, el material y el personal está en juego porque si hay cualquier contratiempo podría suponer que a ti no te lleguen las cosas y que no puedas montar», explica David Moriñigo, director de producción del Big Sound.
Ante esta situación, la caída de varios escenarios en los últimos meses se intepreta como una señal de alerta para unos o como casualidad para otros. En mayo una mujer resultó herida al caerle encima parte de una estructura metálica de un escenario en la plaza del Ayuntamiento de Valencia. En junio también sucedió en el festival gallego O Son do Camiño, dejando heridos graves a dos obreros que trabajaban en el montaje del escenario principal. Ese es el mayor miedo de los directores de producción de los festivales. David Moriñigo cree que cualquier inconveniente en otro evento podría repercutir en el suyo. «Todo el mundo tiene programada su agenda y si pasa algo dejan de servir al resto, y después de haber tenido que aplazar los festivales por la pandemia esto es una situación complicada para nosotros», añade.
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Por suerte para Moriñigo, en el Big Sound hace un año que hicieron la reserva del material para los escenarios. Tienen todo cerrado con los proveedores y como dice «lo gordo» lo tienen hecho. «Ahora el problema llega cuando empiezas a pedir extras, que no tenías reservados, por ejemplo, si un artista te pide un camerino más grande y tienes que pedir más módulos. Eso es ahora mismo imposible y es lo que nos está pasando a nosotros, porque entre el sector de la construcción y el nuestro estamos sin materiales, sin ningún servicio, no hay casetas de obra, ni vallas, no hay material».
El presidente de la Asociación de Promotores (PROMFEST), Joanvi Díez, también lo dice con la boca pequeña: «Corre el rumor de que alguien se quedará sin hacer cosas». Díez habla de ese 'boom' de los festivales y de los eventos a los que también se ha sumado la administración pública con los conciertos de verano, los eventos e incluso con festivales. «Todos los escenarios del mercado se ocupan, también sonido, iluminación, los equipos de personas, como hay sobre oferta no hay infraestructuras, no hay suficiente para abarcar todo, falta de personal técnico y de infraestructuras para hacer determinados eventos de última hora como los que programan en los ayuntamientos y en los pueblos», explica el responsable.
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Díez lo tiene claro: la burbuja va a explotar, más pronto o más tarde. Relata cómo el personal en el sector está saturado, con ansiedad, con presión por el miedo a los accidentes y a no llegar. La situación está haciendo mella. Él prefiere ser optimista y pensar que este verano todo saldrá bien, aunque cree que las empresas saldrán maltrechas, desfondadas y que incluso algunas podrían quedarse por el camino.
Después de que los propios empresarios hayan hecho saltar la voz de alarma y estén advirtiendo de su situación ante lo que está por llegar, la duda es ¿qué pasará después? En la versión optimista del presidente de la asociación PROMFEST el mercado se mantendrá porque es flexible y se reajustará a las circunstancias aunque haya que pagar a un precio más caro los recursos.
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Sin embargo, la postura de promotores, productores y empresas de montaje no es la misma. La pandemia les obligó a prescindir de plantillas, a rebajar el nivel de los carteles en los festivales y ahora sufren las consecuencias sumidos en una fiebre de los eventos este verano. Llegado a este punto de la partida quedan pocos movimientos en el tablero para evitar el jaque y sortear el jaque mate.
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