
Blanca Sánchez
Sábado, 16 de febrero 2019, 18:50
Juancho (voz y guitarra solista), Gerbas (bajo) y Ruly (batería) son los tres rostros que forman Sidecars, la banda de pop rock española que llenó este viernes la sala del Palau de les Arts, en una velada que el propio Juancho calificó como «la noche». Nada más subirse al escenario, ya se podía sentir el calor del público en un concierto que no iba a ser como el resto. Tocar en un auditorio que podía presumir de colgar el cartel de 'entradas agotadas', fue la primera prueba de la fidelidad de sus seguidores, pero no la única.
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«Cada show es un mundo, pero habéis batido el récord de poneros de pie. Voy a intentar calmarme». Eran las primeras palabras de un Juancho emocionado tras abrir el concierto con 'Cuando caigas en shock', tema de su último trabajo 'Cuestión de gravedad'.
Esta forma de conectar tan rápido con el público de Valencia hizo que la noche fuera especial y cargada de sentimiento. Pero la mayor muestra de complicidad entre Sidecars y la audiencia fue cuando 'De película' empezó a sonar y se oyeron las voces de todas las personas cantando a pleno pulmón con Juancho, que tuvo que parar y apartarse del micro invadido por la emoción.
El artista quiso agradecer este gesto a todos los presentes bajándose del escenario y tocando por las gradas de la sala. «Antes nos veíamos reflejados en el espejo del fondo del garito y ver esto ahora es una gran recompensa», confesó el cantante.
El concierto, de casi dos horas de duración, repasó no solo los temas de su cuarto disco, como 'Olvídame', 'Costa da morte' o 'Tu mejor pesadilla', sino que aprovechó la atmósfera que le proporcionaba el Palau de les Arts para que sonaran temas alejados del formato de festival en el que la banda se suele mover. No faltaron tampoco canciones como 'Fan de ti', 'Los amantes', 'Dinamita' o 'Locos de atar'.
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Sidecars se despedía con 'Amasijo de huesos', tema que compuso Juancho inspirándose en su hermano y también artista Leiva, entre palabras de agradecimiento al público valenciano: «Va a ser inigualable esta noche y muy difícil que algún concierto de la gira lo iguale».
-¿Qué venía escuchando Sidecars en la carretera?
Íbamos debatiendo, más bien, sobre esta noche y sobre lo que nos espera en Valencia. Para nosotros es un día importante, hemos ido un montón de veces a Valencia en estos doce años pero esta vez estamos en 'shock' de hacerlo en una sala como la de hoy con las entradas agotadas.
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-Agotadas y, además, con mucha antelación.
Estuvimos incluso pensando en hacerlo en dos días, pero por fechas y calendario era imposible. Decidimos que se quedara en un día solo, intentando que sea una noche para el recuerdo (espero).
-Vosotros conseguís dar consejos en forma de canciones. ¿Os ha pasado también con determinadas letras que al escucharlas sentís que todo encaja?
Me gusta mucho la música americana y la inglesa pero siempre tengo la sensación de que me pierdo un porcentaje de la canción. Yo escribo en castellano porque es mi manera de expresarme y de hablar. Me ha pasado con canciones de Ariel Rot, Andrés Calamaro, Quique González, que en algún momento de mi vida me han pillado y me daba la sensación que hablaban de mí. Me hace mucha ilusión pensar que con canciones mías le pueda suceder esto a alguien.
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-Todos deberíamos ser fans de algo. Apostar por ello y tratar de conseguirlo como si cada día se nos fuese a escapar de las manos. De qué os declaráis fans vosotros.
De mucha gente. De los tres juntos y por separado. Este año, por ejemplo, estamos de homenaje a Tom Petty, que se fue. Le estamos dedicando todos los momentos que podemos. En el buen sentido de la palabra fanático y en el malo, si me apuras.
-La propia portada del disco es una declaración de intenciones. Un corazón abierto que no tiene miedo a desnudarse. ¿Es así como os mostráis al público?
Sí, a la hora de escribir, sobre todo, en este disco, hemos cavado más hondo de lo normal y quizás me he implicado más a la hora de contar las cosas, me he abierto más y, por tanto, me he expuesto más. Creo que esa es una de las cosas que ha hecho que ese disco haya enganchado a la gente y haya tenido más éxito, si me lo permites, aunque esta sea una palabra que odio.
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-¿Por qué la odias?
Lo que para la gran mayoría es el éxito (vender muchos discos, ganar mucho dinero) no es el mismo concepto que tenemos nosotros. Para mí, el éxito lo alcanzamos hace tres años cuando dejamos de trabajar en otras cosas y empezamos a vivir de esto. A malvivir durante mucho tiempo. El éxito fue cuando dejamos de hacer cosas que no nos gustaban para hacer solo lo que nos gustaba. Eso es haber tocado el techo; todo lo demás es un regalo de la vida.
-Haciendo referencia al título de vuestro trabajo, ¿Sois de los que pensáis que la vida es cuestión de gravedad, me refiero, que las cosas caen por su propio peso?
Bueno, más bien diría yo que somos un ejemplo de eso. Creo que juntos somos un ejemplo de persistencia, de haber aguantado el chaparrón de varios discos, de haber perdido mucho dinero, de haber sufrido, pero también disfrutado. Al final estás ahí, peleas y las cosas caen por su propio peso. Y la recompensa se ve, aunque sea a corto o largo plazo.
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-En 'Olvídame', tenemos una clara solicitud de huida. Y además en mayúsculas. Tu voz, Juancho, canta para pedir que otros abandonen lo que tú no puedes por ti mismo. ¿Crees que es más fácil irse o dejar que otros se vayan?
Para mí es más difícil que otros se vayan. Cuando te vas tú, de alguna manera has tomado una decisión y cuando se va la otra persona la decisión te la tienes que zampar. En irse hay un punto de valentía, pero sin duda quedarte en tu sitio viendo como las cosas pasan es mucho peor.
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-A lo largo de vuestra trayectoria, conviven estos temas de desamor con otros que hacen referencia a perder la noción del tiempo, a dejarse llevar, a la vida de carretera… Sois, claramente, de extremos. ¿Pensáis que en ellos reside la felicidad?
Forma parte de lo mismo. Es muy delgada la línea que separa una cosa de la otra. La felicidad reside en tener un pie a un lado y el otro al otro lado, así uno equilibra al otro.
-Ese tipo de situaciones son las que te ayudan a escribir, imagino. Cuando compones, ¿te inspiras más de dentro o de fuera?
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De dentro. Yo no puedo hablar de algo que no me pasa a mí, o le pasa a la gente que tengo alrededor. No me siento con potestad para contar historias que no he vivido de cerca porque tengo la sensación de que no se las va a creer nadie. Hay autores absolutamente geniales que tienen la capacidad de contarte una historia, como Joaquín Sabina, que la escuches y te suene verosímil y te lo creas. Yo no tengo ese don. Tengo que hablar de cosas que me ocurren a mí, porque si no me siento ridículo, por eso siempre miro para dentro.
-Cuatro discos ya en el mercado más todas las colaboraciones que habéis hecho con Dani Martín, M-Clan, Iván Ferreiro, Leiva… ¿En qué sentido ha madurado vuestra música desde los inicios hasta ahora?
Somos nosotros los que hemos madurado. Cuando tenía 18 años tenía unas prioridades diferentes, ahora las cosas que me emocionan son otras y espero que sean otras a las de dentro de cinco años. Creo que esa es la suerte que tenemos para que los textos de nuestra vida vayan cambiando. No me siento cómodo contando cosas que escribí con el primer disco, de hecho, ya no las cantamos. Vivo un poco más tranquilo de lo que vivía antes y eso en el texto se refleja. Lo cual no hace que sea menos rock.
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-¿Os habéis detenido más a pensar y a crear este disco que los anteriores?
Lo hemos podido grabar y preparar con más tiempo que otros discos, con los que fuimos más a saco, casi sin tiempo ni presupuesto y nada más acabar la gira. Esta vez lo hemos podido degustar un poco más y ha sido un proceso de grabación mucho más disfrutado que otros.
-Es casi una década de trabajo a vuestras espaldas, ¿notáis que la experiencia ya es una integrante más del grupo o siguen existiendo esos nervios del primer día?
Yo pensaba que los nervios iban a menos en la vida y en mi caso van a más. Cada vez sientes más responsabilidad, cada vez hay más gente que ha pagado una entrada o que está esperando para escuchar tu disco y eso más que aliviarte te genera lo contrario, mucha tensión y muchos nervios, pero lo vivimos y espero que no cambie nunca.
-¿Cuál es vuestra mayor recompensa en un escenario?
Por un lado cuando ves que esas canciones que salen de tu rutina, de tu día a día, transcienden y llegan a lugares que no te puedes imaginar, ese es uno de los momentos más gratificantes del oficio. El otro, cuando llegas a una ciudad, te metes a una sala llena y notas las ganas que tiene la gente de verte. Esos son los momentos más 'top'.
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