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Tensión en los cines Yelmo de Valencia. Grupos de chicas (y no tan chicas) corretean agitadas con carteles, camisetas, bolas de luces... ¿Qué sucede aquí? Se proyecta un concierto de Suga, uno de los siete de BTS. Es el grupo coreano que canta 'My universe' junto a Coldplay, una 'boyband' que logra 28 millones de oyentes mensuales en Spotify y tiene en vilo a sus fans. Sus miembros cumplen el servicio militar en su país y no cambian escopeta por micro hasta mediados de 2025.
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«¡Está todo vendido!», cuentan Luna Herrera y Lydia Galera. Ellas administran las redes sociales de BTS Valencia, club de fans que opera en Valencia desde 2019 y agrupa a 6.000 seguidores.
Hasta hace unos años parecía impensable que bandas asiáticas penetraran con tanta fuerza en el consumo musical mediterráneo, donde lo latino suele tener más calado. Pero la globalización y una generalizada pasión juvenil por el universo cultural oriental hace posible que chicos y chicas españoles acaben entonando letras y hasta comprendiendo grafías orientales.
Luna tiene 24 años. Estudia grados relacionados con el mundo audiovisual y los espectáculos. «Escuché 'Fantastic Baby' del BigBang cuando tenía 12 años, pero no fue hasta 2017, con BTS, cuando me enganché a este mundo». Lydia tiene 29 años y aprende Turismo. «Desde pequeña soy fanática del mundo asiático: series, películas, mangas…». Descubrió el K-Pop con escuchas de Youtube hasta caer rendida por la banda coreana.
BTS Valencia no tienen local, pero no paran. Organizan quedadas o eventos en cafeterías para celebrar los cumpleaños de los artistas, entre otras cosas. Pero hay más. Hay otros. «ATEEZ o Stray Kids tienen también bastante presencia de fans y clubes en Valencia», detallan. Y gustan mucho AESPA o Enhypen.
El ajeno al K-Pop puede llegar a pensar que se trata de una movida muy adolescente. Pero Luna y Lydia matizan: «Hay un perfil amplio. Predomina el género femenino pero las edades van desde los 12 años hasta los 50». Gente que ama el anime, las series o películas orientales… «Aunque no siempre». Segundo punto clave: no es cosa de chinos, coreanos o japoneses afincados en la ciudad. «Fans asiáticos habrá un 2%», estiman. El resto, españoles y de otras nacionalidades.
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Las dos jóvenes aprenden coreano «para conectarnos mejor con los artistas y su música». Intentan traducir las letras al español con la ayuda de cuentas del país asiático «para que la gente entienda fácilmente el mensaje». Lidia se fundió hace poco 4.000 euros de sus ahorros para conocer el país de BTS. «¡Y ya hay hasta parejas coreano-valencianas!», destaca.
Según describen, «el K-Pop ha derivado en una ola coreana llamada 'K-Wave' que engloba la comida típica, cosméticos, libros…». ¿Por qué tanto éxito? «Es pop mezclado indiscriminadamente con otros géneros, lo que lo hace bastante atractivo. Y el lado visual presenta contenidos que van un paso por delante del mundo artístico americano. Hay videoclips con historias de trasfondo, directos espectaculares y escenografías de película», estiman las fans.
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BTS Valencia tiene también su lado solidario. «Con la recaudación de eventos con merchandising hecho por nosotras hacemos donaciones en nombre del fandom a organizaciones benéficas y o gente que sufre, como sucedió con el incendio de Campanar». En esta ocasión han preparado detalles para los fans que reparten en la entrada de la sala.
Hora del directo de Suga en las pantallas de Yelmo. Han habilitado dos salas porque una se quedaba pequeña. Muchas fans llevan bolas luminosas. Son los 'lightsticks', un ingenio coreano propio de cada banda que se sincroniza digitalmente para que se ilumine con el tono adecuado en cada momento de un directo.
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Se apagan las luces y comienza la locura en las dos salas:
El rostro blanquecino de un joven llamado Min Yoon-gi aparece de vez en cuando en la plaza de España de Valencia. Él es Suga. Y no es el único que vemos al pasar por allí. Seguidores de Team Army Valencia, el otro gran club de fans, pagan periódicamente carteles publicitarios en este punto para conmemorar los cumpleaños de los miembros del grupo.
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A las principales impulsoras de Team Army las encontramos tras la proyección del directo de Suga en otro cine de Paterna. Son mujeres como Maica García, de 39 años, Amparo, de 53, Diana, de 40, Susana, de 52… En la adolescencia fueron fans de bandas como New Kids On The Block o Backstreet Boys y hoy han acabado enamoradas del pop coreano.
Con hijos de entre 7 y 25 años, las madres se reencuentran con el fenómeno fan. ¿Cómo es posible? «Algunas por contagio de las generaciones jóvenes y otras porque BTS son un grupo especial», señalan. Y argumentan así su flechazo: «Cantan bien, sus vidas son un ejemplo, hay coreografías alucinantes… Y las letras son muy positivas, con un mensaje de aceptación personal y autenticidad. Con valores buenos para la juventud. ¡Mucho mejor que el reggaeton!».
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Cifran en más de 1.500 los seguidores en redes sociales, se financian con fiestas con motivo de los cumpleaños de la banda y también se implican en acciones benéficas. Invierten unos 1.400 euros al año en ocho carteles en la Plaza de España para felicitar a sus venerados artistas: siete por cada aniversario de cada miembro de BTS y uno más por el del conjunto.
«Valencia se ha convertido en epicentro del K-Pop en España», asegura Maica. El año pasado alquilaron un hotel entero en Paterna, el Táctica, y lo tunearon a lo BTS. Se decoró y hubo regalos de bienvenida, música, cómida, luces… «¡Llegaron casi 130 personas de todo el país!». En cada pasillo de cada planta un cartón recortado hacía soñar al huésped que al final del corredor esperaba un miembro de la banda.
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Team Army Valencia ya se prepara para un campamento de verano en Llíria, el Army in The Soop 2024. Será en junio. Por 150 euros hay bus, alojamiento, pensión completa, fiesta, juegos, sorteos… Son incombustibles y generan todo lo imaginable: venta de merchandising oficial, pulseras, llaveros, decoración o creaciones artesanales relacionadas con sus ídolos.
Además de adorar a los artistas, el movimiento está impulsando a decenas de jóvenes a bailar. En multitud de academias valencianas que ya suman el K-Pop a su oferta de estilos, en certámenes y concursos o en la calle, donde se muestran elaboradas coreografías que luego devoran decenas de miles de internautas.
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La más exitosa 'K-Pop crew in public' es Dysania Crew. Son de Valencia y estas son sus credenciales: casi 60.000 seguidores en Tik Tok, 7.000 en Youtube, 2.000 en Instagram… Y cerca de un centenar de vídeos donde conquistan con sus movimientos la Plaza del Ayuntamiento, la de la Reina, la Ciudad de las Artes y las Ciencias… Y ya han emergido más grupos similares que ejecutan, graban y cuelgan coreografías en público en Valencia: The Flopers, Illusion, Kyomu…
Domingo 14 de abril. Cinco de la tarde. Plaza del Ayuntamiento. Junto al carrito-altavoz portátil, la formación valenciana ya se prepara para una nueva coreografía.
Laura Laguna es el alma de Dysania, de 30 años y profesora de baile. Y repasa así su historia: «Con 8 años adoraba Pokémon y Digimon. Después me fascinaron los videojuegos de estética anime, los salones del cómic o el J-Pop (el hermano japonés del K-Pop)». Antes de la pandemia pasó un mes en Tokio formándose en estos bailes y regresó a Valencia convertida en una maestra del movimiento oriental.
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Curtida en mil danzas callejeras, «hoy puedo vivir de esto», constata orgullosa. La joven imparte baile K-Pop en tres academias de Valencia y otra de Gandia. «Esto se ha disparado desde el coronavirus, hay más profesores y las clases se llenan de jóvenes. Les encanta. Hay desde niñas de 7 años a alumnos de 32», detalla.
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Los sincronizados movimientos de Laura y su 'crew' forman un corro de curiosos en pocos segundos mientras la videografa del grupo zigzaguea a su alrededor para no perder detalle ni ángulo. «Todo comenzó en 2021. Grabamos, subimos el primer vídeo y… ¡10.000 visualizaciones!». Realmente, «no ganamos nada ni monetizamos esto. Es amor al arte», asegura la profesora.
¿Cómo se cuece un baile K-Pop en público? «Los artistas suelen publicar los movimientos en sus 'dance practice' de internet y de ahí aprendemos», revela Laura. Cada bailarín asume los movimientos de un ídolo de las bandas y el resto es ya echar horas de ensayo. Todos los fines de semana hay quedadas de estos grupos cerca de la estación de Joaquín Sorolla.
Tal es la fiebre K-Pop que la FNAC de San Agustín ha instalado una estantería exclusiva para el género en la sección de discos. «Tras la pandemia muchos clientes nos preguntaban por este tipo de música. Decidimos dedicarle su propio espacio y, con el tiempo, no ha dejado de aumentar», revela Toni Esteve, portavoz del establecimiento. La clientela valenciana busca a BTS, Blackpink, Red Velvet o TXT. «Y no sólo discos. Pósters, figuras y todo tipo de merchandising».
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Esteve ahonda en este universo: «En general, les encanta juntarse con cualquier excusa y todos los meses tenemos actividades relacionadas en el fórum». Hay sesiones de baile 'random', con improvisación, concursos o jornadas de cambio de cartas. «Un aspecto muy curioso es que los discos incluyen junto al libreto unas cartas coleccionables, tipo fútbol o Pokémon, que causan verdadero furor», detalla Esteve. Son las photocards.
Y se añaden los exitosos 'Power Point'. «En estos encuentros la gente prepara una pequeña presentación sobre su grupo o artista de K-pop favorito y hace una charla para el resto de participantes. Se ha exportado de Corea, donde chavales quedan en casas para esta actividad mientras toman unas copas», desgrana.
Y hay hasta liga de bailes. «Todos los meses la organizábamos en el Fórum de FNAC», cuenta Esteve, «pero este año no hemos podido repetir porque el aforo de 80 personas era ya insuficiente para toda la gente que quería participar».
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Como con los clubes de fans, «no hay un perfil concreto y es algo que está triunfando entre los valencianos. Es cierto que tiene más presencia entre los adolescentes, pero hay también gente bien entrada en la treintena que viene a las actividades y nos piden discos».
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Esteve interpreta así el boom del movimiento: «Se trata de una afición en la que la única regla es pasárselo bien. Además, no se entiende el K-Pop sin el baile. Es raro que se junte un grupo de aficionados sin que alguno se arranque a bailar. Y con mucho respeto. Siempre se aplaude al que se anima a improvisar, no se persigue un prototipo de fan y hay espacio para todo el mundo».
El tremendo auge del manga y el anime son «una puerta para que muchos chavales se hayan comenzado a interesar por toda la cultura asiática y hayan descubierto en esta música una alternativa de ocio distinta y, sobre todo, muy divertida». Valencia es, cada día, un poco más coreana.
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