![Peter Doherty disfruta como un niño en el FIB.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/18/doherty-kSNB-U220755830376yF-758x531@Las%20Provincias.jpg)
![Peter Doherty disfruta como un niño en el FIB.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/18/doherty-kSNB-U220755830376yF-758x531@Las%20Provincias.jpg)
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The Libertines terminó el concierto, y mientras cantaba la chicharra en el pino de las colchonetas elásticas, Peter Doherty, la cara más reconocible del grupo aunque le pese a Carl Barat, salió a fumarse un cigarro y a disfrutar de los fans, empapado de sudor, ... sin chaqueta y tirantes y su típico sombrero. Y en esas, Doherty atisbó la atracción de Humor Amarillo y le dio por subirse.
Primero abrazó a los fans, sin contemplaciones, sin medias tintas, con amor y dedicación. Doherty, al que se puede disfrutar en Netflix a carne viva y con la heroína en vena, es ahora otro, fofisano, saludable, con diabetes porque, como ha dicho en más de una entrevista, dejar las drogas por el queso le ha generado problemas cotidianos de salud.
Y una vez atendió a su público, a ese grupo de privilegiados que merodeaba la colchoneta elástica, Doherty se subió a la atracción, con un puñado de colegas espontáneos, para tratar de salvar los obstáculos. Y sea por lo que sea, que a veces las apariencias engañan, Doherty besó la lona cada vez que trató de saltar el brazo hinchable. Y no se levantó rápido porque ni el calor ni el peso lo permitían, pero lo volvió a intentar, como un niño, como ese ídolo del rock, creativo, incomprendido, genio y drogadicto. Doherty es figura, con la guitarra en la mano, empapado por la humedad de Benicàssim y por su atuendo poco apropiado para abrir cartel.
La primera vez que pasó por el FIB en 2008 acabó medio a palos, con el concierto cancelado, enloquecido, a golpes y fuera de sí. Al parecer, el sujetador enviado por una fan desde la primera fila lo trastronó. A él y a un grupo de fans que se enzarzó a mamporros hasta la intervención de las fuerzas de seguridad.
Peter Doherty disfruta en el FIBVer 6 fotos
Y de nuevo apareció junto a The Libertines y Carl Barta, en uno de los primeros conciertos en 2014 tras la reconciliación, y parecía que todo iba bien pero en realidad todo estaba fatal. Después vino más crack, huida hacia la desintoxicación, un documental en Netflix y un juego de niños, el de Doherty sobre una colchoneta elástica, jugando a salvar obstáculos, como un Pete de 12 años, donde antes narraba el festival un tal Juan de Pablos, palabras mayores.
Después bajó, con los zapatos en la mano, sudado, y descalzo, sólo con los calcetines y se metió en la zona de detrás del escenario. Desapareció.
El festival continúa durante todo el fin de semana. De Yungblud a The Vaccines, que viene de abrir cartel en el Gigante de Guadalajara. La espiritualidad de Íñigo Quintero; el desgarro de Dani Fernández, que hace años luz que dejó atrás Auryn, y la vida contemplativa de Calamaro, que desde El Salmón busca un sitio que no termina de encontrar entre nostálgicos.
Por lo demás, 100.000 personas sobre un calor a plomo que hace que sea un FIB para valientes. Primero, por el bochorno que hay que aguantar, y después, porque hay que tener dinero para saciar la sed. El FIB es festival de festivales, un máquina de producir. Enre todo eso, siempre hay tiempo para que un Pete Doherty alegre el día como si todo fuera un juego de niños.
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