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Pocos minutos antes de las seis de la calurosa tarde este sábado en Valencia, la cantante Rosalía enseñaba a través de sus redes sociales un vídeo de la prueba de sonido de su concierto de por la noche en la Marina de la ... ciudad. Al piano, cantando 'Hentai', una de las canciones más conocidas de su último disco, 'Motomami', que también da nombre a la gira mundial de la artista. Sentada y tarareando el tema, a Rosalía no la debilita ni el calor ni la humedad de la capital del Turia. Al contrario, en esos pocos segundos aparecía resplandeciente, dando un pequeño adelanto de lo que sus miles de fans valencianos iban a ver sobre el escenario.
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Muchos de ellos, además, llevaban desde primera hora de la mañana acampados en las inmediaciones del recinto del concierto, ataviados con sombrillas, paraguas y toallas que pudieran hacer frente a las altas temperaturas que esta ola de calor ha traído a la ciudad. En su caso, era una ola de cariño a la cantante catalana, sobre la que había puestas muchas expectativas. No en vano, su 'Motomami world tour', que comenzó el pasado 6 de julio en Almería, está considerada como una de las citas musicales del año.
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Y no hubo miedo. Es cierto que en la era de las redes sociales, se habían desvelado muchos detalles de la actuación. Hasta se conocía la lista y el orden de canciones que la diva iba a desplegar en las casi dos horas de música, baile y flamenco que dura el concierto. Pero eso no resta un ápice de ambición a la intérprete de Sant Esteve Sesrovires. Al contrario. Se crece y se crece en cada nota y en cada paso de baile -mención aparte merecen los músicos y bailarines que la acompañan y la llevan de la mano durante toda la actuación-.
Así que en una Marina a punto de ebullición, por el calor y el deseo de que empezara ya el concierto, Rosalía, la del 'tra tra', la que llamó a su primer disco 'Los Ángeles', la que un día se codea con las hermanas Kylie y Kendall Jenner (hermanas de las Kardashian) en Nueva York pero es capaz de utilizar uno de los audios de WhatsApp de su abuela para formar parte de la canción 'G3 N15', salió al escenario a las diez y veinte mientras la gente no paraba de entrar al recinto. El cuerpo de baile anticipaba lo que iba a pasar. Las primeras notas de 'Saoko' y ese 'papi' que sigue después -también un 'Saoko, Valencia- marcaron la senda a seguir. Llevaba una especie de máscara que se quitó para comenzar a cantar. Sólo acababa de empezar el 'show' pero el resto del mundo ya no importaba. Muchas 'motomamis' y también muchos 'motopapis' coreaban a voz en grito. Llegó 'Candy'. Rosalía no paraba de moverse. Con una especie de vestido azul y negro y unas interminables botas, ella es artista «desde el día que nací» como dice la letra de 'Bizcochito'.
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Sólo tres canciones fueron suficientes para obligarla a tomar un respiro y beber agua. El calor valenciano apretaba casi tanto el cariño del público. Y como si le cegara la responsabilidad de no defraudar, se puso unas gafas de sol aunque ya había anochecido para entonar 'La fama'. Valencia, estoy muy feliz de estar aquí. Muchas gracias», dijo en catalán mientras recordó que hacía cinco años que había estado en la capital del Turia por primera vez. «A esas 150 personas que vinieron, muchas gracias. Y a los que estáis hoy aquí, también», aseguró ante un público enfervorecido. Con guitarra en mano, comenzó a sonar 'Dolerme'. «Me hace muy feliz poder compartir mis canciones con vosotros», dijo ya sola sobre el escenario.
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Una moto -que no una 'motomami'- empezó rugir mientras Rosalía se retrotraía a su anterior y exitoso trabajo, 'El mal querer', para comenzar a cantar 'De aquí no sales'. Esa Rosalía flamenca, la que se arranca por bulerías, es la que encandila a sus seguidores. Entre taconeos y taconeos, entonaba eso de «gitana y canastera». Cada coreografía estaba calculada al milímetro. Cada movimiento iba al son de las dos trenzas que coronaban su 'look'. Sonó 'Motomami', la canción que da nombre a su aclamado último álbum. Se subió a lomos de los bailarines, literalmente, que se convirtieron en una moto.
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La artista es capaz de ponerse más melódica para cantar al mal querer y subir varias revoluciones para hacer sonar 'Linda', ese himno que comparte con Tokischa. Todo en el concierto de Rosalía pasa rápido. Aunque ella no se olvidó de conversar con el público. Desde Ecuador había llegado Carla y Paloma cumplía 18 años, por lo que le dedicó 'La noche de anoche'. Bajó al suelo para que sus fans cantaran con ella. «Te quiero», le dijo uno de ellos emocionado. Se quitó las extensiones del pelo y sonaron 'Hentai', 'Pienso en tu mirá' y 'Perdóname'.
Una apoteósica voz, la suya, coronó 'De plata' y no se olvidó de recitar su particular abecedario. «'V' de Valencia, que hay mucha 'motomami' aquí», dijo. 'La compi Versace', 'Relación' demostraron que Rosalía no necesita artificios. Su voz es titánica. Aún así, se rodeó de mucha más gente para marcarse un popurrí en el que sonaron desde la 'Gasolina' al 'Papi chulo'.
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La cantante está aprovechando esta gira para dar a conocer tres nuevos temas que sólo se pueden escuchar en directo como 'Aislamiento', 'Dinero y libertad' y 'Despechá (Lao a lao)'. Esta última revolucionó a sus fans. Con 'Blinding lights', 'Como una G' y la famosisíma 'Malamente', con todo el público sin parar de cantar ni bailar, anunciaban que la fiesta de Rosalía iba llegando a su fin. Aún quedaban cartuchos. 'Delirios de grandeza', 'Altura' -que fue la locura- y 'Chiken teriyaki' demostraron que aún quedaba energía. La gente se emocionó con 'Sakura' -qué voz- y el adiós llegó con 'Cuuuute'.
Valencia ha sido la quinta parada del 'Motomami world tour', una gira de 46 conciertos por 15 países de Europa y Latinoamérica que finalizará el próximo 18 de diciembre en París. Es el proyecto más ambicioso de la cantante. Y aunque el flamenco forma parte de sus orígenes musicales, ha abrazado con tanta fuerza la música urbana que le ha hecho alcanzar el éxito y rodearse de artistas como The Weekend o Travis Scott. Pero este sábado no le hizo falta nadie. Este sábado fue sólo Rosalía. La estrella. La voz. La diva, pero también la joven catalana de 28 años que puso a Valencia a sus pies.
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