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A. Talavera
Alzira
Jueves, 8 de agosto 2024
La décima edición del Medusa ya está en marcha. Los siete escenarios del festival de Cullera reciben hasta la madrugada del lunes a miles de asistentes, se espera superar los 300.000, dispuestos a disfrutar con intensidad de la mejor música electrónica. Una música con ... la que no todos se deleitan ya que los vecinos del edificio Espacio 2, situado a poco más de cien metros de uno de los escenarios, tienen que soportar durante todos los días del festival el elevado volumen del sonido y las molestias que un evento tan multitudinario como éste genera.
«Los escenarios están pegados a nosotros y el edificio tiembla, aquí es imposible dormir», señala uno de los vecinos de este bloque de apartamentos. Él, como muchos otros, han tenido que cambiar las ventanas de su vivienda por otras con aislamiento acústico y con amortiguación ya que la potencia de los equipos de sonido provocan que todo vibre. Desde las ventanas y balcones de los inmuebles situados en la parte posterior se observa la cercanía de los escenarios y el sonido llega nítido incluso durante las pruebas que se realizan por la mañana.
«No se puede estar aquí porque aunque cierres todo el ruido dentro de las habitaciones es insorportable. Durante estos días la mayoría de gente se va a sus primeras residencias o de vacaciones pero hay gente que no tiene dónde irse o no quiere, esto nos obliga a irnos de nuestras casas», comenta el presidente de la comunidad de vecinos, Luis Marqués.
Tras casi una década de convivir con estas molestias, propietarios de medio centenar de viviendas de este bloque, que representan a unos 150 vecinos, han decidido dar un paso más para conseguir acabar con esta problemática y han presentado una demanda por contaminación acústica contra el Ayuntamiento de Cullera. Estos afectados señalan que el elevado volumen de ruido dentro de las viviendas vulnera su derecho a la intimidad y que es el Consistorio quien tiene que velar por el bienestar de sus vecinos y por el control de las leyes. Por ello, solicitan que se cambie de ubicación este evento para acabar con la vulneración de sus derechos.
Fue en 2022 cuando se interpuso la primera demanda coincidiendo con el estreno del Zevra, segundo festival que se celebra en la misma ubicación de Cullera. «Ya llevábamos años soportando el Medusa y ahora también tenemos que aguantar otro más en el mes de julio, es demasiado porque las molestias siempre son para los mismos vecinos», comenta otro de los residentes de la torre Espacio. Y es que además de los días propios de los festivales, cuatro en julio y cinco en agosto, los afectados resaltan que el ruido es habitual por los trabajos de montaje y desmontaje, que duran semanas, las tareas de limpieza y mantenimiento de los solares y de los camiones que abastecen a los festivales.
Este primer proceso se encuentra pendiente de realizar la fase de prueba tras el verano pero ya se ha interpuesto otro recurso más contra el Ayuntamiento por estos mismos hechos.
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«Es una zona acústicamente saturada, las mediciones realizadas muestran promedios de más de 90 decibelios en el interior de las viviendas cuando el máximo permitido es de 30 con ventana cerrada o 45 con la ventana abierta», apunta el abogado Andrés Morey que representa a estos vecinos. Un ruido que aumenta en caso del que el viento sople hacia el mar y que no tiene ningún obstáculo que lo amortigue ya que el edificio es la única construcción en la zona. Este abogado experto en materia acústica ya consiguió que se condenara al Ayuntamiento de Tavernes por la celebración de otros festivales que causaban molestias a los vecinos.
El Ayuntamiento de Cullera ha declinado realizar declaraciones sobre este tema al estar judicializado pero desde la organización del festival Medusa han remarcado que son medio centenar de vecinos de un total de 150 que tiene el edificio los que han planteado la demanda y que «Medusa ha escuchado y atendido las observaciones de la Junta de Vecinos de Torre Espacio desde hace muchos años» incluyendo amortiguadores de ruido en los equipos y ofreciendo alternativas habitacionales a los vecinos para reducir las molestias.
También alegan que los escenarios más próximos funcionan en Medusa «sólo tres días al año, y dando la espalda a las viviendas», en dirección al río Júcar.
Además, fuentes de la organización del festival han añadido que la ley de protección contra la contaminación acústica se modificó en 2019 y que actualmente contempla la celebración de situaciones especiales donde «podrá eximir, con carácter temporal, del cumplimiento de los niveles de perturbación máximos fijados en la presente ley en determinados actos de carácter oficial, cultural, festivo, religioso y otros análogos. En estos últimos se consideran comprendidos los acontecimientos musicales que se celebren en la Comunitat Valenciana, a los cuales se exigirá que dispongan de marca turística contemplada en la normativa autonómica y que adopten las mejores tecnologías disponibles a fin de reducir los niveles de ruido transmitido a los receptores más próximos que, en ningún caso, podrán superar los límites máximos establecidos en la correspondiente resolución específica«.
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