Nassio Bayarri: «Si paro, me muero»

–¿Cómo se siente para seguir adelante?

–Desilusionado por el físico. Necesito mi físico. Mi mujer me decía: si te vas a morir, ya has vivido bastante. Yo contestaba: no me digas eso. Mi pensamiento es muy joven; mi cuerpo no.

–Pero usted no para.

–No paro. Si paro me muero. Voy a hacer un monumento en Paterna de homenaje a las personas que murieron por el Covid, y otro dedicado a un republicano de Paterna, Leoncio Badía.

–¿No se quiere jubilar?

–¿De qué? Si la escultura es vida, me hace vivir y sentir.

–¿La sociedad actual respeta la ancianidad?

–No como debería. Antiguamente entre los griegos, los jóvenes se levantaban para ceder el asiento a los viejos. Y en las tribus salvajes el viejo es el que manda.

–¿Valencia reconoce bastante a a sus artistas?

–No, nada. ¿Sabe qué decía Unamuno? Que Valencia es un tren de primera con gente de tercera, y yo quiero que no sea verdad. Me duele.

–¿Y a usted?

–No, ni reconocido ni nada. Yo soy 'xe, eixe que va per ahí'. Aquí no hay interés. Tengo muchos amigos y he plantado muchos monumentos. Estamos jugando con la cosa política, y ¿quién tiene el dinero?

–¿Si fuera catalanista habría tenido mayor reconocimiento?

–No sólo en Valencia, en toda España. No soy catalanista, no puedo serlo, mi padre saldría de la tumba.

–Nassio Bayarri, que tiene mucha obra en las calles de la capital del Turia, ¿cómo ve las reformas de la plaza del Mercado o la del Ayuntamiento?

–Horroroso.

–¿Por qué?

–Porque no hay quien lo entienda. Es un mareo. Ahora aquí una sombra, allá un umbracle. Ché, tan elegantes que son y ponen allí un mercadillo, y a una señora vendiendo sostenes y bragas. ¿Esto qué formalidad es?

–¿En la ciudad las instituciones prestan atención al arte?

–El Palau de la Música, cerrado, a la cultura no le dicen nada. No ves a Ribó ni a nadie en un concierto, ni en una conferencia. En el Ayuntamiento tienen una sala de exposiciones muerta. ¿Qué interés tienen? A los artistas no nos dicen nada.

–¿Tiene alguna exposición a la vista?

–Estoy muy cansado. Hay conversaciones con Bancaja y el IVAM no dice nada.

–¿El IVAM no le ha dicho nada?

–Reglamentariamente, no. Amigos del IVAM, sí. Oficialmente, no,

–¿Cuándo expuso por última vez en el IVAM?

–Nunca. En el IVAM no he expuesto. Lo hice en el Centro del Carmen.

–¿Tiene obra suya?

–No, ni nadie me ha pedido nada. Se ve que allí se ponen de acuerdo y catalanista entra, catalanista sale. Y yo no entraré nunca. Me da lo mismo, el IVAM cada vez es peor porque no hay preocupación. No hay libertad y la ideología, que cada uno tenga la que sea.

–¿Faltan museos en Valencia o se necesita una buena gestión?

–Ambas cosas. El museo se puede hacer y a la gente hay que encontrarla, saber quién es.

-¿Cómo ve el Bellas Artes?

–Es una maravilla, pero es un desastre. Necesita un aparcamiento enorme. No pasará nada porque las obras son siempre las mismas. Y lo que han hecho no está mal, las tablas góticas se ven muy bien, pero el escultor Benlliure,

–¿Los valencianos lo conocemos poco?

–Nada.

–Usted sostiene que el arte es geometría, ¿qué significa?

–Todo está geométricamente hecho. Yo estoy siempre estudiando el cosmos que me gusta mucho, últimamente me han hecho gracia dos frases, una que decía que el cosmos estaba antes que nada. Entonces mi cosmoísmo tiene un tanto de religión.

–¿Cómo ha cambiado la situación desde que impulsó el grupo Parpalló?

–Se ha apagado. Todo nace, florece y se apaga. Parpalló salió valiente, subió y cayó. Como Els quatre Gats de Barcelona, el equipo Paso de Madrid, todos.

–Hablemos de la trascendencia de su trayectoria internacional.

–Soy muy vago y no me preocupo de mis amigos. Debería conservarlos, escribirles, pero soy un avaricioso y no hago nada más que trabajar.

–¿Para usted el trabajo es fundamental?

–Toda la vida he hecho lo que me ha dado la gana. Y siempre me he dicho, si sale mal es porque no sé, pero si sale bien, preparaos.

–Fue uno de los primeros que disfrutó de una beca en Roma, ha expuesto su obra en muchos lugares del mundo, y decidió regresar a España, a Madrid. Y de allí a Valencia. ¿Se puede hacer una carrera como la suya aquí?

–Es difícil, porque yo no he pedido nada a nadie. He trabajado, y el que me ha querido me ha encontrado.

–Alguien que define el arte como geometría publicó en 2006 un libro de sonetos –pura sensibilidad– 'En voz baja'. ¿Por qué?

–En la vida no sólo somos lobos que comen carne. También tenemos momentos que pensamos para nosotros mismos porque si lo hiciéramos en voz alta creerían que estamos locos. Yo siempre estoy solo, escucho música clásica y trabajo sin mirar el tiempo. Y pienso y escribo.

–¿El artista nace o se hace?

–Al 50 por cien. Pero si no nace no se hace. Tiene que sentirlo. Quizás me he equivocado diciendo lo que pienso, pero soy muy feliz y las cosas van saliendo.

–¿Cómo le ha afectado el fallecimiento de su mujer?

–Me ha hecho polvo.

–¿Ha trabajado con materiales como el hierro, la piedra, la cerámica, el barro y el hormigón y este último le gusta mucho, por qué?

–Es fuerte, resistente. Obliga a no ser facilón.

–A Nassio Bayarri lo fácil no le gusta, ¿cierto?

–No, no me gusta. Es una actitud de vida.