Un nuevo escenario para la cultura
El regreso artístico tras el Covid-19 deparará obras de teatro más cortas, control de aforo en eventos, muestras menos multitudinarias y merma de público
CARMEN VELASCO
Sábado, 25 de abril 2020
La normalidad es lo primero que desaparece en una catástrofe (la pandemia por coronavirus lo es) y en su lugar se instala lo desconocido. Antes del estado de alarma, lo habitual era disfrutar de la cultura en el patio de butacas de un cine, observar a los actores a cuatro metros del escenario, observar en vivo y sin intermediar ninguna pantalla un lienzo y compartir la música en directo junto a decenas de personas en una sala de conciertos. Cuando se decretó el estado de alarma se cerraron los espacios culturales, tanto públicos como privados, y la incertidumbre se apropió de la cotidianidad. Durante el confinamiento la actividad artística ha colonizado las redes sociales y las plataformas de streaming, pero ¿cómo será la nueva normalidad cultural tras la pandemia? ¿De qué forma transformará los usos y costumbres artísticos la crisis sanitaria? ¿Cuándo se podrá recuperar la oferta en teatros, auditorios, cines, museos y galerías? Nadie sabe con certeza las respuestas, pero todos apuestan por un nuevo escenario cultural regulado por estrictas medidas de higiene.
En el regreso de la actividad artística, el público, como antes del virus, será la pieza fundamental. La reducción de consumidores culturales es la realidad que maneja el sector y, al mismo tiempo, la principal preocupación. La merma de público, marcada por el temor y la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía, afectará sobre todo a los ingresos de instituciones privadas. «Obligará a bajar los precios en las entradas al teatro y aún así el nivel de ocupación del patio de butacas será menor», avanza Enrique Fayos, responsable junto a María Ángeles Fayos de Olympia Metropolitana, empresa que gestiona las salas Olympia, Talía, TAC de Catarroja, Auditori Torrent y Auditori La Vall d'Uixó. La rentabilidad de las artes escénicas será menor. «Por eso solicitamos al Gobierno una bajada del IVA cultural. El tipo impositivo debe estar al nivel de Francia y Alemania», señala Fayos, quien espera que las Administraciones estén a la altura con medidas urgentes. «No basta la buena voluntad», indica.
En los museos «la mengua en el número de visitas va a ser una situación coyuntural que dependerá del tiempo que se necesite para vencer la enfermedad. Una vez sucedido esto la afluencia de visitantes se recuperará poco a poco y volveremos a ver los museos llenos de personas ávidas de disfrutar y conocer lo que los artistas nos cuentan. El arte no cura las enfermedades pero nos ayuda a entender y soportar las contradicciones y los sinsabores de la vida diaria. Si deseamos vivir, y no tan sólo sobrevivir, necesitamos ver más allá de la cotidianeidad, necesitamos soñar, imaginar y descubrir realidades y circunstancias que el arte nos proporciona. Por ese motivo, el ser humano tiene la necesidad de inventar y contar historias que enriquezcan y hagan más llevadera la existencia», apunta el director del IVAM, José Miguel G. Cortés. Tras el Covid-19, «los museos continuarán viviendo y enriqueciendo sus tareas durante muchos años. Se harán más inclusivos y plurales, más colaborativos y participativos, más abiertos a los medios digitales y más cercanos a su entorno físico más próximo, confío en ello», añade el responsable de la pinacoteca valenciana.
Jesús Iglesias rechaza cualquier estigmatización de los centros artísticos: «Son espacios seguros que cumplen las garantías»
El director artístico del Palau de les Arts apunta una variable a combatir con fuerza: «Existe el riesgo de estigmatizar la asistencia a espacios culturales. En Les Arts, quiero dejarlo claro, se van a tomar las medidas que indique Sanidad para garantizar la protección tanto a los trabajadores como al público. Cuando los teatros reabran, lo harán con todas las condiciones de seguridad». A Jesús Iglesias le preocupa que la limitación de aforo incida en los presupuestos: «Las reducciones drásticas de aforo complican la gestión, dado que la reducción de ingresos marca la programación del futuro». La economía postpandémica marcará el consumo y la gestión cultural. «Espero que el público no se reduzca en exceso porque las artes escénicas han de formar parte de la reflexión. La cultura debe canalizar los cambios. Es una oportunidad para poner el foco en la cultura», agrega el gestor gijonés.
Reducir el aforo en teatros como Olympia y Talía es «inviable», según Fayos, quien apuesta por medidas de contención como control de temperatura, dispensadores de gel hidroalcohólico y uso de mascarilla. «Ojalá pudiera disponer de tests para ofrecerlos a los asistentes», comenta. Los teatros privados, añade Fayos, reabrirán en condiciones y con medios, pero es inviable hacerlo con menos capacidad de público. Eso sí, la programación también se transformará. «El teatro se reinventará con obras más cortas, más pases y mayor peso de funciones streaming. Los espectáculos, además, irán enfocados al público joven que, a priori, es el que menos temor tendrá a salir de casa», explica Fayos, cuya empresa Cinestudio D'Or y la librería madrileña Lé. El empresario valenciano, en cambio, ve factible que las salas de proyección impongan la distancia social en el patio de butacas porque los costes de exhibición son inferiores a los de una producción teatral. Lo que no comprende es cómo las librerías no están abiertas dado que pueden cumplir las mismas medidas exigidas a estancos o farmacias.
En festivales de música y conciertos de gran formato el control de aforo vendrá marcado por las autoridades sanitarias, como sucede en otros países. La mascarilla higiénica será elemento común en el entorno cultural de la misma forma que ha tomado la calle. En Alemania, donde esta semana han abierto las galerías de arte, el uso de este elemento protector y la distancia física de 1,5 metros son obligatorias. El protocolo sanitario germano obliga a los espacios artísticos a controlar el número de visitantes y desinfectar regularmente las instalaciones.
«Las medidas a tomar serán menos complicadas en la visita a una exposición (donde el espacio es mayor y se puede controlar la afluencia, la distancia y el modo de contemplar una obra), que la celebración de una conferencia o de un taller que requerirán otras medidas más específicas y especiales que, tal vez, hará que se retrase su puesta en marcha», sostiene el director del IVAM. «Poco a poco, con voluntad y sin poner en ningún momento en peligro la salud de nadie, los museos volverán a la normalidad y a ofrecer un gran servicio a la sociedad», añade Cortés.
Tras la crisis sanitaria las instituciones culturales «van a sentir con mayor fuerza la obligación de vincularse a la ciudad y al entorno donde vivimos. El turismo internacional va a ser menor, por lo que tendremos que trabajar mucho más la conexión con la ciudadanía. Ser referente en un momento difícil será una forma de garantizar la supervivencia de la institución», argumenta Jesús Iglesias.
Ninguno de los tres gestores conoce cuándo se retomará la actividad cultural. La intención del IVAM es desarrollar '¿Dónde está mi hogar?', de la artista turca Gülsün Karamustafa, que es la colaboración de la colección del MAXXI de Roma con la del IVAM; 'Des (Orden) Moral. Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras'; y la del diseño valenciano en el CADA de Alcoi. «Estas son nuestras intenciones y esperamos poder superar las dificultades de préstamos, fechas acordadas y demás cuestiones y que las podamos celebrar», avanza Cortés.
Les Arts, por su parte, considera como la opción más optimista la reapertura en octubre. «Estamos reprogramando recitales, conciertos y ballet para la temporada 2020-2021», apunta Iglesias, quien recuperará la ópera 'Ariodante' para 2021-2022.
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