«Me siento muy orgullosa de haber contribuido a uno de los periodos más brillantes del IVAM en mis diez años de dirección». Con esas palabras, la exdirectora del centro valenciano, Consuelo Císcar, se defendía ante el tribunal que la juzga por la pieza ... 2 del denominado caso IVAM, relativa a un presunto fraude millonario con la adquisición de reproducciones de creaciones del escultor Gerardo Rueda –también están imputados el exdirector financiero del museo, Juan Carlos Lledó; y el hijo del artista, José Luis Rueda–.
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Esa operación tuvo un coste de tres millones de euros. Una incorporación masiva de obras de Rueda tanto por compra como por donación que «era una oportunidad para el IVAM», ha defendido la propia Císcar del que fuera uno de sus proyectos estrella para el museo. Es lo que ha intentado justificar en un procedimiento que el pasado martes quedó visto para sentencia.
Pero ese fondo artístico cuya llegada a la pinacoteca se dirime ahora en los tribunales y que costó tal cantidad procedente de las arcas públicas valencianas se conserva a la intemperie en un polígono. Algunas de esas esculturas de gran tamaño, sobre las que pesa el hecho de haberse reproducido después de la muerte de su creador, están instaladas al aire libre en uno de los almacenes que la Generalitat tiene en la localidad valenciana de Riba-roja de Túria.
Sus enormes dimensiones son lo que impide que estén guardadas bajo techo. Y así seguirán. Porque según fuentes del IVAM consultadas por LAS PROVINCIAS, el museo de arte moderno no tiene ningún proyecto artístico, plan o idea de qué hacer con las piezas que están bajo sospecha. De momento, están guardadas.
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No hay nada en el horizonte que pueda variar el futuro de unas creaciones que llegaron al museo en 2006 a través de una operación que está bajo sospecha por el hecho de que las obras fueran reproducciones realizadas tras la muerte del escultor.
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La Fiscalía pide seis años de cárcel para Císcar y para el hijo de Rueda por los delitos de malversación y falsedad. No obstante, ha rebajado a 1,8 millones de euros el supuesto dinero malversado que se destinó a la compra de las obras póstumas y que fueron abonadas como si fueran auténticas.
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Algunos testigos han asegurado durante las sesiones que el centro de artes compró copias. Una exjefa del IVAM, Marta Arroyo, aseguró que el museo adquirió una pieza realizada ‘a posteriori’ y no la que el escultor creó para la muestra que el centro le dedicó en 1996. Se trataba de ‘Gran Relieve’, que «no era el original de Rueda». «El original fue el que expuso en vida en 1996. Lo que el IVAM compra es una copia realizada ‘a posteriori’», dijo en su declaración.
Sin embargo, el heredero del escultor se defendió de las acusaciones. «Han destrozado el nombre de mi padre. Esculturas que valían un millón y medio ahora no valen nada», lamentó. Parte de ese fondo es el que se encuentra a la intemperie en un almacén.
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