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El presupuesto público de 2019 para el Palau de la Música, cuando funcionaba a pleno rendimiento, fue de 14,7 millones de euros. Cuatro años después, sin ningún tipo de actividad y con un edificio cerrado, el presupuesto del auditorio municipal es de 14, ... 6 millones. Suena contradictorio pero no lo es. El Palau de la Música de Valencia, cerrado y sin actividad desde julio de 2019 –cuando los bomberos declararon «inhabitable» el auditorio municipal tras los daños registrados en las salas Iturbi y Joaquín Rodrigo– le sale más caro a las arcas públicas estando clausurado que si estuviera abierto, porque al resultado económico cabe restar lo que ha dejado de ingresar por el alquiler de salas y venta de entradas.
Sin conciertos de la Orquesta de Valencia ni otras actuaciones de artistas ni actividades, con el edificio inaccesible, sin la obligación de tener una iluminación permanente, prescindiendo del personal de sala que debe estar atendiendo al espectador... es decir, sin requerir debido a su cierre de los medios materiales y humanos que necesitaba cuando gozaba de un oferta musical regular, es fácil presuponer que sus gastos, aunque sólo sean los corrientes, han debido descender. Pero no es así. Porque el cierre del Palau de la Música supone una serie de inversiones que no se llevarían a cabo si el espacio viviera en la normalidad en la que desarrollaba su actividad antes de que se desprendiera el techo de la sala Joaquín Rodrigo en junio de 2019 –lo que motivó su clausura indefinida–.
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Porque los responsables del Palau están afrontando una serie de gastos que son consecuencia directa de esta situación. Un ejemplo. Desde 2019, la Orquesta de Valencia lleva deambulando por escenarios como el Palau de les Arts, el Almudín, la Rambleta o el teatro Principal. Pero algunos de estos escenarios no reúnen las condiciones idóneas para el pleno desarrollo de los conciertos. Así que el Palau de la Música ha contratado a dos empresas para que, por una parte, la primera de ellas se encargue de, como reza el contrato, el «suministro y montaje, en régimen de alquiler, de una ampliación de escenario para el teatro Principal de Valencia, u otras ubicaciones, para los conciertos realizados dentro de la programación del Organismo Autónomo Municipal Palau de la Música de Valencia, y sus correspondientes certificaciones». Este hecho requiere, a su vez, que se acuda a otra firma para que realice la «certificación de los montajes o modificaciones de las tarimas». En el primer caso, el importe que se abonará a la empresa Alvir Eventos S. L. es de 75.504 euros. A los que hay que sumar otros 25.787 para DLA Ingeniería y Consultoría Técnica S.L. para el desarrollo de los informes técnicos de certificación. En total: más de 100.000 euros para esta plataforma.
2,5 millones ingresó el Palau de la Música en 2018 por la venta de entradas.
500.000 euros de pérdidas tuvo el auditorio en 2019, año en el que tuvo que cerrar.
13,7% más de presupuesto tiene este año el espacio con respecto a 2021. Sube a las 14,6 millones de euros pese a estar cerrado.
De esta forma, se ampliará el escenario de la calle Barcas, una institución que depende de la Diputación de Valencia y uno de los tantos espacios a los que ha tenido que recurrir la presidenta del auditorio municipal, Glòria Tello, para poder desarrollar las actuaciones correspondientes a las temporadas 2019-2020, 2020-2021 y la actual, 2021-2022. En este sentido, el hecho de que la Orquesta de Valencia y la programación haya deambulado por distintos enclaves de la ciudad ha generado otro fenómeno: una pérdida de ingresos notable, como la desaparición del montante por el alquiler de los espacios para congresos, seminarios, actuaciones y otras actividades. Echando la vista atrás, en 2018, el ejercicio anterior al cierre del Palau de la Música, la institución municipal ingresó 2.472.000,19 euros en este concepto.
En 2019, el fatídico año en el que el centro echó el cierre por los daños del edificio, en este concepto ingresó 1,318.619,91 euros (un millón y medio de euros menos como consecuencia de la clausura). Así, tal y como adelantó este diario, El Palau de la Música cerró el año 2019 con pérdidas de 500.000 euros (499.992,99), cuando venía de un 2018 con un saldo positivo cercano a 1,5 millones (1,482.719,19), según la Cuenta del Resultado Económico-Patrimonial de organismo autónomo.
Pero aún hay más, Y pese a estar cerrado y sin actividad casi tres años, el pasado mes de noviembre se conoció que para este 2022 el Consejo de Administración del Palau de la Música había aprobado un presupuesto de 14,6 millones de euros, lo que ha supuesto un incremento del 13,17% respecto al año anterior, que fue de 12,9 millones de euros. De esta forma, y pese a estar clausurado, el montante destinado a esta institución cultural recupera los niveles de 2019, cuando el presupuesto fue de 14,7 millones (el fatídico ejercicio en el que el centro dejó de estar accesible). En 2020, por su parte, y con el auditorio sin programación, la cuenta total del enclave descendió a los 13,6 millones. En 2021, siguió menguando hasta los 12,9 millones de euros.
2019. 14,7 millones de euros.
2020. 13,6 millones de euros.
2021. 12,9 millones de euros.
2022. 14,6 millones de euros.
En este sentido, hay otros ejemplos de gastos que ponen de relieve que el Palau sale más caro cerrado que accesible a los melómanos. Sin escenario para desarrollar los conciertos de abono y los distintos ciclos de música de cámara, pop o rock, el auditorio municipal ha debido recurrir a esos espacios antes mencionados. Por ellos, ha tenido que pagar un alquiler como el que ha ingresado Les Arts, que durante este tiempo le ha arrendado la sala Auditorio para que desarrolle allí sus actuaciones.
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Y al gasto económico también hay que sumar el desgaste reputacional y la pérdida de fieles. Porque el cierre del auditorio ha supuesto una fuga sin precedentes de abonados (hasta un 60% de seguidores del centro musical valenciano ha causado baja del auditorio).
Las previsiones más halagüeñas para el Palau de la Música prevén su regreso a la vida cultural de la ciudad en 2023. Son los plazos que maneja el Ayuntamiento de la capital del Turia. Este mes de abril, concretamente este pasado lunes, han dado inicio las obras de reforma. Es la firma valenciana Bertolín –que ha establecido una Unión Temporal de Empresas (UTE) con Becsa– la encargada de la rehabilitación del espacio.
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El Consistorio ha tardado casi tres años en adjudicar las tareas después de que otra firma, Santatecla Arquitectos, se encargara de redactar el proyecto de obra. Sin embargo, y aunque la adjudicación se produjo en enero, el proceso ha sufrido numerosos retrasos. Se espera que las obras duren 15 meses y el coste es de 10,6 millones de euros, un 16% menos de presupuesto de las previsiones que manejaba el Ayuntamiento.
Sobre el Palau de la Música pesa un récord nada satisfactorio: el cierre más largo de un edificio de estas características. Auditorios como los de Granada y Madrid realizaron reformas similares a las de Valencia en menos de dos años. Sólo el Liceu catalán, que se reconstruyó en cinco años tras un incendio, supera la parálisis del centro de la capital del Turia.
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