Borrar
Iñaki Gabilondo posa para la entrevista en el hotel Santo Mauro de Madrid.
Iñaki Gabilondo posa para la entrevista en el hotel Santo Mauro de Madrid. JOSÉ RAMÓN LADRA
Periodistas con historia

«A una parte de la sociedad española le sobra la otra. Hay una especie de España sobrante»

Iñaki Gabilondo repasa sus años de oficio y la actualidad. Sigue abierto a proyectos que le estimulen. «Menos de política, lo que sea». Asegura que sabe decir que no, pero su actividad no ha cesado desde que aparcó oficialmente su carrera laboral tras 60 años dedicados al periodismo

Sábado, 22 de marzo 2025, 01:18

De los 82 lúcidos años que tiene Iñaki Gabilondo casi 60 se los ha dedicado al periodismo, razón de sobra para proponerle un encuentro dentro de la serie de 'periodistas con historia' que realiza este periódico. Nos citamos para hablar del oficio y de la actualidad, a través de la mirada de alguien que ha labrado una trayectoria de éxito ante los micrófonos de la Ser y delante y detrás de las cámaras de, entre otras cadenas, TVE, Cuatro y Movistar. En esta última firmó su última colaboración en 2022. Desde entonces le presupongo más desocupado. Me equivoco.

–No tengo tanto tiempo libre. Estoy sorprendido. Creía que la octava edad era otra cosa. Tengo una actividad enorme y eso que sé decir que no. Me hacen ofertas bonitas, originales. No me quiero meter en política, pero me surgen otros asuntos relacionados con música, libros, periodismo con los que sí me siento a gusto y agradecido.

–¿No ha recuperado ninguna afición o le dedica más tiempo a alguna que ya tuviera?

–Leer siempre he leído mucho y lo sigo haciendo. Ahora veo más series, eso sí. Antes no me podía permitir ver tres horas y media de una serie y ahora sí.

–Una vez le escuché decir que hoy en día las series eran una muy buena herramienta para conocer cómo está el mundo.

–Sí, lo mantengo. La realidad es muy compleja y los medios de comunicación están obligados a una mayor síntesis de las cosas. En las series buenas es posible comprobar mejor las sutilezas y complejidades del mundo de la política. En la actualidad informativa todo va más rápido.

–Es verdad que en los medios cada vez trabajamos más en la urgencia, con la necesidad de ser los más rápidos.

–Gestionar algunos sucesos no es fácil. Vosotros lo habéis vivido con la dana. ¿Existe alguna manera de que la información no sea atropellada en una situación así? Es fácil analizar desde la distancia. Estas cosas no se anuncian, no se pueden planificar. En el momento en que esto estalla se produce un alboroto profundo en todas las empresas periodísticas y la gente hace lo que puede.

–Salvando las distancias el inicio de la cobertura de la dana me recordó a alguno de los acontecimientos que a usted le ha tocado cubrir en su carrera, como el 11M, que se desarrolló también entre confusión y muchos dramas...

–Se vive sin perspectiva. En el 11M no tenía que ver lo que sabíamos a primera hora con lo que fuimos conociendo más tarde, con cientos de muertos. Es natural que no se tenga perspectiva en esos momentos. Salimos como podemos de esos trances. Son injustas las críticas que a toro pasado nos explican lo que se debió hacer. La vida no tiene ensayo. También es injusto no asumir la responsabilidad de lo que no se ha hecho.

– Uno de los principales problemas a los que nos hemos enfrentado en las noticias sobre la dana han sido los bulos.

–Estamos infestados por las noticias falsas, no solo aquellas que surgen por precipitación, sino también por las intencionadas. Con las inundaciones en Valencia vimos circular bulos pero no es nada nuevo. Están llenándolo todo y es repugnante.

–Me sorprende el calado que logran en una parte relevante de la población.

–A mí ya me pasó el 23F. Entonces yo estaba en televisión. No dimos el asalto al Congreso en directo y hay mucha gente que asegura haberlo visto. Se está produciendo uno de los fenómenos más impresionantes y que hacen más difícil nuestro trabajo, porque somos la sociedad más escéptica y al mismo tiempo la más crédula. El pensamiento imperante es escéptico, con frases como «¡a mí me la vas a dar!». Hay quien mira con desdén y piensa que está todo manipulado, pero un segundo después se traga la primera milonga que le cuenta cualquier fantasma. Están teniendo grandes problemas quienes tienen que dedicarse a la comunicación. Los públicos miran con recelo lo que se les comunica y al mismo tiempo se tragan otras cosas inauditas que vienen por vías diferentes. La misma gente que duda de las evidencias más colosales se cree las tonterías más grandes.

–Es preocupante y no sencillo de remediar.

–Es dinamita. Y está poniendo a prueba la capacidad de digestión de la sociedad. En mi caso, me alejo con mucha precaución de quienes vienen pegando gritos y cuya identidad comunicacional o profesional no tengo testada.

–¿Los medios hemos contribuido a generar ese escepticismo?

–Forma parte de una misma sopa y nosotros estamos dentro de esa olla. Los medios de comunicación, como viven un momento angustioso desde el punto de vista financiero, no están en una situación de gran lucidez y estabilidad y están más preocupados de cómo salir de esa crisis. Los medios están acentuando algunas cosas, exagerando muchas cosas, militando de una manera asombrosa. Y luego está el efecto que sobre ellos tienen las redes sociales.

–¿Se refiere a la búsqueda desesperada de 'likes'?

–Sí. Sobre todo si para ello tienden a la simplificación o a la exageración. Los medios de comunicación temen parecer viejos y se apuntan a modas sin meditarlas mucho. También tienen miedo a que sus lectores se vayan a otro lado donde les den la razón, y por eso escriben a veces a la carta de quien los lee.

Gabilondo sigue atento a la actualidad, lee mucho y dedica más tiempo a la series. JR LADRA

–Jeff Bezos lo tiene claro en 'The Washington Post': ha ordenado publicar solo opiniones en apoyo al «libre mercado y las libertades individuales».

–Es una traición a ese periódico. Yo he estado allí, en esa redacción y me imagino cómo habrá sentado. Cuando lo visité estaban orgullosos de que la propiedad entendiera –ya estaba Bezos entonces– que la opinión y la información se moviesen por líneas bien diferentes, hasta el punto de que están en edificios separados. Todos los periodistas del mundo hemos mirado con anhelo cómo se trabajaba allí y Bezos se lo va a cargar, como Zuckerberg se ha cargado la verificación de datos. Son genuflexiones al nuevo poder que incluye la aniquilación por derribo de todo aquello que molesta. A los españoles nos llama menos la atención. ¿Y por qué un propietario no va a poder hacer esto? Un propietario americano no lo hacía. Cuando Bezos entró la duda que se planteaba en el periódico era si se atreverían a publicar criticas a Amazon. Y lo hicieron. Lo de ahora es un paso atrás muy grande.

–Hablábamos de los bulos, pero es que a veces parten de los propios políticos. Eso ya es el más difícil todavía.

–Estos problemas existían antes del drama de Valencia. La cuestión es que ni en un drama como este se hayan podido evitar. Decía Einstein que es más fácil disolver un átomo que disolver un prejuicio. La gente que tiene un prejuicio bien instalado no lo disuelve por nada. Asistimos a una polarización muy extrema. Hay posiciones que son automáticamente rechazadas por unos y aceptadas por otros. La política tiene serias dificultades para hacer llegar sus posiciones.

–¿Siempre ha habido tanto ruido político o este es más ensordecedor que los de otras épocas?

–Siempre ha habido un ruido muy fuerte y feroz y, en algunos momentos, de una brutalidad descomunal. Las cosas que le hicieron a Suárez fueron brutales. Aznar y Felipe se tenían una manía grande que se trasladó al PP, al PSOE y a los medios y a la sociedad que les acompañaban. El elemento que sí es nuevo es la descalificación del otro. Ahora hay una parte de la sociedad a la que le sobra la otra parte. Hay una especie de España sobrante. Desde alguna perspectiva esa España sobrante es la actual mayoría parlamentaria. No es la mayoría que hay que derrotar, sino la que sobra. Esta es una novedad. Tiene una gravedad extraordinaria.

–¿Se deslegitiman los resultados de las urnas?

–España tiene un problema, que a la gente no le gusta cómo es España de verdad. Es como si vas a hacerte un traje al sastre y no te gusta cómo eres y te pones de puntillas, sacas pecho, metes tripa... Luego te traen el traje y te tira por la sisa, por las mangas… No se quiere ver cómo es el país de verdad. El país que está en el parlamento ha sido elegido libremente por ciudadanos que han podido votar amparados por la democracia. Eso que está ahí es lo que somos. Esa realidad no está siendo entendida, hay que aceptarla cómo es.

–Sobre esto que usted señala depende de a quien le pregunte le dará una versión u otra, intentará colar su relato.

–Eso también es antiguo. Yo he hecho muchas noches electorales y he visto cómo cada cual intentaba colocar su relato.

–También con la dana hay guerra de relatos cinco meses después.

–En asuntos de envergadura como este es difícil que traten de colar un relato. En una hecatombe con esa magnitud de dramas humanos intentar inventarse relatos es complejo, se ven las intenciones. Hay relatos en los que se nota demasiado que se está escurriendo el bulto, pero la gente no ignora que eso es lo que se está intentando. Por afinidades ideológicas puedes apoyar una versión pero no te impide distinguir las intenciones.

– ¿Le ha costado en su carrera ser objetivo en muchas ocasiones?

– Yo nunca he pretendido ser objetivo. Nadie es objetivo. He procurado ser honestamente subjetivo. Tú vas por la vida con tu experiencia de la vida, tus aprendizajes, tus juicios, tu educación… Eso no puedes dejarlo de lado. ¿Qué quiere decir ser objetivo? El día en que se jubiló Walter Cronkite, después de haber sido el gran líder de los telediarios norteamericanos, un periodista le preguntó que si se metiera en política con qué partido lo haría. Y él respondió: «me acaba de hacer el mayor honor que me han hecho en la vida». Durante años ese fue el ejemplo supremo para los periodistas. Luego eso empezó a discutirse. Creo que se puede ser extremadamente honesto teniendo una mirada desde una determinada posición ideológica. La sociedad mira mucho en la prensa las opiniones, escandalizada con lo que dice uno u otro. A mí las opiniones me importan un pimiento. Donde se está jugando no muy limpio es en la información. En la información que se escamotea, que no se pone, que se magnifica… Ahí está el peligro.

– ¿A dónde nos puede conducir ese peligro?

–Yo puedo ser de la Real y tú del Athletic de Bilbao, vamos a un partido y cada uno no podremos evitar verlo con los ojos de cada equipo, pero digamos los dos que acabó 2-1. El peligro viene, y esto está pasando, cuando se empieza a hacer dudar sobre el resultado del partido. Yo he cometido errores y me duelen mucho, pero ninguno de ellos se debieron a una intencionada deshonestidad, aunque hubo gente que lo creyó. Toda la gente que ha trabajado conmigo te puede confirmar que siempre he sido muy limpio jugando. Eso lo he llevado hasta la obsesión.

–¿Cómo ha sido su relación con los inquilinos de la Moncloa?

–He conseguido mantener una relación de distancia, aunque mucha gente no se lo crea. Demasiado cerca de los políticos quedaría atrapado en la ola afectiva y eso me haría vulnerable. Conozco a todos los políticos de sobra, pero no hay ninguno que te podrá decir que esté en su órbita de amigos.

– ¿Cómo han envejecido nuestros expresidentes?

–Yo tiendo a respetar a los presidentes del Gobierno porque he estado muy cerca de ellos. No hay ningún idiota que haya sido presidente del Gobierno. Cuando tú estás a un metro de ellos te das cuenta de eso.

–¿No le sorprende la relevancia que siguen teniendo algunos de ellos, como Felipe González o Zapatero?

–Me llama la atención el viraje de Felipe y el viraje de la sociedad con Felipe. Felipe no estaba en una posición de la que se haya alejado demasiado. Pero cuando ahora lo veo glorificado por sectores que lo estuvieron maldiciendo incluso por las mismas cosas me llama la atención. Por ejemplo ahora se habla del supuesto asalto al poder judicial del Gobierno, es un clamor de los sectores de la derecha que dicen que nunca en la vida había ocurrido algo así. Invito a que se lean los periódicos de 1985 cuando Felipe González transformó el Consejo General del Poder Judicial. Dijeron de todo. Soy muy mayor para que me sorprenda casi nada. La trayectoria de un presidente se debería medir por la suma entre su mandato y su vida después.

–¿De verdad está curado de espanto? ¿No le sorprendió el choque ante los medios de Trump y Zelenski?

–Estoy curado de espanto pero no tanto. Hay un hecho anterior relacionado con Trump que aún me sorprendió más. El asalto al Capitolio es lo más gordo que yo he visto. Hemos admirado siempre el poderío institucional de Estados Unidos. El país te podía gustar más o menos, pero lo que era colosal era el respeto del pueblo hacia sus instituciones. Lo de Trump y Zelenski me impresionó menos porque ocurrió lo anterior. El arrastre que esto trae es lo que me preocupa. Trump no es el que ha provocado esto. En Trump cristaliza un movimiento que venía de atrás. Y cuando Trump se vaya –en cuatro años si no cambia la Constitución– esto va a continuar.

Gabilondo asegura que sigue en activo con proyectos estimulantes. JR LADRA
Imagen principal - Gabilondo asegura que sigue en activo con proyectos estimulantes.
Imagen secundaria 1 - Gabilondo asegura que sigue en activo con proyectos estimulantes.
Imagen secundaria 2 - Gabilondo asegura que sigue en activo con proyectos estimulantes.

– Hablemos un poco del pasado. Su rivalidad con Luis del Olmo, ¿se parecía en algo a la de Broncano y Motos?

–En nada. Nos han dado un montón de premios juntos, como ejemplo de buena relación. Nosotros vivimos una competencia feroz durante muchos años y defendimos nuestras posiciones encarnizadamente. Él me estuvo ganando durante mucho tiempo, luego yo le cogí y le gané, pero siempre con respeto. Ahora somos muy amigos, nos llamamos con frecuencia por teléfono.

– ¿Le sorprendió el debate sobre la llegada de Broncano a TVE?

–No, ahora todo es una batalla política. Me sorprendió el éxito de Broncano. Yo le aprecio mucho. También tengo buena relación con Motos. Me parecía bien que se hiciese esa apuesta, creo que TVE debe hacer apuestas rompedoras, pero no confiaba en que fuese a funcionar tan bien. Y no me ha extrañado nada que se haya polarizado porque hoy en día pasa con todo. Lo que no me esperaba es que hubiese tanto pique entre ellos, que se desatase ese choque de egos.

–¿ Habrá alguna vez un consenso en torno a TVE?

–TVE no puede hacer nada que no sea automáticamente motivo de disputa. La cadena pública siempre está condenada a tener una vigencia corta en función de los resultados políticos. Es lamentable, pero ha sido así siempre.

–¿Y qué opina del desembarco de 'Sálvame' en la tele pública?

–Hay muchas líneas que se pueden abrir en TVE, que es una tele que ya tiene otros contenidos más tradicionales.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias «A una parte de la sociedad española le sobra la otra. Hay una especie de España sobrante»