Pedreguer y sus entradas de toros con identidad propia

La particularidad de estos encierros es parar la manada con un cañizo, objeto que recuerda el peso que tuvo esta tierra en la elaboración de las pasas de moscatel

Jorge Casals

Viernes, 19 de julio 2024, 01:35

Uno de los feudos clásicos toristas que tiene la provincia de Alicante es Pedreguer, que vive con pasión la recta final de sus fiestas en honor a Sant Bonaventura. Tradicionales son sus entradas de toros, unos encierros que en esta ciudad de la Marina Alta ... tienen identidad propia y cuyas características han servido de ejemplo para otros municipios cercanos. Una de sus particularidades principales es la utilización de una barrera de cañizo para frenar la carrera de la manada. Lo que fue una necesidad en su momento se ha convertido ahora en una seña de identidad. Con el fin de mantener a los animales parados para que no entorpecieran el montaje de un entablado de talanqueras que servía para encerrar a la manada, los aficionados utilizaban este cañizo. Hace ya 40 años que el hierro sustituyó a los tablones de madera, por lo que no era necesaria esta práctica de parar a los animales durante el encierro, sin embargo, se siguió manteniendo cada año convirtiéndose así es una costumbre que no puede faltar en los actos taurinos de estas fiestas.

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Para llevar a cabo esta suerte popular se necesita sobre todo valor y determinación. Son los quintos de cada año los encargados de quedarse detrás del cañizo, barrera endeble cuya cuya función es frenar la manada, aunque no siempre con éxito, de ahí que los encargados de colocarse detrás deben armarse de valor, confianza y no mostrar ninguna duda o signo de debilidad o miedo ante la frenética carrera de los animales. Los quintos se ayudan de unas varas con las que golpean el cañizo para ahuyentar cualquier tentación que puedan tener los astados de saltar o embestir. No cabe duda de que se trata de un espectáculo único, un encierro que se vive con mucha pasión y euforia a lo largo de sus más de 800 metros entre las calles Gata y Major con desembocadura en la Iglesia.

En ocasiones, estas entradas han llegado a ser hasta de veinte toros a la vez, logrando estampas de gran belleza y emoción. Es tal la pasión que se vive por esta modalidad, que centra el programa de estas fiestas. Nada menos que veinte entradas se celebrarán a lo largo de esta semana, pertenecientes a ganaderías como Benavent, La Paloma, Fernando Machancoses… y sobre todo Els Coves, la ganadería local que tan bien lleva David Tomás, la segunda generación de esta vacada que pasta en el Barranc de la Parra y que lleva el nombre de Pedreguer por toda la Comunitat.

La utilización del cañizo, que es un conjunto de cañas anudadas con alambre, es un guiño a la historia de Pedreguer y recuerda la que fue hace años su principal actividad económica: la producción de pasas de moscatel. El cañizo era una herramienta clave en el proceso de L'Escaldà, antigua técnica con la que se secaba la uva, pues sobre la base del mismo se esparcían los racimos recién sacados de las calderas y ya escaldados para facilitar su traslado y su posterior secado al sol.

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Pioneros en cerriles

Además de las entradas, Pedreguer es una de las pocos municipios de Alicante donde se puede disfrutar del toro cerril. De hecho, fue el primer pueblo de esta provincia en introducir esta modalidad, expandiéndose después a otros pueblos de la comarca como Ondara, Gata, Xàbia, Teulada, Orba, El Verger, Benidoleig… Una iniciativa que fue impulsada, hace ahora 21 años, por L'Associació Cultural Passió Pels Bous de Pedreguer, que nació con Pedro Noguera al frente de un grupo de amigos entre los que se encontraban Crespo, els bessons Serra, Joanber, Juanan, Jaume el Cova o Paco Pedrós, entre otros. El pasado miércoles fue su día, con un cartel de lujo compuesto por tres toros de Carlos Núñez y uno de Salvador Gavira.

Actualmente, Passió Pels Bous cuenta con más de un centenar de socios, entre los que se encuentra el que fuera novillero Alberto Ballester, que en 1985 llenó la plaza hasta arriba para lidiar dos novillos en el único festejo de lidia ordinaria que ha habido hasta el momento en este municipio. Todo un gran defensor de los toros en su tierra, pone en valor el gran arraigo y la gran afición taurina que existe en Pedreguer, a pesar de que en los últimos años ha sido una fiesta ninguneada por las autoridades, que incluso consiguieron prohibir el toro embolado y hasta la salida de los toros desde los cajones. «Las fiestas giran en torno al toro, sin los actos taurinos, nada sería igual. Solo hay que ver cuando los niños hacen sus dibujos para el programa de fiestas, todos pintan toros. Será por algo. En Pedreguer hay una enorme afición, hay ganaderos y siempre ha habido novilleros y muy buenos recortadores, además de ser pioneros en muchas cosas», defiende Alberto. «Sólo hay que venir estos días para comprobarlo2, concluye. Y es que por algo se le conoce a Pedreguer como la catedral de bous al carrer en Alicante.

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