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Pepe Zapata LP
Pepe Zapata: «La generación que vivió los fusilamientos del franquismo está a punto de desaparecer»

Pepe Zapata: «La generación que vivió los fusilamientos del franquismo está a punto de desaparecer»

Actor ·

Llega a La Rambleta con 'El enterrador', la obra homenaje a Leoncio Badía que se podrá ver el sábado 5 de abril

Viernes, 28 de marzo 2025, 02:10

Leoncio Badía siempre supo que algún día se desenterraría a los fusilados republicanos, que el olvido terminaría como termina un mal sueño. Y por eso, el enterrador del cementario de Paterna dejaba objetos junto a los cadáveres, para que, llegado el día en que las fosas se abrieran, las familias pudieran identificar (y dignificar) por fin a sus muertos. Todo esto cabe en una obra de teatro, 'El enterrador', dirigida por Gerard Vázquez e interpretada por Pepe Zapata, con quien hablamos.

–Hábleme de Leoncio Badía.

–Pese a la enorme tragedia que estaba viviendo, fue un hombre que siempre luchó por la dignidad humana desde el anonimato. Siempre digo que es nuestro Primo Levi. Ideó un sistema de la nada con tal de dignificar a los muertos. Con trozos de ropa, botones, papelitos escondidos en frascos para que en el futuro se pudiera identificar a los cadáveres. Por las noches, en el cementerio de Paterna se creaba una red de mujeres (esposas o hijas de los represaliados) que le llevaban alguna pertenencia de los fusilados de estrangis, para que Leoncio las depositara junto a los cadáveres.

–¿Cómo ha sido meterse en la piel de un personaje así?

–Aunque esté claro que es él, no hablamos de Leoncio con nombre y apellido, porque se trata de una ficción. El espectador se encuentra en dos planos, el pasado y el presente. Se trata de un espectáculo que enfrenta a un actor contemporáneo actual con esta historia tan fuerte. De esta manera, es imposible que el espectador no se posicione. Surgen muchos dilemas: ¿Es mejor desenterrar a los represaliados u olvidarlos? ¿Hay otra forma de dar salida al enorme sufrimiento de sus familiares que no sea desenterrándolos?

–Entonces la obra tiene el objetivo de evitar el olvido.

–Claro. No queremos que esto se olvide. El germen de la idea surgió tras escuchar el podcast de Conchi Cejudo, 'Vidas enterradas'. Lo escuché en el coche y tuve que parar para echarme a llorar, es brutal. La obra nació de eso. La trajimos a Valencia en 2022 por primera vez a la Nau. Y ocurrió algo mágico. Ese fin de semana los hoteles de la ciudad estaban muy caros, así que dio la casualidad de que nos alojamos en Paterna. Al estar tan cerca, fuimos a visitar el cementerio. Vimos las fosas clasificadas, hablamos con algunos familiares, fuimos al paredón (que tiene todavía los agujeros de las balas)... Y entonces, casi de casualidad, nos topamos con Maruja Badía, la hija de Leoncio. Nos presentaron y, claro, la invitamos a ver la obra. ¡Y vino! Fue increíble. Nunca había tenido una sensación así sobre el escenario. Con toda la Nau llena, sentí que solo estaba representando la obra para Maruja. Cuando acabó, me dijo que ojalá la representación sirviera para que las nuevas generaciones sean conscientes de lo que ocurrió y no vuelva a suceder.

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–De las últimas décadas, quizás este es el momento en que más nostalgia franquista hay. ¿Qué dice esta obra al respecto?

–Hay algo muy interesante que dicen los historiadores: la memoria histórica tiene una limitación de tres generaciones. A día de hoy, los protagonistas de aquellos hechos, están a punto de desaparecer, así que debemos mantener la llama viva de todo aquello, de ahí la voluntad tan grande de esta obra por interpelar al espectador y hablarle de dignificación, respeto y derechos humanos.

–¿Nos estamos olvidando de lo que ocurrió o no somos tan ingenuos como para caer de nuevo en los errores del pasado?

–La extrema derecha nos dice que nos recreamos en el pasado, por desgracia. No es recrearse, es dignificar. Este espectáculo ha rodado por toda España y hemos visto que por todo el país hay muchísimas historias enterradas como esta. Las familias tienen derecho a visibilizar este asunto. Cuando llevamos la obra a Chile, justo coincidió con el 50 aniversario del inicio de la dictadura de Pinochet. Al interpretarla, vimos que con esta historia empatizaban muchísimos chilenos. Al final del espectáculo nos esperaban para leernos poemas y escritos. Esta obra tiene un punto de universalidad importantísimo, habla de los muertos de todas las dictaduras. Y bueno, hay dos versiones del espectáculo. Una es la que se verá en la Rambleta el 5 de abril, y la otra es una versión que realizamos en la calle, en cementerios y en monasterios. En esa versión, sin saberlo ,el público es un personaje más: los familiares de los represaliados que acuden al cementerio. Cuando hicimos esta versión en Picaña, al acabar vino un anciano llorando y nos contó que es el hijo de una de las trece rosas y que la historia le había emocionado enormemente.

–Ahora mismo debe haber otros Leoncios Badía en lugares como Ucrania o Gaza.

–Exactamente. Ahí está la universalidad. Tú ves las fosas de Ucrania o Gaza y es lo mismo: la atrocidad del ser humano y cómo acabamos siendo cuerpor inertes en un agujero. En el espectáculo hay una mención especial a Antígona. A Leoncio le gustaba la filosofía, y Antígona es un personaje que, precisamente, reivindicaba poder enterrar dignamente a su hermano muerto. Leoncio fue un poco Antígona.

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