Hablar de diseño parece que obliga a escribir un relato de actualidad, de novedad mejor dicho. Como si estuviéramos ante una disciplina creativa que hubiera ... llegado a nosotros, en particular al territorio valenciano, el otro día. Pero basta detenerse y bucear –sin necesidad de fondear demasiado– para descubrir que en el maravilloso mar del diseño, la creatividad valenciana lleva muchos años navegando. Tantos que incluso se puede ya hablar de muchas décadas de diseño en la Comunitat Valenciana, de cerca de cien años.
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Sillas, sillones, sofás, grandes salones, pequeñas estancias, librerías... Todos con nombre propio capitanearon la travesía a la que pronto, en septiembre, Fundación Bancaja dedicará la exposición que prepara con el objetivo de mostrar la relación entre el diseño y la modernidad desde la óptica de los pioneros valencianos que dieron sobradas muestras de una creatividad de éxito a lo largo de un periodo que se extiende desde 1900 hasta 1986, prácticamente todo el siglo XX.
En esa larga travesía se enrolaron nombres que pisaron fuerte como Juan Martínez Medina, Ventura Feliu, Mariano García, José Martínez Peris o José Pons Pedro –fundador de Point–. Todos ellos abrieron el camino para el desarrollo de producto propio ya en los albores del pasado siglo. La muestra, un proyecto de Xavier Giner Ponce, invita a participar del viaje que emprendió la industria valenciana del mueble como superación del trabajo artesanal que ya llevaba tiempo implantado entre los valencianos, en particular el que se llevaba a cabo en los talleres de ebanistería. El del diseño en la Comunitat es pues un relato que avanza de la mano de las revoluciones, o al menos los grandes cambios, que se fueron asentando en la sociedad con las distintas fases de avance que vivió la industria hasta fundirse con el diseño.
La información a la que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS descubre que el periplo expositivo tiene en cuenta el camino recorrido en distintos ámbitos de la actividad mueblista. Así, uno de los puntos de partida sobre los que se reflexiona es el que afecta a la evolución de un hacer tan vinculado a aquel incipiente diseño que supuso el mueble curvado. La información de la que ha podido disponer este periódico descubre que el análisis se detiene en la expansión del mueble curvado como una actividad que parte de una producción que «imitando» el estilo de la silla Thonet, concebida por el alemán Michael Thonet en 1854, marcará el posterior inicio de la actividad con «la producción de modelos propios que también tuvieron un enorme éxito comercial».
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Así se estrenó la industria que iba a fundirse con el diseño, o tal vez la relación fue inversa. Las incipientes fábricas ya sabían que para avanzar necesitaban contar con esa vertiente creativa que se conoce como diseño. Fuera lo que fuere, a principios del siglo XX el viaje se había iniciado realizando paradas también en el territorio del mueble racionalista que, siempre según la información a la que ha accedido LASPROVINCIAS, se abrió paso como el anterior, con la imitación de otros o mediante la adquisición de licencias «de una marca para su producción en España».
En medio de ese ambiente de búsqueda de oportunidades «sólo unos pocos se atrevieron a desarrollar producto propio», fueron los pioneros que sembraron la semilla de la que, ya mediado el siglo pasado, iba a convertirse en una floreciente industria con la que el diseño gestado en tierras valencianas marcaría la diferencia. Así ya no sólo –que era mucho– se estaba ante un cambio económico. También se abrían las puertas a una transformación de profundo calado tanto cultural, como social. A la funcionalidad se iba a unir el valor de la estética, o una vez más tal vez al contrario: fabricar y diseñar, o diseñar para fabricar.
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Los argumentos sobre los que se sustenta el proyecto de la exposición que prepara Fundación Bancaja apuntan en la dirección de los jóvenes que allá por los años setenta, en su deseo de «experimentar, descubrir, cuestionar los modelos de compartimentos, los modos de estar» abrieron las puertas a que el mobiliario que iba a acompañar la vida cotidiana de cuantos quisieran adquirirlo apostara por ser «ligero, modular, austero, pero también flexible, informal y divertido».
El diseño ya habitaba en el universo valenciano al que pusieron nombre «un pequeño núcleo de diseñadores» que se sumó a la generación anterior. El proyecto expositivo tiene en cuenta a Xavier Bordils, el grupo Nuc (Lola Castelló, Vicent Martínez, Daniel Nebot y Luis Adelantado), la saga Martínez Medina, el grupo Caps i Mans (Eduardo Albors, José Juan Belda, Jorge Luna y Carlos Albert), Pam i Mig o Nou Disseny Valencià, entre otros.
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Todos se pusieron en marcha y, junto con los de los mencionados pioneros, se fueron inscribiendo en un relato del diseño que fue trayendo consigo nuevos tiempos, reconocimientos, premios y posiciones de primer orden para aquello que habiendo nacido en los talleres de artesanía se había convertido en el diseño que triunfaba en medio de una sociedad que no sólo buscaba respuestas a la función de los bienes que adquiría, sino también a la singularidad que a los mismos concedía el valor estético.
Esa combinación fue ganando enteros y en la década de los ochenta del pasado siglo, conforme a las reflexiones que inspiran la exposición «el diseño y la modernidad dejarán de ser una cuestión de algunos pocos y se convertirá en una fuerza material de transformación». La reflexión que inspira el argumento expositivo atiende a que a mediados de los ochenta, concretamente con la entrada de España en el entonces Mercado Común Europeo - hoy UR– en 1986 se produce una nueva revolución que conducirá a que la relación entre aquella actividad mueblista y su combinación con el diseño dejara de ser la que había sido.
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Es un periplo cultural del que se podrá disfrutar en una muestra que si bien no se ha podido concretar qué piezas podrán contemplarse, sí se sabe que el paseo conducirá por casi cien años en los que a los pioneros se añadieron nuevos nombres. Se pondrán ante la vista del público piezas que nacieron de la creatividad que acompañó a Ventura Feliu, Juan Martínez Medina, Paco Muñoz, Vicente Martínez Medina, José Martínez Medina o Rafael García. También nombres de otras latitudes ayudarán a comprender cómo de la mano de los mueblistas que bebieron en la fuente de la artesanía o incluso marcharon a hacer las américas, impulsados por su creatividad y empujados por los vientos de la modernidad navegaron en dirección al universo del diseño.
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