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Lo político vuelve a cruzarse con lo artístico y lo comercial en un ARCO amazónico, rebosante de optimismo y en el que vuelve a mandar la pintura. La feria de Arte Contemporáneo abrió su 44 edición inspirándose en las «formas de vida pasadas y actuales de la Amazonía», lema de este año. Un caudaloso río del arte por el que navegarán hasta el próximo domingo compradores y curiosos atentos a las obras de más de dos millares de artistas desplegadas en 214 galerías de 36 países que ocupan 30.000 metros cuadrados.
La feria se abrió con un emotivo homenaje a una de sus fundadoras, Helga de Alvear, y un apagón reivindicativo de las galerías españolas que vuelven a reclamar la bajada del IVA del arte del 21% al 6% de la media europea. Los precios, entre los 300 euros y los casi dos millones, con récord -que se conozca- para un Rauschemberg de 1,7 millones.
De nuevo una pieza de claro contenido político del provocador Eugenio Merino, que ha metido a Donald Trump en un lavavajillas, atraerá cámaras y curiosos como un imán. Apenas hay vídeos, la escultura, la fotografía y las instalaciones tienen una discreta presencia en un cita con mucha pintura y en la que la inteligencia artificial brilla más por su escasa presencia.
Los nubarrones de la guerra arancelaria desatada por Trump no parecen afectar al comercio del arte. Un mercado atento a la bondad de los indicadores económicos, sabedor de que el arte es un valor refugio en tiempos turbulentos y en el que no cala el pesimismo ni las caídas bursátiles. Así confían en que la feria «irá de maravilla» o «será fantástica» dos de los galeristas veteranos y con algunas de las pieza más caras, Jordi Mayoral e Íñigo Navarro. También el directo del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, que la ve «súper».
La ausencia de Helga de Alvear, fallecida el 3 de febrero, se hizo clamorosa en su estand, donde este año no se venderá una sola obra. La galería, que afronta un futuro incierto sin su capitana, ha querido estar en ARCO con una decena de piezas adquiridas por la propia De Alvear en la feria en los últimos años. «Le habría gustado este chute de luz y color», afirmó Alberto Serrano, director de la galería, de unas piezas de colores restallantes en las que manda la geometría. Patricia, hija de la galerista, recordó con emoción que acudir a ARCO «fue lo que dio vida a mi madre hasta sus últimos días».
En una esquina del estand, un velador con una foto de la legendaria galerista, un cesto con mandarinas -tradición de la casa-, y un ramo de flores para recordar a quien fuera alma y confundadora de de ARCO con Juana de Aizpuru, otra gran ausente en el activo mercado tras ceder los trastos a su hija.
Eugenio Merino, creador abonado a la controversia desde que congelara a Franco, se mantiene fiel a su esencia provocadora. En la galería ADN expone un lavaplatos abierto con su bandeja inferior cargada con diecisiete platos de una vajilla 'ultra' decorada con los rostros de Donald Trump, Giorgia Meloni, Santiago Abascal, Elon Musk o Javier Milei. Líderes de ultraderecha de todos los continentes que tratan de lavar su imagen. 'Lavado de cara', que así se titula, pertenece a una serie de tres piezas, cuesta 25.000 euros y el aparato funciona, garantiza el galerista Jordi Vernis.
En la cercana galería Freijo hay obra política que firma Ramón Mateos, una cortina-denuncia que alude a los 7.291 ancianos fallecidos en las residencias de Madrid a causa del covid. Es una cortinilla metálica negra en cuyos eslabones dibujan en blanco la trágica cifra. A la venta por 15.000 euros, 'Tapiz' se exhibe en en los mismos pabellones de Ifema donde al inicio de la pandemia se instalaron cientos de camas para asistir a los enfermos de covid.
También en ADN se exhibe la escultura 'Fausto' del artista portugués Fabio Colaço que critica la servidumbre al dinero. Un par de zapatos semienterrados por quinientos euros en monedas de uno, dos y cinco céntimos en una sátira sobre la ambición y la acumulación en tiempos de proliferación de los multimillonarios.
Son las galerías históricas las que apuestan por los más clásicos las que marcan récord. En Thaddeus Ropac hay un enorme Rauschemberg por 1,7 millones de euros. Leandro Navarro ofrece un Miró tardío, 'Tête aux trois cheveux devant la lune' (1976), por 1,6 millones. En la pared de al lado cuelga 'Pipe et paquet de tabac», un pequeño óleo de Juan Gris de 1922, con un precio de 1,25 millones. Mayoral vende por 1,4 millones una pintura Alighiero Boetti.
Jaume Plensa, muy presente en la feria, ha esculpido en porfirio un rostro femenino, 'Flora' que Lelong vende por medio millón de euros. Por un poco más, 600.000 euros, es posible adquirir 'Iron root', una descomunal pieza Ai Weiwei que Elvira González y Neugerriemschneider exponen junto a una gran tela 'gorilácea' de Barceló, 'Sur la branche', de 650.000 euros. La bilbaína Carreras Mugica ofrece un gran Tápies por 525.00 euros.
Por 5.000 euros es posible adquirir un lienzo de Antonio Maya, discípulo gitano de Antonio López cuya obra recupera José de la Mano. Entre lo más accesible de la feria, un textil impreso de Karina Mendrezcky por 450 euros; carboncillos de Katinga Huang por 400 o una obra de Inma Herrera por 300.
«Muy triste» se mostró la galerista ucraniana Julia Volshyna, con espacios en Kiev y Miami, por el espectáculo ofrecido en la Casa Blanca con Trump humillando a Zelenski. «Todo es un sinsentido. La retirada del apoyo americano es una falta de respeto a la lucha de los ucranianos», lamenta compungida galerista, que muestra a dos artista cubanos a un norteamericano de origen hispano.
El amazonismo llega a con 'Wametisé: ideas para un amazofuturismo', título del programa especial sobre la Amazonía, comisariado por el brasileño Denilson Baniwa y la colombiana María Wills. Presentan 15 galerías de Venezuela, Brasil, Perú, Estados Unidos, Colombia, Argentina y Francia y plantea una reflexión «sobre nuevos modos de creación que representan existencias híbridas entre cuerpos humanos, vegetales, físicos y metafísicos».
El concepto de Wametisé, alude a creación del mundo, en el que la gran serpiente que llevaba a la humanidad en su vientre situaba a cada persona en sus territorios, según la cosmogonía de algunos pueblos del Alto Río Negro, en el Amazonas brasileño .
En los primeros compases de la feria recorrieron los atestados pabellones de ARCO los 350 coleccionistas internacionales, sobre todo iberoamericanos, y los 100 nacionales invitados por Ifema, potenciales compradores que pudieron contar con puntos de reunión y asesoría para facilitar las compras.
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