La predela del retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma ha recuperado su brillo tras quince meses de intervención. La pieza, que tiene unas dimensiones de 6,60 por 5,50 metros, forma parte del retablo gótico emblemático, que se custodia en Londres. Ahora se expone en el Museo de Bellas Artes de Valencia, pero cuando a finales del próximo enero termine su exhibición, regresará a la capital del Reino Unido. Hasta allí se trasladará el brillante resultado de un trabajo en el que se ha invertido dinero público de los valencianos. ¿Cuánto? La cantidad no fue facilitada ayer por Cultura.
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La directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, a preguntas de LAS PROVINCIAS en torno al coste de la intervención explicó que «ni se puede ni es necesario» facilitar ese dato. Explicó que la restauración no se ha «planteado en término de gasto, sino de inversión». Ante la pregunta a cuánto asciende la inversión, la directora general mantuvo que «no la ha contabilizado, se ha hecho una inversión cultural que se traduce en el tiempo y la sabiduría de personas que han trabajado en la predela».
Con esta respuesta la responsable del área de Cultura y Patrimonio dejó en el aire que se pueda conocer la repercusión económica que ha supuesto el trabajo y el tiempo invertido por los expertos de distintas disciplinas implicados en la restauración, los viajes realizados a Londres, los materiales utilizados, los medios tecnológicos a los que se ha tenido que acudir y en definitiva todo aquello a lo que ha sido necesario recurrir para llevar a cabo la restauración de una pieza que, además, no pertenece a ningun museo de la Comunitat.
La intervención la han llevado a cabo los especialistas del Institut Valencià de Conservació Restauració e Investigació (IVCR+i), cuya responsable, Gemma Contreras, especificó ayer que para el «exhaustivo» trabajo ejecutado se ha contado con un equipo interdisciplinar del que han formado parte químicos, fotógrafos, radiólogos, historiadores y restauradores. Todos han aunado su esfuerzo en un proyecto que, además, de la recuperación de la predela sigue adelante con un proyecto de investigación.
Respecto al coste que ha comportado recuperar el esplendor de la pieza, Contreras señaló que «no lo sé decir. Hemos trabajado 15 meses, entre seis u ocho técnicos del instituto, pero no todos a la vez. No podría poner precio porque no lo hemos evaluado».
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Los especialistas han utilizado las técnicas más sofisticadas, incluido el TAC en el Hospital Clínico, con el objetivo de determinar el estado del soporte y también radiografías. Además se ha trabajado en la identificación de pigmentos, y se ha escaneado completo de la predela, «que ya supone un paso para la futura conservación por si en algún momento sucediera algo con la predela, y también hemos tomado micromuestras para estudiar algunos pigmentos», explicó Contreras.
La primera parte de la intervención se centró en trabajar sobre el soporte «donde había muchos papeles pegados en la parte trasera que eliminamos dejando solamente las etiquetas del anticuario de París que se conservaban adheridas», explicó la experta. La segunda fase se centró en la pintura y los dorados. «En los dos casos ha sido una limpieza complicada porque el retablo tenía mucha suciedad acumulada y muchísimas gotas microscópicas de cera», añadió. La última fase ha sido la reintegración que se realizó ante el público. Ya recuperada la pieza, las investigaciones continuarán durante un par de años más. Se seguirán comparando otros retablos con el Centenar de la Ploma y se indagará en la documentación del Victoria & Albert Museum.
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