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¿Qué quieren aclarar los Benlliure?

La nieta del escultor busca ratificar que su padre es hijo del artista aunque fue adoptado por un familiar. Ni en el registro civil ni en la partida de nacimiento consta que José Luis Mariano Benlliure Arana sea descendiente del creador valenciano pese a que heredó el legado

Noelia Camacho

Valencia

Jueves, 26 de septiembre 2019

La reciente toma de una muestra de ADN del escultor valenciano Mariano Benlliure (1862-1947), enterrado en el cementerio del Cabanyal, resultante de la demanda interpuesta por sus descendientes para despejar dudas familiares ha levantado ciertos interrogantes sobre la historia de un clan cuya fundación vela por la memoria del artista valenciano.

«Queremos aclarar el pasado de Benlliure», aseguraron el martes a este periódico algunos de los herederos del genio. Lo que no ponían negro sobre blanco eran las razones que les habían llevado a llegar ante la Justicia justo en este momento. ¿Por qué ahora? ¿Qué había motivado a sus descendientes a tomar esas pruebas para probar el vínculo familiar de Mariano Benlliure con su nieta, Lucrecia Benlliure Galán?

Lo cierto es que, tal y como confirmó a LAS PROVINCIAS la bisnieta del artista, Lucrecia Enseñat Benlliure, el proceso nada tiene que ver con un litigio ni por la herencia ni los bienes de Benlliure, «que se repartieron en 1947, año de su muerte», sino sobre una adopción. Ahí radica la clave, hasta la fecha no hecha pública, para que el pasado lunes unos forenses acudiesen a la tumba del escultor y tomaran pruebas para un análisis de ADN que debe confirmar, como aclaró la propia Lucrecia Enseñat Benlliure, que el artista era el padre biológico de José Luis Mariano Benlliure.

Pero hay que ponerse en antecedentes. Mariano Benlliure se casó con Leopoldina Tuero O'Donell en 1886. Con ella tuvo dos hijos, Leopoldina Benlliure Tuero y Mariano Benlliure Tuero. Pero el matrimonio se separó en 1893 -nunca se divorciaron porque no existía esa opción ni el escultor pudo obtener la nulidad de su matrimonio-, apenas nueve años después de su casamientos. El autor valenciano conoció a la famosa cantante de zarzuela Lucrecia Arana. Era el año 1896 y ambos iniciaron una relación sentimental de la que nació un niño. De nombre José Luis Mariano Benlliure Arana, este vástago extramatrimonial «no pudo ser inscrito como hijo de Mariano Benlliure», aseguró Enseñat Benlliure, quien añadió que en la partida de nacimiento de este pequeño sólo constaba que era hijo de la cantante. Es más, y pese a que, como revela la bisnieta, el escultor siempre reconoció a este hijo como propio, pidió a un primo hermano, de nombre Gerardo Benlliure Morales, y que no tenía descendencia, que adoptara a José Luis para que pudiera mantener el apellido familiar. De esta forma, según Enseñat Benlliure, la fundación del escultor salvaguarda el documento del registro civil en el que se recoge que José Luis Mariano Benlliure es «hijo adoptivo de Gerardo».

Ese es el punto que los descendientes quieren que se esclarezca. En primer lugar, que la prueba de ADN determine que ese niño es hijo biológico de Mariano Benlliure lo que permitirá «cambiar la condición registral para que se reconozca una descendencia directa de segundo grado» en el caso de la hija de José Luis, Lucrecia Benlliure, actual presidenta de la fundación y que cuenta en la actualidad con 87 años, de ahí que se quiera dar por cerrado el proceso. Por otro, impugnar la paternidad de Gerardo Benlliure Morales, quien «adoptó» al vástago como si de un favor le hiciera a su primo.

«Como Fundación, queremos que este tema se resuelva. Hay un lapsus en la vida de Mariano Benlliure y como es nuestro deber velar por la figura del artista queremos que quede constancia documental de que José Luis Mariano Benlliure Arana es hijo de Mariano Benlliure», aseveró la bisnieta, quien es también vicepresidenta de la Fundación Mariano Benlliure. Esta entidad sobrevive gracias a las aportaciones familiares y algunas subvenciones del Ministerio de Cultura. Se encarga de salvaguardar la obra del genial escultor y también posee una importante acción a la hora de determinar falsificaciones de las creaciones de Benlliure.

En este sentido, la toma de esas muestras el pasado lunes ha devuelto a Benlliure a la actualidad. A él y a su historia familiar, digna de una novela que aún tardará en resolver todos sus enigmas. Según fuentes jurídicas, el resultado de los análisis puede conocerse en un mes y medio o dos meses mientras que el proceso judicial podría esclarecerse en un año. Al final, una adopción para tratar de reconocer, aunque de manera indirecta a un niño extramatrimonial es el motivo por el que los descendientes han acudido a la justicia

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