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Los Jardines de Monforte todavía duermen a la espera de la primavera. Pero, como siempre, regalan a la ciudad un rincón de sosiego, un puñado de paz en medio de tanta agitación. En ese lugar LAS PROVINCIAS se cita con Ester Alba, vicerrectora de Cultura de la Universitat de València, y con José Luis Cueto, vicerrector de Cultura de la Universitat Politècnica de València. Van a revelar la radiografía de la vida cultural de la capital del Turia. Ofrecen sus puntos de vista, coincidentes en muchas miradas, aunque cada uno observa y ve de una manera. Ester Alba echa en falta un plan estratégico de museos, mientras José Luis Cueto reclama crear públicos. El potencial creativo de Valencia se cuela en un diálogo que alerta a dos voces de la falta de autonomía del museo de Bellas Artes, y denuncia que «no cuidamos tanto como deberíamos nuestro patrimonio», el de una sociedad para la que defienden los proyectos privados.
La vicerrectora de la UV es una enamorada del espacio que acoge la conversación. Abre el juego ofreciendo detalles del jardín. Pero aquí hemos venido a conocer el diagnóstico que alalimón ofrecen uno y otro. La primera apuesta llega de Ester Alba. En contraposición a una cultura basada en los grandes eventos defiende un modelo marcado por «la emergencia de ideas y propuestas culturales que surgen desde la base, de la necesidad de encontrar respuestas a intereses colectivos». Cueto apunta algo que casi viene a ser lo mismo cuando aboga por un modelo cultural «transversal, integrado en lo que llamo cultura politécnica, entendiendo que integra la ciencia, la tecnología, el humanismo y lo social». Todo para una ciudad que, en palabras de Cueto, tiene «un montón de posibilidades para ser un foco cultural seguramente de más nivel». Está convencido del gran potencial creativo de la ciudad, algo que su compañera en esta lid observa al advertir que «Valencia se ha caracterizado por ser creativa».
Posibilidades: «Valencia tiene potencial para ser un foco cultural de más nivel».
Financiación: «Nuestros museos no disponen del presupuesto que merecen».
Reivindación: «Resulta difícil entender que no demos más valor al San Pío V».
Protección: «No cuidamos tanto como deberíamos nuestro patrimonio».
Es el primer vistazo. Toman posiciones. Pero queda mucho por analizar. A medida que la conversación se relaja surgen las propuestas que guardan en sus carteras. Ester Alba echa en falta «líneas estratégicas para trabajar de manera unificada » en los museos. Cueto advierte del que considera uno de los grandes retos: «Se habla poco de lo importante que es formar públicos y el problema es que las nuevas generaciones nos han desbaratado». Era inevitable que la sombra de la digitalización se colara en este encuentro del siglo XXI. ¿Qué opina Ester Alba? La respuesta es inmediata: «Es uno de los principales retos que tenemos las universidades: cómo formamos a nuestros estudiantes en el gusto cultural, en apreciar la cultura».
Menciona la vicerrectora el «gusto cultural». Lo hace en una ciudad donde al observador le resulta fácil descubrir que se presta mucha atención a la creatividad contemporánea, mientras que el arte clásico parece olvidado. ¿Qué dicen los vicerrectores? La contestación de Cueto conduce hasta las puertas del Museo de Bellas Artes para afirmar que «resulta difícil entender cómo no lo valorizamos más, sin que eso quiera decir que haya que quitar en un sitio para poner en otro». Tampoco encuentra explicación a que no exista «una solución que le dé más autonomía, que lo ponga en valor y que haya una aproximación por parte de la sociedad. Cuenta con un patrimonio brutal pero tiene una complejidad muy seria para administrarlo».
Hasta la misma pinacoteca viajan las palabras de Ester Alba, quien antes de solicitar autonomía aclara que «es positivo que hayamos consolidado una línea de visibilización de arte contemporáneo. Igual que se ha trabajado con interés en esa línea hay que trabajar las que pertenecen a las maneras de entender la cultura que se relacionan con el patrimonio artístico de épocas anteriores». A su juicio el caso del Bellas Artes «es el ejemplo más claro. Necesita autonomía para gestionarlo de manera adecuada».
Descripción: «La ciudad del Turia siempre se ha caracterizado por ser creativa».
Museo: «El Bellas Artes necesita autonomía para gestionarlo de forma adecuada».
Iniciativas: «Los proyectos privados pueden completar el mapa cultural valenciano».
Pandemia: «La industria cultural debe ser entendida como motor económico imprescindible».
No es lo único que echa de menos. La vicerrectora acerca a la conversación una de la carencias más clamorosas de la pinacoteca: «Hay que trabajar no sólo en potenciarlo económicamente, sino proporcionándole recursos humanos especializados y cualificados para las funciones que todo museo tiene».
Diseccionar la gestión cultural obliga a hablar de financiación pública, asunto que despierta interés por conocer qué opinión les merece a los vicerrectores el trato que en los presupuestos ofrece el Ministerio de Cultura a Valencia. Ester Alba observa que «durante mucho tiempo se ha cometido una injusticia en la financiación que reciben nuestras instituciones en comparación con otras comunidades autónomas» y revela otra asignatura pendiente: «El González Martí necesita acabar de consolidar sus espacios con la ansiada ampliación. Es un museo que se olvida porque al ser estatal queda fuera del sistema museal valenciano, pero es importante que trabaje en red con los demás museos. Necesita del ministerio una financiación que le permita desarrollar sus actividades con solvencia». Ester Alba se muestra convencida de que el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, en su visita a Valencia «vio estos problemas».
Cueto tiene claro que «la financiación está dentro de una infrafinanciación general. Y con lo que nos cuesta llegar a acuerdos en esto hay unanimidad en todos los partidos porque es indiscutible. No contamos con la dotación que mereceríamos en los espacios museísticos que tenemos». Y ante esta observación vuelve a hablar de intregración: «Nos falta trabajar de manera integrada. Da la impresión de que el Museo de Bellas Artes es una cosa y el IVAM, otra», palabras a las que Alba añade que «incluso en algunos discursos se hacen la competencia».
No todo es público. También la iniciativa tiene voz en el territorio de la cultura. Ahí están los proyectos de Caixa Forum, el Centro de Arte Hortensia Roig o el Casal España Arena de Valencia, cuya futura presencia en la ciudad defienden los vicerrector aportando la que consideran que debe ser su función. Cueto confía en que «lo hagan bien», lo que supone que «no hay que hacer la misma programación». Alba advierte de que el reto es «la integración de estos espacios en los procesos culturales de Valencia. Pueden ser muy importantes completando el mapa porque la pluralidad es buena, pero que no sólo sea un elemento externo».
Hablan de hechos, opiniones y retos con la mascarilla a la que obliga la pandemia que ha sembrado el campo cultural de dificultades que los vicerrectores lamentan haciendo oír su voz para decir que «hay mucha gente que vive de esto. No es un adorno y no sólo es ocio». A Cueto se suma la vicerrectora para señalar que «la industria cultural debe entenderse como motor económico imprescindible».
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