![Rafael M. Villalobos: «La ópera, que tantos recursos públicos absorbe, debe servir para algo más que un mero entretenimiento burgués»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/04/15/1479748615.jpg)
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Rafael R. Villalobos (Sevilla, 1987) es el director de escena del momento con propuestas profundas e innovadora que suscitan polémica y debate. Estos días está trabajando en Valencia en la nueva producción de 'Un ballo in maschera', de Verdi. Es la primera vez en ... muchos años que el Palau de les Arts estrena una producción; además, en este caso, se trata de una coproducción con una de los más prestigiosos teatros a nivel internacional como es la Staatsoper de Berlín.
-Su propuesta escénica de «Tosca» para Barcelona y Sevilla despertó polémica (con actores desnudos por el escenario) en ambas ciudades. Las protestas del público tuvieron eco en televisión y prensa en general. ¿Tendremos polémica en 'Un ballo in maschera', que se estrena el 21 de abril en Les Arts?
-Eso dependerá de cómo el público acoja la producción. Yo nunca pretendo hacer nada polémico. Sigo pensando que no había nada polémico en 'Tosca', sigo sorprendido por la reacción del público en Sevilla y Barcelona, me sorprendería que hubiese esa reacción con «Un ballo in maschera»; y espero que se respete a los artistas y al resto del público. No hay que olvidar que el que tienes a tu lado ha pagado la entrada. A ti puede no gustarte algo, pero no puedes impedir que el que tienes al lado disfrute por lo que ha pagado.
-Usted ha declarado que no tiene como objetivo el generar polémica con sus propuestas escénicas...
-Eso jamás. Como diría Joan Matabosch a la polémica ni se la busca ni se la teme.
-También dice que entiende la ópera como herramienta social. No termino de entender ese concepto.
-Yo creo que la ópera, que tantos recursos públicos absorbe, debe servir para algo más que un mero entretenimiento burgués. Uno ha de dirigir para el público que viene, para el que quiere venir y no puede, y para el que no quiere venir. Absorbemos muchos recursos públicos como para no pensar en ello. Creo que la ópera, como heredera de la tragedia griega, ha de ser el arte que hoy debería ocupar ese espacio en el que usemos recursos públicos para hablar de temas que generen un debate en la sociedad. 'Ballo in maschera' es una buena ópera para ello. Sin renunciar a contar la historia de la ópera. En 'Tosca' contábamos toda la ópera, pero le añadimos unas capas. A mí no me interesa un teatro político que lance eslóganes. Me interesa un teatro que genere un debate, que cree unas realidades en escena que puedan ser reconocidas y asumidas por el público. No hay nada más triste que una producción de la que la gente salga y, simplemente, coja el coche para ir a casa.
-Verdi tuvo que cambiar el espacio y tiempo de 'Un ballo in maschera» para burlar la censura: de la historia original que narraba el asesinato de Gustavo III de Suecia a Boston y un supuesto gobernador llamado Riccardo. Eso hace que se preste a recontextualizarla. ¿Dónde y cuándo sitúa su 'Ballo'?
-Normalmente, mi equipo y yo no buscamos una situación espacio-temporal concreta. Nuestras propuestas son bastante atemporales. Pero esta es una de las pocas en las que sí escogemos un tiempo concreto. En un principio partí de lo que es una máscara. La máscara está relacionada con ocultar tu identidad y expresar otra, lo cual es algo muy contemporáneo, por ejemplo en cuanto a género o raza. Entonces me interesó llevarla a un momento en que ya se había democratizado la televisión; mantuve la ubicación en Estados Unidos llevándola al cambio de los 80 a los 90 donde empiezan a salir canales de televisión politizados.
-Y ¿qué aporta ese contexto a la obra?
-Ese contexto tiene que ver con muchos temas que trata la ópera: la obsesión por la imagen del político. Renato es una persona obsesionada por la imagen de Riccardo y el mismo Riccardo lo está. Tiene que ver con las protestas sociales en torno a las cuestiones raciales. También es interesante porque es un momento que coincide con la pandemia del sida. Aparece la cultura del «ball» («ballo»), una cultura marginal que desarrolla un baile muy concreto que la propia Madonna utilizó en su famoso video 'Vogue'. Es una ópera en la que aparece la cuestión de género, la cuestión racial y la apropiación cultural.
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Noelia Camacho
-Según he podido saber, Óscar es un personaje trans. Originariamente es una soprano travestida, algo que no es anómalo en la ópera del siglo XIX.
Para mí toda representación es contemporánea. Da igual que sea una propuesta clásica con trajes de época. Toda representación la ve el público de hoy, que ve la ópera de como el público de hoy. Aunque en 1859 era normal un personaje travestido, es imposible que el público que hoy viene a ver 'Ballo in maschera' no piense en las cuestiones de género al ver el personaje de Óscar. En esta producción es un chico trans que está en esa transición. El cambio no es algo que haces del un día para otro. Aprovechando que hay un hijo de Renato y Amelia del que no sabemos nada, hacemos que en esta producción Óscar sea ese hijo. Eso añade una capa de conflicto emocional a la pareja entre Renato y Amelia. La niña de papá se ha dado cuenta de que es un niño. Su padre lo acepta y su madre no.
-No termino de ver cómo conciliar esa última idea con el libreto.
-Tienes que ver la producción primero… Y lo verás…
-El elemento racial deduzco que se centra en el personaje de Ulrica, en el libreto es definida como «de la sangre inmunda de los negros».
-En ese momento «negro» era casi un sinónimo de adivino. Es interesante precisamente para ver cómo las obras de resignifican a lo largo del tiempo. Es una frase que se corta muchas veces. Aquí no la hemos cortado, porque creo que es interesante el hecho de que la diga un juez. Verdi está en un pleito con el San Carlo de Napoles y hace un retrato del juez como un ser oscuro, interesado y racista. Tuve una conversación con el dramaturgo de la Staatsoper de Berlín al respecto porque yo no quiero que se corte esta frase.
-¿Y cómo presenta a su Ulrica?
-En esta ópera me interesaba tratar también el tema de la apropiación cultural. En este caso, una mujer racializada. He desdoblado el personaje. Aquí no es una adivina; es una mujer blanca rica que ha encontrado un nicho de mercado. Recordemos que entre los 80 y 90 proliferaron los canales de televisión y apareció el teletarotismo. Entonces contrata a una mujer negra para que haga del personaje de adivina en televisión: una tarotista negra vestida de «negrita» tiene más éxito que una tarotista blanca. ¿Para qué me sirve a mí? Para plasmar ese supremacismo blanco: imagina lo que supone para una mujer negra el hacer ese retrato paródico de lo que es ser una mujer negra para poder sobrevivir y que venga el político de turno (Riccardo) a hacerse una foto contigo para lavar su imagen.
-¿No es una manera de evitar el «blackface»? Hace dos años Anna Netrebko fue objeto de críticas por pintarse la cara de negro (como mandaba la producción) para la 'Aida' de Verona.
-No lo evita, pero sí solventa el problema. Esta es una producción con Staatsoper de Berlín. Uno debe pensar cuando hace una producción en qué público la va a ver. Los españoles tenemos muy integrado maquillar tu cara de negro que no es lo mismo que el «blackface» (pintarse la cara de negro como parodia). El público alemán no tiene ese bagaje. No creo que sea una forma de evitar el problema, me parece que el tratamiento que hago añade complejidad.
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