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Recuperar, rescatar del olvido al artista Vicente Martínez. Y qué mejor manera para conseguirlo que ofrecer una exposición en la que a través de un centenar de obras el público descubrirá la trayectoria de un creador cuya obra «por diversas razones es poco conocida y reconocida». El espacio escogido es la sede de la Fundación Chirivella Soriano, el Palacio de Valeriola. Lleva por título –nada casual– 'Pulsiones saldadas'.
Es una retrospectiva repasa la trayectoria de Vicente Martínez (Quatretonda, la Vall d'Albaida, 1934) del pintor, dibujante, portadista o cartelista durante la década de los 80 y hasta la actualidad como escultor. El artista, que no había expuesto desde su última muestra celebrada en Castellón en 1998, sale ahora a la luz en lo que Álvaro Terrones, comisario de la propuesta, ha definido como «una experiencia vital, el viaje de un explorador». Terrones ha hecho hincapié en la «magia» que encierra la obra del artista que pese a no haber mostrado su obra, nunca ha dejado de trabajar desde su taller en una masía del campo de Soneja (Castellón).
El carácter mágico de la obra de Martínez que destacó Terrones se pone ante el espectador a través de piezas que a primera vista resultan enigmáticas. Hay que profundizar en la contemplación de cada una para descubrir las claves de la obra. El dinamismo, la captación del movimiento y «la pulsión por inventar» son el alma que alienta cada escultura y cada dibujo. Y tal vez sea la obsesión por el movimiento la que también lleva a que en la exposición haya varias referencias a la cultura cinematográfica. Expuso Terreros que en Martínez se descubre un reflejo de la obra cinematográfica de Kurosawa.
La «pulsión creativa» llega con la madera, el plomo, el hierro forjado como aliados de quien en su constante estudio de los materiales construye mecanos para comunicar aquello que le inquieta. Hay piezas de contenido social como 'Limosna' o esa concatenación de tijeras que se convierten en 'La segadora de sueños'. También hay esculturas que si bien en un momento fueron metáfora de pobreza hoy lo son de la sostenibilidad. La naturaleza es otra preocupación que se descubre en el artista. Vicente Martínez vive en el campo, y esa experiencia puede causar en él «un impacto psíquico», aclaró el comisario. No olvida la condición erótica en las relaciones humanas, reflejada en algunas obras de la exposición.
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Siempre, y en todo, es el movimiento la constante que capta la atención del espectador. Muchas de las obras que muestra la Fundación Chirivella Soriano descubren la investigación del dinamismo. Llama la atención el conjunto de dibujos en los que el artista plasmó en su etapa en Madrid –donde tuvo contacto con el ballet– los movimientos de las bailarinas. Un trazo de gran sutileza registra cada paso de baile ofreciendo una profunda investigación del movimiento.
Y ayudado del papel reproduce el bombeo de un corazón que impacta al espectador, como lo hacen 'Lluvia diagonal' o 'Golpe de mar'. Esta segunda obra, como ha destacado Terrones, «cuando se mueve, el papel se convierte en una gaviota en movimiento», en una creación que «se relaciona con Turner». La muestra, en colaboración con el Consorcio de Museos, se presentó ayer con la asistencia de José Luis Pérez Pont, director del Consorcio y el presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella.
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